En las últimas semanas diferentes individuos de carabela portuguesa (Physalia physalis) han aparecido en diversos puntos del litoral valenciano, hecho que causaba el cierre temporal de playas como las de Gandía, Denia o, más recientemente, Puzol. Las carabelas portuguesas son una especie de medusas muy conocida por el elevado poder urticante de sus picaduras y es por ello que el Instituto de Ecología Litoral junto con la Generalitat Valenciana recomienda que, por precaución, se debe prohibir el baño si en menos de 24 horas aparecen más de dos individuos de esta especie de medusas en el mismo punto.
Preguntado por la preocupación que ha despertado el caso particular de Physalia physalis, César Bordehore, experto en ecología marina de la Universidad de Alicante, explica que aunque la carabela portuguesa no es una especie característica del Mediterráneo, su llegada a las costas valencianas se ha producido con la ayuda de corrientes provenientes del atlántico, vientos y tormentas. Según explica el experto, las medusas se desplazan a la deriva guiadas por corrientes marinas y, aunque tienden a vivir mar adentro, su aparición en la línea litoral no es sorprendente.
Bordehore ha sido uno de los investigadores que ha participado en el desarrollo de una nueva aplicación móvil llamada MedusApp, que facilita a los usuarios mantenerse informados en tiempo real sobre la presencia de medusas, entre ellas la carabela portuguesa. Se trata de una nueva iniciativa dentro de lo que se conoce como ciencia ciudadana que permite a los usuarios informar sobre el avistamiento de una medusa, subiendo una foto e indicando la especie si se reconoce, para lo que la app incluye también una guía de identificación de medusas. Se puede descargar gratuitamente y ha sido desarrollada de manera conjunta por dos antiguos estudiantes de la Universidad Politécnica de Valencia y un grupo de investigadores de la Universidad de Alicante. La aplicación incluye además una guía de primeros auxilios en caso de picadura y permite no solo informar sobre el avistamiento de medusas sino también sobre otros incidentes en las playas, como la presencia de manchas de aceite o masas de plástico en caso de detectarse.
¿Cómo es Physalis physalis?
Una de las características que se ha subrayado de esta especie desde los medios de comunicación ha sido el hecho de que Physalia physalis, pese a sus apariencias, no es realmente una medusa sino una colonia. Una observación que no es realmente correcta, según el experto de la Universidad de Alicante, «Medusa no es un témino válido en zoología en el sentido de que se refiera a un grupo monofilético sino que es una manera informal de describir un grupo relativamente heterogéneo de organismos que tienen en común ser gelatinosos, tener capacidad urticante y vivir en la zona pelágica de los océanos.» De hecho, las dos clases de medusas que más comúnmente encontramos en el Mediterrábei son Scyphozoa y Cubozoa, ambas pertencientes al phylum Cnidaria. «Y de estas clases tampoco Cubozoa sería una “medusa verdadera”», aclara el experto.
Lo que sí que es cierto es que cada individuo de carabela portuguesa es un ser de vida colonial formado por cuatro tipus de zooides que necesitan de la colonia para sobrevivir: el nematóforo que cumple la función de flotador y va por encima del agua; los dactilozoides, dónde se encuentran los nematocistes y con los que se defienden y cazan; los gastrozoides, que cumplen funciones digestivas, y los gonozoides, con función reproductora.
Physalia physalis y Physalia utriculus son las dos únicas especies de la familia Physaliidae, que pertenecen al orden Siphonophora. Estas dos especies son iguales en aspecto y capacidad urticante y solo se diferencian por el menor tamaño de P. utriculus y por la diferente biogeografía de cada una. Physalia physalis, en particular, está presente en los océanos Atlántico, Índico y Pacífico. Pero la atención que ha recibido la aparición en las costas valencianas de individuos de carabela portuguesa no viene del hecho de que no sean típicos del Mediterráneo sino de que su picadura es muy agresiva: mientras tienen sus tentáculos enganchados en la piel, la cantidad de toxina que se inyecta se multiplica rápidamente. De hecho, fue con las toxinas de P. physalis que se empezó a investigar el fenómeno de choque anafiláctico que hizo que Charles Richet obtuviera el Premio Nobel de Medicina el año 1913.
¿Qué hacer en caso de contacto?
La picadura de la carabela portuguesa resulta muy dolorosa y especialmente peligrosa para niños o adultos débiles. Además, se ha comprobado que una segunda picadura de carabela portuguesa, incluso muchos años después de haber recibido una primera y aunque en la primera se inyectara muy poca cantidad de toxinas, puede generar la reacción de shock anafiláctico que puede tener consecuencias muy dañinas si no se atiende con celeridad.
Por este motivo, Cesar Bordehore nos daba unos consejos en caso de que nos picara una carabela: «Lo primero que se debe hacer es limpiar la herida siempre con agua de mar y nunca con agua dulce, ni alcohol ni ninguna otra sustancia. A continuación, se deben retirar rápidamente los tentáculos con algún utensilio de plástico como una tarjeta de crédito o unas pinzas, sin utilizar las propias manos. Pero de ser posible, sería recomendable acercarse directamente a la posta sanitaria más cercana o a hospital dependiendo del grado de agresividad de la picadura.»