«Aún no es tarde», de Andreu Escrivà

¿Aún no lo hemos entendido?

En un vídeo que se ha hecho viral, Neil deGrasse Tyson, astrónomo y divulgador de la ciencia, alerta del riesgo que representa para la democracia ignorar la ciencia. Negar los conocimientos estable­cidos, la verdad científica que emerge del consenso –no solo para una parte del público sino, en especial, para los responsables políticos– es la receta perfecta para el colapso democrático. Y nos pone algunos ejemplos: el creacionismo, los movimientos antivacunación, el rechazo a los transgénicos y la negación del cambio climático. Son, si queréis, síntomas de una conformidad social con lo que ahora se llama «posverdad» y que, para entendernos, es lo que siempre hemos llamado «mentira», «falsedad» o «manipulación chapucera». La llegada de Donald Trump a la presidencia de EE UU es un episodio más en la escalada mundial de la estupidez.

Al menos en EEUU, existe una conexión estratégica entre creacionismo y negacionismo del cambio climático. El Centro Nacional para la Educación Científica (NCSE, en sus siglas en inglés), un organismo radicado en California que vela por la integridad de la enseñanza de la ciencia, se desarrolló para proteger a estudiantes, profesores y familias contra los embates del creacionismo norteamericano. Actualmente, el NCSE ha extendido su actividad y combate también el negacionismo climático. Ahora ya va todo en el mismo paquete: las iniciativas legislativas en algunos estados norteamericanos tratan de modificar los programas de ciencia introduciendo explicaciones alternativas –es decir, explicaciones no científicas– a la evolución biológica y al cambio climático antropogénico. En nombre de la libertad de cátedra, se quiere colar la manipulación ideológica y la falsedad.

Sostiene DeGrasse que no podemos aspirar a mantener una discusión sensata sobre políticas públicas si partimos de la ignorancia en lugar de recurrir a las explicaciones científicas. Por lo que respecta al cambio climático, primero se tiene que entender que la actividad humana calienta el planeta, y solo después podemos abrir una discusión política sobre lo que hay que hacer. Sin embargo, ¿lo hemos entendido todos, eso de que nuestra especie ha iniciado un gran cambio ambiental, un cambio muy singular dada su la magnitud y rapidez?

«El libro del ambientólogo Andreu Escrivà nos presenta de una forma sencilla y cruda las claves del cambio climático y unas líneas maestras de cómo podemos, aún, frenarlo»

El libro del ambientólogo Andreu Escrivà nos presenta de una forma sencilla y cruda las claves del cambio climático y unas líneas maestras para saber cómo podemos, todavía, frenarlo. El autor explicita con claridad los propósitos del libro: primero, explicar qué es el cambio climático antropogénico, cómo sabemos que se está produciendo, cómo se puede predecir y qué lo diferencia de otros cambios climáticos que han ocurrido durante la historia del planeta. «El cambio climático es real, lo causamos nosotros, conocemos sus mecanismos y, lo que es todavía más importante, el ritmo al que se está produciendo no tiene parangón en la historia del planeta.» El ritmo. He aquí uno de los aspectos más importantes. Cambios climáticos los ha habido antes en la Tierra, algunos muy drásticos. Pero ahora, desde 1999 tenemos una visualización de las anomalías térmicas de los últimos mil años con forma de bastón de hockey, una imagen brutal, incontestable, del tempo desbocado del cambio climático actual, absolutamente nada que ver con los anteriores cambios climáticos terrestres.

El libro analiza los impactos previstos y avisa de que no basta con señalar el problema: son muchos los obstáculos que hay que identificar si no queremos caer en la frustración o, peor aún, en el catastrofismo. El autor, más bien, contagia optimismo señalando una posible salida basada en la ciencia y el diálogo: leer, pensar, informarse, hablar, con aliados tan valiosos como la educación y la divulgación de la ciencia. La tarea no es fácil porque quizá nuestros cerebros no están preparados para un reto tan fabuloso y sin precedentes. Esta «inteligencia» que nos hace humanos, ¿nos servirá en esta ocasión singular y única? ¿Cómo podemos persuadir a la gente para hacer sacrificios a corto plazo para asegurar unas ganancias hipotéticas que no nos afectarán tanto a nosotros como a las personas que aún no han nacido? De momento, tú lo tienes muy fácil: ¿por qué no empiezas leyendo este libro? Y después, difunde el mensaje hablando y discutiendo con los otros. Como dice Escrivà, «toda piedra hace pared».

Hay que tener muy claro que esto no va (solo) de unas islas alejadas del Pacífico en riesgo de ser engullidas por el océano. Esto va de los riesgos que corremos todos nosotros, de cambios radicales en nuestra realidad cotidiana. No es algo (solo) de países marginales y periféricos: es un asunto planetario, global. En este sentido, el autor vive obsesionado por dar respuestas a la pregunta que tú o yo le podríamos hacer: «¿Cómo me afectará a mí?». Escrivà lleva ya recorrido más de medio país presentando este libro y ya se ha erigido como el apóstol del activismo contra el cambio climático más eficaz y contundente que tenemos. Es el gran aliado de una tarea colectiva titánica que tiene que remover las neuronas primero, y después todos los gobiernos. Porque solo plenamente conscientes de la realidad y gravedad del problema podemos mantener discusiones sensatas sobre política con mayúsculas. Porque el cambio climático no tiene que ser nunca más un asunto únicamente de política ambiental, responsabilidad de una consejería o ministerio, tiene que ser una cuestión de estado coordinada con el resto de los estados del mundo y así hasta el planeta entero. El desafío científico y político es descomunal y no tiene precedentes en la historia. ¿Sabremos gestionarlo para que no sea el obstáculo definitivo, el último desafío de la especie humana? Porque ahora la gran incógnita es si no será demasiado tarde para darse cuenta y ponerse a trabajar.

© Mètode 2017 - 94. Sapiens - Verano 2017

Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universitat de València (España), miembro numerario del Institut d’Estudis Catalans y socio fundador de Darwin Bioprospecting Excellence, SL (Parque Científico de la Universitat de València). Explica metabolismo a los estudiantes de biotecnología y, como miembro del grupo de Biotecnología y Biología Sintética, sus intereses investigadores incluyen la bioprospección, la modelización metabólica y la historia de las ideas sobre el origen natural y la síntesis artificial de vida.