Zombis

De la naturaleza a la cultura o viceversa

El algoritmo ha renunciado a recomendarme series de zombis. Ha entendido que es un tema que no me motiva lo bastante como para comprometerme 500 horas. Miré dos o tres capítulos de Santa Clarita Diet y la encontré entretenida pero no lo bastante como para continuarla. En eso voy contra la corriente de la cultura popular, donde los zombis han logrado una presencia comparable a los vampiros, otros seres muertos y vivos a la vez.

Los zombis también se han convertido en un género de literatura científica. El muerto viviente es una metáfora útil para referirse a conceptos científicos, artículos de investigación o teorías que están presentes en el debate a pesar de que fueron descartados o retractados tiempo atrás. En esta categoría está el artículo de Benveniste en Nature sobre la memoria del agua, que sale regularmente en los materiales promocionales de los homeópatas, y el artículo de Wakefield en The Lancet sobre la relación entre la vacuna triple vírica y el autismo, que los antivacunas incluyen en sus teorías de conspiración.

Metáforas a parte, ¿existe una literatura científica primaria que se ocupe de los zombis? Hay trabajos de antropología cultural y sociología que estudian el origen y la transmisión de los mitos del muerto viviente desde las civilizaciones antiguas hasta la actualidad, pero la pregunta es: ¿existen organismos que estén vivos y muertos a la vez y que puedan pasar por zombis? Quizás no están vivos y muertos a la vez, pero algunos organismos modifican su comportamiento para facilitar la reproducción de sus huéspedes de formas espectacularmente autodestructivas. Las hormigas del género Camponotus infectadas por el hongo Ophiocordyceps unilateralis buscan un lugar con la temperatura y humedad adecuada para la reproducción del hongo y se inmovilizan durante días mordiendo una hoja para nutrirse hasta que las esporas les salen por la cabeza. El parásito unicelular Toxoplasma gondii hace que el olor de orina de gato resulte atractivo para las ratas y las empuja a acercarse a los gatos y hacer de comida a domicilio.

En la literatura hay descripciones de comportamiento zombi en personas intoxicadas con una mezcla que, aparentemente, incluye la neurotoxina tetrodotoxina, pero la credibilidad de los casos descritos no es segura.

La evolución de comportamientos autodestructivos en animales es tan contraria a nuestra intuición que la hemos denominado zombi y la hemos asociado al mito del muerto viviente que enlaza con las experiencias de cuasimuerto o de parálisis postintoxicación. Todo ello nos ayuda a imaginar situaciones de peligro máximo para nuestra especie. Bromeamos con el comportamiento autodestructivo de las hormigas y las ratas pero todavía está por ver quién escribirá el final de la historia.

© Mètode 2021 - 111. Transhumanismo - Volumen 4 (2021)
Biólogo y escritor (Barcelona).