Entrevista a Mara Dierssen

«El cerebro ideal es aquel capaz de adaptarse a lo que va sucediendo»  

Neurobióloga y divulgadora científica

La neurobióloga, profesora universitaria y divulgadora santanderina, Mara Dierssen, es una de las investigadoras del síndrome de Down más destacadas del ámbito internacional. Comenzó trabajando en el Instituto de Investigación Oncológica de Hospitalet de Llobregat y en la actualidad desarrolla sus investigaciones en el Centro de Regulación Genómica de Barcelona. La divulgación de la ciencia ha sido una inquietud constante en su vida que la ha llevado a participar en numerosas conferencias, publicaciones y a escribir un libro, El cerebro artístico: La creatividad desde la neurociencia (Materia, 2016). Recientemente ha participado en el II Congreso Nacional de Jóvenes Investigadores de Biomedicina celebrado en el Hospital la Fe de Valencia.

¿En qué consiste su trabajo en el Centro de Regulación Genómica de Barcelona? 

Dirijo un grupo de neurobiología celular y de sistemas. Nos interesa comprender las bases celulares y moleculares de la memoria del aprendizaje con una visión de neurociencia de sistemas. Es decir, tratamos de huir un poco de la posición más reduccionista en la que miras a nivel molecular en una región muy concreta, en una célula determinada, para intentar entender cómo funciona la red neuronal que está detrás de estas células. Y evidentemente, hacemos esto con una visión traslacional pero sin dejarnos engañar por las velocidades que pretenden que llevemos con esto de la traslación.

¿Qué sabemos hasta ahora del cerebro humano y cuáles son los misterios que quedan por resolver?

Los misterios son casi todos. Sabemos cada vez más, sabemos mucho pero no comprendemos tanto. Tenemos muchos datos pero no entendemos todavía lo fundamental, que es cómo a partir de ese entramado molecular y celular surge una actividad mental. Y creo que estamos un poco lejos todavía de entenderlo. Estamos empezando a comprender algunos subsistemas dentro del sistema nervioso central y la idea es acercarnos a cómo se produce la computación en esos web machines.

¿Por qué se decantó por la neurociencia? 

Porque de todas las preguntas biológicas, que era el ámbito que me interesaba, me parece que el cerebro es la más complicada y justo por eso la más interesante. Desde pequeña me sorprendía cómo era posible que se me ocurriera una idea y ya se le hubiera ocurrido a ventisiete personas antes que a mí. Y que además la hubieran contado mucho mejor que yo. Eso me hizo pensar. Si el cerebro al final es una máquina de pensar, ¿cómo es posible que sea tan determinista? ¿Cómo es posible que acabemos sintiendo todos lo mismo y pensando todos parecido?

Mara Dierssen es conocida en el ámbito internacional por sus investigaciones sobre el síndrome de Down. /Concha Molina

¿Por qué se especializó en síndrome de Down?

Me especialicé en síndrome de Down porque me parecen muy interesantes las perturbaciones del sistema creadas por la propia naturaleza. Y entendiendo estas perturbaciones, entenderemos mejor la función y podremos ayudar a que esas personas tengan una vida mejor. Empecé en alteraciones cognitivas como forma de comprender y como vía de tratarlas.

¿Qué es exactamente la plasticidad del cerebro?  

Es una propiedad del cerebro mediante la cual es capaz de reconfigurarse en función de la experiencia. Esa reconfiguración tiene lugar tanto desde el punto de vista molecular como celular. El cerebro es capaz de modular su función y estructura en respuesta al entorno y como consecuencia de un proceso adaptativo que llamamos aprendizaje. El aprendizaje no es más que poder modificar tu comportamiento para ir adaptándote al entorno y guardar ese conocimiento.

¿Cómo puede favorecerse esa plasticidad?
Hay plasticidad buena y plasticidad mala. Hay una plasticidad deletérea que se produce, por ejemplo, frente a drogas de abuso que hacen que aprendas muy deprisa que eso te produce satisfacción y generas esa dependencia. Desde mi punto de vista, es importante favorecer la plasticidad buena, y por ahora sabemos que hay dos maneras. Una vía no farmacológica es cultivar el cerebro. Ya lo decía Santiago Ramón y Cajal, que todos somos escultores de nuestro cerebro. Esa forma de esculpir nuestro cerebro se basa en aprender, leer y cultivarnos en esa cultura. Por otra parte, en este momento conocemos algunos escondrijos moleculares de esta propiedad y podemos favorecerla con intervenciones farmacológicas.

«Como decía Santiago Ramon y Cajal, todos somos escultores de nuestro cerebro»

¿Qué aplicación tiene para el tratamiento del síndrome de Down? 

En el síndrome de Down hay un déficit genético en esta plasticidad. Estos cerebros reaccionan de manera menos eficaz a los procesos de aprendizaje y memoria. Una de las cosas que descubrimos en mi laboratorio es que el trazado de la memoria no se guarda correctamente en forma de cambios estructurales en el cerebro. Si encuentras alguna manera de hacer un hackeado en esos escondites moleculares y romper ese bloqueo, que es lo que parece que hemos conseguido parcialmente, lo que consigues es que se produzca un claro beneficio en esos procesos.

¿Existen la neuronormalidad y el cerebro ideal?

Yo no diría que la neuronomalidad sea lo mismo que el cerebro ideal, y menos en estos tiempos porque neuronomalidad es lo que está en la norma, y lo que está en la norma hoy en día no sé yo… Estamos en un mundo que, por desgracia, no está interesado en la cultura, el aprendizaje o el conocimiento, sino que está más interesado en el placer y el beneficio inmediatos y egoístas. No sé si me gusta mucho lo que se llama normalidad. El cerebro ideal es difícil de definir, es aquel que es capaz de adaptarse a lo que va sucediendo. A nivel de célula única se ha descubierto que hay una serie de elementos que hacen que tenga un diseño óptimo. Y esa forma óptima es la que va desviándose en la configuración de las neuronas de personas con cerebros con discapacidades intelectuales o déficits de aprendizaje.

«Las nuevas tecnologías están cambiando la manera en la que nos relacionamos»

¿Cómo afectan las nuevas tecnologías a nuestro cerebro? 

Depende de cuáles. Desde el punto de vista de lo que es la red, las nuevas tecnologías están modificando la manera en la que nos relacionamos. Teniendo en cuenta que el ser humano es fundamentalmente social y una especie cuyo avance evolutivo viene derivado de los cambios a nivel de entramado social, esto lógicamente tiene una consecuencia. Sin embargo, cosas como los videojuegos tienen sus pros y contras, en función de cómo se utilicen, al igual que todos los avances. Es lo mismo que la estimulación transcraneal, o la estimulación eléctrica cerebral… Estas cosas depende mucho de cómo se utilizan.

Mara Dierssen fue una de las ponentes invitadas en el II Congreso Nacional de Jóvenes Investigadores en Biomedicina. / Concha Molina

¿Y la música?

La música es seguramente uno de los estímulos más potentes para nuestro cerebro porque tiene dos propiedades muy importantes: es una información compleja y activa los sistemas emocionales. Estar sometido a estímulos cognitivos complejos favorece la plasticidad. Lo que se ha visto es que los cerebros de los músicos son un poco diferentes a los de los demás. De hecho, son más eficaces en ciertas tareas como el lenguaje o las matemáticas. Y esto es el efecto Mozart, que fue descubierto por una investigadora que se dio cuenta de que cuando exponía ratas a música de Mozart, comparadas con otras que no, se veía que realizaban mejor actividades de memoria y aprendizaje. Ahora se ha desvirtuado un poco porque la gente se dedica a poner música a los niños cuando aun están en la barriga con la idea de que después sean músicos.

¿Qué importancia cree que tiene la divulgación científica? 

Desde el momento en el que lees la encuesta de percepción social de la ciencia en España de la Fundación Española de la Ciencia y la Tecnología te das cuenta de que una proporción muy alta de los españoles recibe su educación científica a través de medios de comunicación de carácter generalista. Y que la mayoría considera su educación científica de nivel bajo o muy bajo. Si esos medios no comunican bien esta información, se pierde toda. Y eso no puede ser porque el conocimiento no pertenece a los científicos sino a la sociedad.

© Mètode 2017
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Estudiante de periodismo de la Universitat de València.