Entrevista a Charles Forceville

«Las metáforas probablemente son un hecho universal»

Experto en comunicación visual y discurso multimodal

Charles Forceville

El lenguaje, en un sentido estricto, es consustancial a la especie humana. La posibilidad de una comunicación que hiciera más efectiva la estrategia no verbal tuvo que ser muy eficiente: lo que algunos especialistas en el origen del lenguaje, como Tecumseh Fitch, llaman glosogenia. En este sentido, el hecho de introducir representaciones visuales, como símbolos o comparaciones (A es similar a B), también tuvo que facilitar el desarrollo del pensamiento metafórico. El uso de las metáforas también debió ser altamente adaptativo: como indica Charles Forceville, la habilidad humana de crear metáforas significó una importante ventaja evolutiva para los primeros humanos que las utilizaron. El pensamiento metafórico permite trasladar mucha información, de una forma original y rápida, así como establecer conexiones con otras ideas, e incluso tratar temas difíciles o espinosos de una forma clara y sintética. En su ensayo seminal, Metáforas de la vida cotidiana, George Lakoff y Mark -Johnson (1980) demostraron el papel fundamental que juegan las metáforas en los procesos cognitivos humanos. De alguna manera, el pensamiento metafórico ha sido capital para la comprensión de la realidad.

Charles Forceville (Heemstede, Países Bajos, 1959) es profesor agregado en el Departamento de Estudios de Comunicación de la Universidad de Amsterdam, y uno de los filólogos que, siguiendo la huella de Lakoff y Johnson, mejor ha captado esta visión biologicista del lenguaje. Ha publicado numerosos trabajos sobre la metáfora visual y el discurso multimodal y es miembro del consejo asesor de revistas como Metaphor and Symbol y Journal of Pragmatics. Con motivo de su visita a Valencia, hemos tenido ocasión de hablar con él sobre estas cuestiones, intentando establecer nuevos lazos entre la biología y el lenguaje.

«Todos los proyectos difíciles se pueden entender como viajes, porque los viajes son experiencias físicas»

Desde su punto de vista, ¿cuál es el origen del lenguaje metafórico? ¿Cuándo empezamos a usarlo?

En esto sigo a Lakoff y a Johnson. Ellos dicen que necesitamos metáforas porque son la única forma de conceptualizar temas abstractos y complejos. También nos dicen que nos guiamos por una especie de «supermetáfora», según la cual LA MENTE ES EL CUERPO, y por eso formulan la teoría de la metáfora encarnada. Cualquier cosa que pertenece a la percepción sensorial nos resulta natural, y utilizamos esta información sensorial para conceptualizar aspectos más complejos y abstractos, como el tiempo, las ideas y las emociones. Es por eso que tenemos metáforas como LA VIDA ES UN VIAJE o EL TIEMPO ES ESPACIO… Todos los proyectos difíciles se pueden entender como viajes, porque los viajes son experiencias físicas.

Según usted, ¿qué importancia biológica tiene el lenguaje en la evolución del ser humano? 

Me gustan las ideas de [Michael] Tomasello sobre eso. Él supone que las primeras formas de comunicación eran físicas. Nos dice que toda aquella investigación que se hizo con simios en los años sesenta y setenta, tratando de hacerles hablar, iba desencaminada, porque es mucho más probable que el inicio de todo el proceso fueran los gestos y las expresiones faciales. Y que, a partir de aquí, de alguna manera, nuestra especie consiguiese crear lenguaje. En vez de señalar con el dedo, fuimos capaces de decir «a tres días a pie hay un pozo» o «al otro lado del bosque encontraremos los animales que queremos cazar». Todo eso me parece muy plausible. Creo que eso nos ayudó muchísimo como especie, y por eso estamos aquí nosotros hablando en vez de un grupo de chimpancés.

Charles Forceville

Foto: Paula Navarro

¿Cree que los chimpancés pueden producir metáforas?

No, no lo creo.

Varios investigadores han señalado que, quizá, en algunas situaciones son capaces de producir pensamiento metafórico.

¿Pensamiento metafórico? Vaya, ¡me gustaría leer esta investigación! Tomasello dice que los chimpancés no tienen la noción de atención conjunta. En este aspecto, los humanos vamos por delante. Yo señalo algo y ambos prestamos atención. Como Tomasello, y también Herbert Clark, creo que la atención conjunta es crucial para la comunicación, y yo diría que el pensamiento metafórico es más complicado todavía.

Hasta hace poco, había una exposición sobre el origen del lenguaje en el CosmoCaixa de Barcelona. El comisario de la exposición, un investigador austriaco llamado Wolfram Hinzen, dice que sin los símbolos no puede haber lenguaje. ¿Está usted de acuerdo con esta idea?

Lo estoy. El lenguaje es algo que se tiene que aprender. Continúa siendo la forma más sutil y sofisticada de comunicarse, y lo digo como alguien que suele centrarse más bien en el aspecto visual. Muchas veces digo «intentemos buscar un silogismo visual», y es un reto bonito, pero muy difícil de alcanzar. El lenguaje está codificado, así que tenemos que aprender el código. Sin los códigos de la gramática y el vocabulario, no tenemos nociones de los símbolos ni de la manera de unirlos correctamente. Por tanto, no tenemos lenguaje. Es interesante señalar que algunos elementos o partes de elementos visuales también están codificados: por ejemplo, los logos, los pictogramas o las señales de tráfico. Como el lenguaje, se tienen que aprender. A veces los podemos adivinar, pero creo que esta codificación es esencial para una comunicación sofisticada y por eso el lenguaje es el mejor sistema para llevarla a cabo.

«Pensar una metáfora nueva y comunicativamente efectiva requiere creatividad»

Siguiendo esta idea… ¿Qué fue primero, el símbolo o la metáfora?

Depende de cómo entendamos la palabra símbolo. Los historiadores de arte utilizan el término símbolo de una forma muy diferente a la del semiótico Charles Sanders Peirce. Utilizar símbolo en el sentido de Peirce conlleva que tenemos que ponernos de acuerdo en qué quiere decir un signo: la relación entre el objeto “micrófono” del mundo real y la palabra micrófono es arbitraria, se tiene que aprender. Eso es claramente un desarrollo evolutivo posterior. Pero los símbolos en el sentido de la historia del arte especifican un vínculo más directo, no arbitrario, entre el signo y el significado. Yo diría que las metáforas son mucho más sofisticadas, una adaptación posterior a los símbolos en este último sentido. Casualmente, la revista más conocida de este campo se llama Metaphor and Symbol, y prácticamente ignora el simbolismo. En sus primeros veinticinco años de existencia, la palabra metáfora ha aparecido 275 veces en los títulos de los artículos, y la palabra símbolo solo ocho veces. Los investigadores que participan en esta revista deberían interesarse más por el simbolismo.

Sí, sobre todo por el papel que han representado los símbolos en la historia de la especie humana. ¿Qué piensa que llegó primero, el símbolo monomodal (solo imagen) o el símbolo multimodal (imagen y palabra)?

Si vamos a las cuevas de Lascaux, veremos imágenes de ciervos, cazadores, flechas… Ciertamente, el modo visual llegó antes del modo verbal. Es curioso que hayamos olvidado todo eso.

¿El mensaje multimodal es más efectivo que uno monomodal, o depende? 

Muy raramente nos encontramos con comunicación monomodal que únicamente sea visual: el modo visual casi siempre va acompañado de otro. A menudo del lenguaje, pero en las películas también encontramos música y sonido. Incluso el cine mudo presenta a menudo intertítulos. Me gusta trabajar con cine de animación porque me intriga cómo una historia sofisticada puede contarse sin lenguaje, aunque con el apoyo de la música y el sonido. También me interesan mucho los cómics sin palabras, porque creo que los artistas de cómic tienen que trabajar bastante más para transmitir una historia interesante o para montar un argumento sin utilizar el lenguaje. El lenguaje es increíblemente útil en la vida diaria. Por tanto, transmitir cualquier idea es mucho más difícil mediante la comunicación monomodal –visual o de cualquier otro tipo, salvo el lenguaje– que con la comunicación multimodal.

Eso también pasa con las viñetas.

Sí. Cuando estoy buscando muestras adecuadas para mis artículos, tengo que buscar a fondo para encontrar alguna sin lenguaje. Creo que para un buen dibujante de viñetas es un reto tratar de no recurrir al lenguaje en la medida de lo posible.

Como ya sabe, Mètode es una revista de divulgación científica. ¿Cree que las imágenes nos pueden ayudar a comunicar mejor la ciencia?

Es una pregunta interesante. En principio, yo respondería afirmativamente. Dicho eso, mi colega Assimakis Tseronis analiza imágenes científicas. Supongo que gente no experta podría decirle: «Pero se trata de una imagen en un medio científico, así que tiene que ser objetivamente correcta o verdadera, ¿no?» Pero incluso con las imágenes científicas se han tomado decisiones: cómo imprimirlas, en qué color, en qué medida… Las imágenes científicas destacan algunas cosas y esconden otras, y eso puede utilizarse con buena intención, pero también con finalidades manipuladoras.

«Todos los modelos necesitan adaptarse y evolucionar, si no morirán»

¿Por qué el contenido metafórico es más efectivo en términos de comunicación?

Aristóteles dice que utilizar metáforas es una marca de genialidad y por supuesto se refiere a las metáforas creativas. Las metáforas estructurales (como la vida es un viaje) son muy reveladoras en lo que respecta a cómo pensamos, y no podemos evitar utilizarlas continuamente. Por el contrario, pensar una metáfora nueva y comunicativamente efectiva requiere creatividad. Si queremos explicar un concepto difícil y complejo a personas no expertas, tenemos que compararlo sistemáticamente con algo que le resulte familiar a la audiencia. Y por ello, tanto en educación como en divulgación científica, una metáfora puede ser una herramienta muy buena. Lo que la teoría no garantiza, sin embargo, es un buen candidato con el que comparar metafóricamente este concepto más complejo que consiga explicarlo de forma clara. En 1980, Mary Glick y Keith Holyoak trataron la cuestión de cómo los radiólogos podían evitar destruir tejido sano mediante una comparación metafórica del proceso con unos soldados que necesitan conquistar un territorio sin pisar las minas que hay escondidas. Una metáfora brillante que ayuda a encontrar soluciones a un problema complejo.

Estamos continuamente expuestos a estímulos visuales que interpretamos de manera constante. ¿Cómo ayudan las imágenes, en particular las imágenes metafóricas, a una mejor comunicación? ¿Hasta qué punto nuestra historia evolutiva participa en la descodificación de los estímulos visuales? Por ejemplo, en la asociación entre el rojo y el peligro. 

Pero esta asociación depende mucho del contexto y la cultura, ¿no? Acabo de llegar de China y allí el color rojo es un buen color y los dragones son animales buenos, así que un dragón rojo es muy bueno. En cambio, en Occidente, ¡nuestro héroe es el que mata al malvado dragón! Tenemos que ir con mucho cuidado con el simbolismo de los colores. Las connotaciones son mucho más culturales de lo que nos creemos.

De todas formas, si hablamos de la luz y la oscuridad…

Sí, de hecho un estudiante mío y yo escribimos un artículo sobre la cuestión «lo bueno es claro, lo malo es oscuro», que por supuesto viene de nuestra experiencia encarnada. Si nos perdemos en la oscuridad, nos entra el pánico: un montón de cosas malas nos pueden pasar. Pero volviendo a la pregunta sobre metáforas visuales, de nuevo tenemos que distinguir entre metáforas creativas y estructurales. Las creativas son las que suelen utilizar los dibujantes de viñetas y los publicistas. Ambos grupos quieren persuadir a su audiencia de algo: este es un buen producto, lo tendrías que comprar, o este político es malo, no le tendrías que votar… Eso es comunicación persuasiva y lo que hace es dar apoyo a un determinado punto de vista que en sí mismo está lleno de opiniones e ideologías. La metáfora del viaje, que no es creativa sino estructural, se puede utilizar para explicar curioso porque todas las actividades difíciles pueden ser fácilmente metaforizadas en términos de un viaje. Es muy poderosa. Y su parte estructural puede ser enriquecida por aspectos creativos en cada situación particular, así que siempre permanece fresca y productiva.

Charles Forceville

Foto: Paula Navarro

¿Todas las culturas tienen sus propias metáforas? ¿Cree que las metáforas son algo que está en la naturaleza humana, o tenemos que aprender a utilizarlas?

Creo que las metáforas probablemente son un hecho universal. Tras la publicación de Metaphors we live by, muchos estudiosos empezaron a investigar si las metáforas allí propuestas también estaban presentes en sus lenguajes y culturas, y cómo. Por ejemplo, Ning Yu fue el primer investigador en coger el modelo de Lakoff y Johnson y examinar cómo funcionaba con el chino. En líneas generales, sus conclusiones fueron que existen las mismas metáforas, pero con un fuerte componente cultural. Por ejemplo, cuando estaba en China alguien me dijo: «Tienes la tripa llena de tinta» y lo que quería decir era algo así como «eres un tipo culto». Así que, en chino, el pensamiento se encuentra en el estómago y no en la cabeza. Existe un componente básico, encarnado, que probablemente todas las personas del mundo utilizan para construir metáforas simplemente porque tenemos el mismo cuerpo y nos comportamos de la misma forma con él: andamos hacia delante, no hacia atrás, no podemos volar, etcétera. Esta es la naturaleza que compartimos y es la base sobre la que se asienta el componente adquirido. Pero lo que veo es que muchos de mis colegas en los departamentos de humanidades inmediatamente pasan a los elementos adquiridos e ignoran el componente natural. Cuando menciono esto, me dicen: «¡Claro! ¡La naturaleza no es interesante! Lo que queremos ver es la influencia de la ideología». Y yo respondo: «Bien, pero ¿no es fascinante el hecho de que, en realidad, lo adquirido solo sea la punta del iceberg? ¿Y que compartamos tantas cosas porque tenemos los mismos cuerpos y las mismas necesidades? ¿Y que, en esta medida, tendamos a recurrir a las mismas metáforas?».

Aún hay una gran distancia entre la biología y la lingüística.

Bien, la lingüística es una disciplina relativamente científica dentro de las humanidades. Hoy en día, los lingüistas trabajan con corpus, tienen preguntas de investigación claras, toda su metodología es transparente… Pero en las disciplinas que se centran en objetos culturales, los investigadores suelen trabajar con un solo dato individual y después muestran lo maravilloso que es su análisis de esta pieza. Los investigadores de los estudios culturales tienen una idea diferente sobre lo que se considera una cuestión de investigación interesante que los de humanidades orientados al cognitivismo.

Y si se tiene un punto de vista científico, materialista, quizá te acusen de ser determinista. 

¡Exacto! ¡Y se ha acabado la discusión! Soy consciente de que para los investigadores de los estudios culturales es una cuestión difícil. Yo me formé en un departamento de literatura inglesa y allí nos entrenaban para encontrar lo único en un texto literario o en un escritor. Leemos a Shakespeare porque es mejor que los demás. Y en el momento en que hacemos ciencia –entendiendo ciencia como la búsqueda de patrones– es necesario hacer exactamente lo contrario: nos tenemos que olvidar de las singularidades cuando lo que queremos es detectar patrones. Y creo que muchos estudiosos de las humanidades se resisten de una forma profunda y emocional a esto. Por supuesto, creo sinceramente que también hay que apreciar y practicar la vertiente de las humanidades que analiza el arte y da importancia a lo único. Pero tendríamos que hacer ambas cosas: tenemos que ser críticos, en el sentido de que tenemos que ir a exposiciones, evaluar el arte, escribir críticas, etcétera. Pero también tendríamos que querer utilizar nuestra experiencia en interpretación para tratar de ayudar a responder preguntas que son centrales en los departamentos de ciencias puras y sociales –lo que implica buscar patrones–. Y para ello, hay que hacer un tipo diferente de investigación. Así que estoy un poco preocupado por mis colegas, porque si no empiezan a plantearse ayudar a responder, aunque sea a un nivel modesto, las grandes preguntas a las que la humanidad se enfrenta, mediante la colaboración con los científicos, me temo que cada vez quedarán más marginados.

Eso que comenta lo podemos ver en la escuela francesa. En Metaphor and Symbol, por ejemplo, es muy difícil encontrar investigadores franceses que trabajen con metáforas. ¿Por qué? Quizá muchos de ellos se encuentran bajo la influencia de ideas postmodernas… 

Estoy de acuerdo. Pocas veces me encuentro con estudiosos franceses en las conferencias sobre metáforas.

«Me gusta trabajar con cine de animación porque me intriga cómo una historia sofisticada se puede explicar sin lenguaje»

¿Nos podría hablar de su tema de investigación actual?

Un colega y yo estamos investigando sobre las metáforas de la depresión en películas de animación mudas. Con otro, trabajo en metáforas en las viñetas que representan a un político de la derecha holandesa, Geert Wilders, para un libro sobre discursos populistas que se editará aquí en España. Con dos investigadores serbios, estoy trabajando en un experimento que pone a prueba la capacidad de los lectores para reconocer emociones en caras dibujadas. Pero mi gran proyecto ahora mismo es sobre la teoría de la relevancia de Dan Sperber y Deidre Wilson. Creo que es potencialmente la mejor teoría de la comunicación que se ha desarrollado nunca.

¿Y cuál es su contribución en este área?

La teoría de la relevancia está basada en la comunicación hablada entre dos personas. En un diálogo, solo necesito resultarle relevante a usted, y usted solo tiene que tratar de ser relevante para mí. Eso ya es bastante complejo en sí mismo. El principio de la relevancia se basa en la evolución. Sperber y Wilson empiezan diciendo que cualquier especie sobrevive prestando mucha atención a los aspectos relevantes del entorno. ¿He escuchado algo entre estos árboles? ¿Se trata de un tigre que me quiere atacar? Eso es lo que ellos llaman el «primer principio de la relevancia» o «principio cognitivo». La naturaleza, sin embargo, es indiferente a nosotros, a diferencia de nuestros congéneres. El «segundo principio de la relevancia» o «principio comunicativo» presupone que, a priori, las personas quieren ayudarse entre ellas. Yo ahora trato de serle óptimamente relevante a usted. Quizá no lo estoy consiguiendo, pero lo intento. La búsqueda de la relevancia está grabada, pienso que de manera evolutiva, en nuestro cerebro. En este nuevo libro estoy tratando de expandir esta teoría mostrando que también puede funcionar para trabajos visuales y discursos multimodales. Como es muy raro que alguien haga una fotografía solo para otra persona, tengo que hablar también de comunicación de masas. En este proyecto ambicioso trato de ser tan justo, honesto y fiel a la teoría como pueda. Pero llega un momento en el que les tengo que decir a Sperber y a Wilson: «Disculpen, pero estoy hablando de un medio diferente y me tengo que tomar algunas libertades o retocar la teoría un poco para que funcione en trabajos visuales».

¿Teme obtener una reacción negativa?

Todos los modelos necesitan adaptarse y evolucionar, ¡si no, morirán! En este sentido, los modelos son como las personas. Desgraciadamente, existe esa tendencia según la cual, una vez has invertido mucho tiempo y energía en tu teoría preferida, no estás muy abierto a aceptar que quizá es necesario que sea adaptada. No obstante, si crees en la teoría y no solo en tu reputación como su padre o madre, tendrás que aceptar que otros entren en el debate y te digan: «Esto funciona, pero eso otro no». Digerir las críticas con elegancia es una de las cosas más difíciles de la vida. Pero Sperber y Wilson son grandes intelectuales, y yo confío en que vean que básicamente soy un fan tratando de difundir la palabra.

© Mètode 2018 - 96. Narrar la salud - Hivern 2017/18