El artículo muestra, a través de diversos mapas, la distribución geográfica de la COVID-19 y analiza los factores ambientales que han podido contribuir a su expansión.
Cada periodo histórico ha tenido su verdugo epidémico, y casi siempre han sido los cambios ecológicos entre las comunidades humanas y el entorno los que han provocado cambios en la patogenicidad y en las enfermedades epidémicas.
El estudio de la diversidad genética de las poblaciones humanas actuales nos revela qué acontecimientos demográficos y movimientos migratorios pasados han dejado huella en nuestro genoma.
La ciudad es un logro histórico y social de la civilización y del progreso, pero aquello que puede considerarse como señal de progreso evolutivo y cultural ha supuesto un progresivo divorcio del hombre con la natura.