Comemos lo que somos, de José Miguel Mulet

¿Comemos lo que somos o somos lo que comemos?

Cubierta del libro Comemos lo que somos

Comemos lo que somo
José Miguel Mulet
Destino, 2023. 620 páginas.

En 1850 el filósofo y antropólogo L. Feuerbach acuñó la famosa frase «somos lo que comemos», si bien en su contexto original la frase hacía referencia a la relación entre clase social y calidad de la alimentación. Su acepción actual tiene más que ver con la relación entre alimentación y salud. Pero quizá hay otra forma de disponer estas cuatro palabras. J. M. Mulet, catedrático de Biotecnología de la Universitat Politècnica de València, titula su último libro Comemos lo que somos. Cambia el orden de las palabras y, con ello, su significado: comemos lo que la historia nos ha deparado.

Así, con el autor vamos pasando por las diferentes culturas, desde las más antiguas hasta la actualidad. Comenzando por Homo sapiens en su etapa de cazador recolector y su pretendida relación con la famosa paleodieta actual, hasta la aparición de las populares cadenas fast food y los ultraprocesados. Pero J. M. Mulet no solo nos cuenta qué alimentos se consumían, si se cocinaban o cómo se preparaban y servían, si eran propios de las clases sociales altas o si eran la dieta básica de campesinos y pastores. Tampoco el libro es una retahíla cronológica centrada en la llegada de un alimento a un enclave concreto o, al contrario, su salida hacia otro lugar. Es mucho más. Es un libro que cuenta la historia de la humanidad desde una perspectiva muy original: lo que hemos comido y lo que comemos, lo que hemos sido y somos en función de los alimentos que hemos tenido y tenemos a nuestra disposición.

Hoy tenemos a nuestro alcance una gran variedad de alimentos, durante todo el año y con garantías de seguridad alimentaria. Es la culminación de un proceso histórico. Hace dos mil años, sin los grandes flujos comerciales y culturales actuales, la dieta de una región del norte de Europa no podía ser la misma que la de otra en África, ni en la cocina mediterránea teníamos el tomate. Por eso el valor que llegaron a alcanzar algunos alimentos podía mover la economía de todo un imperio. Buscar y controlar las rutas comerciales para tener la exclusividad de un producto o mercado se traducía en poder y riqueza.

Junto a esta globalización de la alimentación, también podemos encontrar variedades de un producto definido por la localidad concreta en la que se produce. Leyendo, nos caerán muchos mitos: ¿existen los alimentos milenarios?; ¿qué significa realmente que este plato o esta dieta es «de toda la vida»? En muchas ocasiones, nuestra alimentación es una mezcla de lo que se comía en otras épocas. La forma de consumir los alimentos se ha ido adaptando a los gustos, creencias religiosas, disponibilidad de ingredientes y, también, muy importante, de la invención de utensilios para cocinar.

En resumen, un libro que nos habla de la relación entre la alimentación y los intercambios económicos, las relaciones culturales y los flujos migratorios. Que no se queda en el ámbito local, y trata la gastronomía de todo el planeta. Y que adereza el contenido con infinidad de anécdotas sorprendentes sobre los orígenes, nombres, usos y avatares históricos de los alimentos y de las comidas «tradicionales». Tal y como nos dice el autor, cada cultura tiene su personalidad, y eso incluye a la alimentación: cada plato refleja sabores, colores y aromas que son producto de nuestra propia historia.

© Mètode 2023 - 118. Parientes primates - Volumen 3 (2023)
Doctora en Ciencias Biológicas y profesora de Biología y Geología del IES El Clot (Valencia).