El cambio climático es uno de los grandes retos ambientales a los que se enfrenta nuestra sociedad en la actualidad, y la comunidad científica es unánime sobre cómo su impacto se deja notar ya en cada rincón del planeta. Y así y todo, ¿por qué no hacemos nada para ponerle remedio? ¿Por qué no iniciamos ya una transición hacia un modo de vida más sostenible? ¿Por qué el cambio climático no es prioritario para la mayoría de políticos? ¿O por qué, especialmente en los EE UU, el negacionismo climático tiene tanta fuerza? Partiendo de estas cuestiones, George Marshall plantea el libro como una reflexión sobre los diferentes mecanismos mentales, culturales y sociales por los que tendemos a ignorar un problema, a pesar de conocerlo y conocer sus consecuencias.
Desde diferentes perspectivas, el autor va dibujando el escenario en el que nos situamos. Un escenario marcado por un problema complejo, con múltiples lecturas, y que hace necesario que elaboremos una narrativa para acercarnos a él. Y aquí es donde, según el autor, entran en juego los sesgos, que nos hacen escoger la forma de interpretar el cambio climático que mejor cuadre con nuestro esquema mental en función de nuestros conocimientos y posturas previas. La opinión de nuestros familiares y amigos también tendría mucho que ver en cómo afrontamos el cambio climático, así como los discursos de los medios de comunicación e incluso el comportamiento general de la sociedad.
Pero, entre todas las cuestiones que va repasando el libro sobre cómo evitamos pensar en el cambio climático, hay una que parece ser clave. Tal y como dice el autor, «de todas las posibles combinaciones de pérdida y beneficio, el cambio climático contiene la más desafiante: requiere pérdidas concretas a corto plazo con el objetivo de mitigar pérdidas inciertas a largo plazo». Así pues, el libro lanza una idea sugerente: no aceptamos el cambio climático para evitar la ansiedad que nos provoca y los cambios profundos que requiere. En resumen, tal y como diríamos en lenguaje coloquial, preferimos mirar hacia otro lado.
George Marshall consigue un libro interesante y ameno, gracias a sus 42 capítulos breves centrados en las diferentes formas en que ignoramos el cambio climático, todos aderezados con historias o anécdotas en primera persona del propio autor. Estos ejemplos están centrados principalmente en los EEUU o el Reino Unido, un aspecto que en ocasiones puede provocar cierta sensación de distancia en el lector no anglosajón, pero nos deja no pocas historias curiosas, como la entrevista del autor con miembros del Tea Party, o incluso datos terribles, como el hecho de que los científicos climáticos sean objetivo de los grupos neonazis estadounidenses. Además, el libro no se queda sólo en el análisis de la situación, sino que hace una propuesta –recogida en el último capítulo a modo de conclusión– sobre cómo revertir este proceso y evitar que sigamos ignorando el cambio climático.
Un libro que constituye una reflexión interesante sobre nuestra manera de actuar ante un problema complejo como este y que nos obliga precisamente a no apartar la mirada del cambio climático, para intentar poner las claves sobre las cuales es necesario actuar con rapidez con el objetivo de conseguir una respuesta contundente de la sociedad ante el cambio climático. Porque, tal y como nos recuerda el autor, «el cambio climático está ocurriendo ahora y aquí».