Entrevista a Miquel De Renzi

«El registro fósil es una base fundamental para entender la evolución de la vida»

Profesor emérito de Paleontología

Miquel de Renzi

Miquel De Renzi (Barcelona, 1941) es profesor emérito de Paleontología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universitat de València, de donde fue catedrático entre 1977 y 2011, tan pronto como llegó de su ciudad natal. Paleontólogo, geólogo y poeta, De Renzi ha conjugado el estudio de los huesos con el mundo de la literatura, donde destacan poemarios como «Tres fan la centena» (1978) o «Descripció d’un riu» (1983), entre otros.

El pasado 6 de octubre, el auditorio Joan Plaça del Jardín Botánico de de la Universitat València acogió el homenaje a Miquel De Renzi por su trayectoria profesional en las XXXVIII Jornadas de la Sociedad Española de Paleontología. Una trayectoria en la cual ha destacado por sus líneas de investigación focalizadas en el estudio de la forma y la morfología a través del conocimiento de los moluscos. En este campo, destacan las influencias de Pere Alberch y Adolf Seilacher. En la actualidad, continua su tarea de investigación en esta línea.

¿Cómo afronta el homenaje a su trayectoria profesional?

Es un honor para mí. Estoy muy agradecido a la organización que haya pensado en mí.

¿Cómo nos ayuda el registro fósil para entender la evolución de la vida?

El registro fósil es una base fundamental para entender la evolución de la vida. Sobre todo, la evolución morfológica, aunque también se puede llegar a aspectos de la evolución del comportamiento, pero sobre todo evolución morfológica. Y, para mí, eso liga no solo con genética, sino, sobre todo, con el desarrollo. Como decía Pere Alberch, el desarrollo es causado por la expresión genética. Pero después, el desarrollo pasa a gobernar, de alguna manera, epigenéticamente esta expresión.

Ha mencionado a Pere Alberch, ¿cómo influyó en su trayectoria?

Me ha influido mucho. Los paleontólogos nos encontramos con unos fósiles que representan, sobre todo, la morfología de alguna parte relevante del organismo. Una concha de moluscos te puede dar mucha información de cómo era el animal viviente. Si tienes esqueletos completos de vertebrados, puedes reconstruir, de alguna manera, cómo funcionaba todo lo que envolvía al esqueleto y, por tanto, llegar a la forma del animal. Bien, pues, precisamente los fósiles, ¿qué nos dan? Forma. Y, por tanto, el paleontólogo debe estar interesado en cómo se genera la forma. Cómo se genera, por ejemplo, una concha de molusco. O cómo se genera un hueso. Todo eso es básico. Y, evidentemente, aquí influye la expresión de genes, pero al mismo tiempo, influye una serie de acontecimientos epigenéticos que van guiando el proceso de expresión de genes. Cuando llegué a Valencia el curso 1977-1978, escribí un artículo y aquí ya apareció Pere Alberch, quien definía las developmental constraints. Es decir, las limitaciones que imponen el desarrollo a la evolución. Aunque hubo un paleontólogo que, previamente, había hablado de estos temas mediante un esquema que se llamaba constructional morfology, que era una mala traducción de una expresión alemana. Este paleontólogo era un amigo mío, Adolf Seilacher, y decidió cambiar el término a biomorfodinámica. Además, yo tuve el honor de introducir su manera de pensar.

¿Cómo valora su paso por la cátedra de Paleontología en la Universitat de València?

Yo vine muy ilusionado a la Facultad de Biología. Mi miedo era si yo iba a estar a la altura de gente de cuarto de carrera con estudios biológicos fuertes. Y resulta que yo les aportaba muchas cosas. Antes, la paleontología era del dominio de las ciencias biológicas. En la Autónoma de Madrid estaba José Luis Sanz y Angela Buscalioni, que generaron ya una escuela de biólogos interesados. Aquí, yo fui quien emprendió a biólogos y biólogas. Y puedo decir que Margarita Belinchón, que fue directora del Museo de Ciencias Naturales, fue alumna mía. Tengo también el honor de decir que hay dos catedráticos biólogos discípulos míos que han ganado la cátedra hace pocos días, Borja Figueirido y Héctor Botella.

Además de su tarea investigadora y docente, usted ha desarrollado también una vertiente artística. ¿Cómo consigue combinar la poesía y la ciencia y, además, la pintura?

Que yo sepa, Goethe hizo lo mismo. Y de eso hace dos cientos y tantos años. Se combinan y se pueden combinar. Y pensad que algunos de los grandes morfólogos alemanes que fueron pintores románticos, por ejemplo. Porque la ciencia de la forma está, sobre todo, ligada al pensamiento romántico alemán.

Actualmente, es usted profesor emérito de la Universitat de València, ¿cuáles serían sus intereses actuales en el campo de la ciencia?

Yo sigo trabajando. Y, precisamente, sigo con problemas de morfología. Ahora estoy a punto de sacar, con un compañero de la Universidad de Huelva, un trabajo que sobre morfología teórica, acerca de galerías verticales que son helicoidales: qué parámetros las determinan, qué restricciones hay…

¿Qué tipo de respuestas a los problemas actuales podemos encontrar en los fósiles?

Como mínimo, la paleontología sirve para responder aquellas preguntas tan fundamentales que se hace la humanidad desde siempre: Quién somos, de dónde venimos y dónde vamos. Por otro lado, también nos puede servir para problemas como el cambio climático actual. Es decir, nosotros tenemos las grandes crisis bióticas, tenemos su registro y el antes y el después. Y eso da muchas lecciones.

© Mètode 2023
Estudiante de Periodismo (Universitat de València).