Jordi Sabater Pi: El dibujo como forma de conocimiento

Ilustraciones de primates de Jordi Sabater Pi

La portada y las obras interiores del monográfico «Parientes primates» son de Jordi Sabater Pi (1922–2009), destacado primatólogo y etólogo, quien con sus dibujos plasmaba el conocimiento adquirido a través de la observación de los animales estudiados. En este artículo, Toni Pou nos descubre más sobre la figura de este científico e ilustrador.

Autoretrat de Jordi Sabater Pi /Fons Jordi Sabater Pi. CRAI Biblioteca de Belles Arts. Universitat de Barcelona

Jordi Sabater Pi. Autorretrato, 1991. Lápiz y acuarela sobre papel, 14 × 21 cm. /Fons Jordi Sabater Pi. CRAI Biblioteca de Belles Arts. Universitat de Barcelona

Un naturalista naturalista que no sabe dibujar es como un físico que no sabe matemáticas. Así se podría resumir lo que pensaba Jordi Sabater Pi sobre el dibujo. Ahora bien, si no fuera necesario resumirlo en una frase, es evidente que, para empezar, el primatólogo catalán y pionero mundial en el estudio científico de gorilas y chimpancés no consideraba el dibujo un simple entretenimiento ornamental, sino una parte nuclear del proceso de observación y de investigación del mundo. Para él era una actividad casi tan natural como respirar. Le había acompañado siempre. En la escuela llenaba de monigotes los márgenes de los libros de texto. Desde Roses, el pueblo de sus abuelos maternos, se escapaba hasta los Aiguamolls de l’Empordà para dibujar pájaros. Cuando visitaba al escritor y dibujante Apel.les Mestres para llevarle libros de la imprenta que ten.a su familia, quedaba hechizado por los dibujos que llenaban las paredes de la casa. Capturar la esencia de la realidad en un papel le apasionaba tanto que dijo a su familia que quería ser dibujante. Su padre, sin embargo, se lo prohibió. Se pensó que era una de esas manías infantiles transitorias.

Pero no lo era. Unos años después, mientras hacía el servicio militar, Sabater trabajó coloreando láminas con acuarelas para el pintor Joan Vila. Y cuando, terminada la Guerra Civil, se marchó a África, se abandonó al dibujo. Liberado de la prohibición paterna, dibujaba siempre que podía. Personas, paisajes, animales, flores. Al igual que le ocurrió con los estudios que emprendió sobre temas muy diversos (ranas gigantes, pájaros indicadores de la miel, chimpancés que fabrican herramientas…), no había nada que no le interesara. No es de extrañar, pues, que mientras en 1956 hacía las observaciones que dieron lugar al primer artículo científico sobre gorilas, los dibujara. Más adelante, en las libretas de campo de 1972, dibujó con lápiz y bolígrafo un retrato memorable de Digit, el gorila protagonista de la escalofriante historia que contó Dian Fossey en el libro Gorilas en la niebla. Esta pulsión ilustradora, que en su caso surgía de forma tan natural, le entroncaba con la tradición de los naturalistas británicos como Charles Darwin o de los alemanes como Alexander von Humboldt, que combinaban la observación y la exploración con el dibujo.

Ilustración de Jordi Sabater Pi

Jordi Sabater Pi. Mandíbulas de chimpancé. Tinta sobre cartulina, 16 X 10 cm. / Fons Jordi Sabater Pi. CRAI Biblioteca de Belles Arts. Universitat de Barcelona

La mayoría de los estudios científicos actuales se construyen con datos numéricos, modelos matemáticos y, a lo sumo, imágenes obtenidas con microscopios, telescopios o con ordenadores a partir de datos reales. El dibujo primigenio que practicaba Sabater suele considerarse como un elemento decorativo que sí requiere cierta destreza manual, pero no un proceso intelectual en sí mismo. Uno de los argumentos más utilizados para desestimarlo como forma de conocimiento es que se trata de una actividad fuertemente sujeta al autor y que, por tanto, proporciona un resultado carente de la objetividad que se exige a cualquier indagación científica. Sin embargo, en realidad tanto el científico como el artista están incapacitados para captar la realidad de manera completa. Ni siquiera pueden hacerlo con la ayuda de la tecnología más avanzada. Cuando ofrecen una representación del mundo, basada en datos o en dibujos, tanto uno como otro están obligados a dejar de lado lo que no les interesa y a enfatizar lo que les parece relevante.

Ximpanzés per Jordi Sabater Pi /Fons Jordi Sabater Pi. CRAI Biblioteca de Belles Arts. Universitat de Barcelona

Jordi Sabater Pi. Chimpancés, 1990. Lápiz y lápices de colores sobre papel, 23 × 13 cm. /Fons Jordi Sabater Pi. CRAI Biblioteca de Belles Arts. Universitat de Barcelona

El dibujante científico, por tanto, no se limita a transcribir la realidad, sino a destacar sus rasgos más significativos para recoger la información con la que se construirá el conocimiento. En este sentido, el dibujo, según Sabater, puede ser más útil que la fotografía. A pesar de la técnica del desenfoque, las cámaras fotográficas captan todo el objeto de estudio de forma similar, sin distinguir entre el fragmento de realidad que atrae al científico y los que no. El dibujo, en cambio, permite una captura más libre de los detalles a partir de la sensibilidad del autor, que puede concentrarse en la esencia y las virtudes más sugerentes de lo observado. El acto de dibujar, pues, se constituye a partir de la observación, que, como decía Jorge Wagensberg, no es más que detectar lo diferente en todo lo parecido, y culmina en un proceso de comprensión que, también según Wagensberg, es la capacidad de encontrar todo lo parecido en lo diferente.

Papión dibujado por Jordi Sabater Pi

Jordi Sabater Pi. Papión, 1959. Lápiz y acuarela sobre papel, 15 × 15 cm. / Fons Jordi Sabater Pi. CRAI Biblioteca de Belles Arts. Universitat de Barcelona

Sabater siempre defendió que, para estudiar a los gorilas, por ejemplo, dibujar no solo era recomendable sino necesario. Si se pretendía observar a estos animales para averiguar sus pautas de comportamiento, la imagen era imprescindible. A pesar de las aportaciones de tecnologías como la fotografía o el vídeo, consideraba que el trazo preciso de un dibujo era la mejor forma de cristalizar el proceso de observación. El dibujo permitía materializar el movimiento, las posturas, la posición del individuo respecto al grupo y el entorno vegetal y, tal y como se puede apreciar de forma impresionante en sus dibujos, la expresividad individual de cada animal de una forma más ilustrativa que cualquier tecnología. El zoólogo y dibujante Jonathan Kingdom, ilustrador de las guías de animales africanos más populares del planeta e ídolo de Sabater –que tenía dibujos suyos colgados en su piso de la Sagrera–, confesó en una ocasión que el primatólogo catalán era el mejor dibujante de animales del mundo.

Un bonobo y dos chimpancés dibujados por Jordi Sabater Pi

Jordi Sabater Pi. Bonobo y chimpancés, 1979. Lápiz, lápiz de colores, tinta china y acuarela sobre papel, 18 X 25 cm. / Fons Jordi Sabater Pi. CRAI Biblioteca de Belles Arts. Universitat de Barcelona

Sin embargo, parece que a menudo el dibujo naturalista se percibe como poco más que una técnica auxiliar, un mero complemento a las observaciones, una curiosidad agradable de ver, pero sin mucha relevancia científica. Pero Sabater lo entendía como un medio privilegiado de expresión que nunca se limitaba a una simple traducción visual del objeto observado. Para él, dibujar no era una forma de ilustrar sus descubrimientos científicos, sino un método de trabajo, un verdadero lenguaje para obtener información del mundo y conocerlo mejor, un mecanismo expresivo que congregaba los detalles esenciales de la observación con las emociones del autor para reflejar en un rectángulo de celulosa las dos características que quizás son más definitorias del proceso de investigación científica: el rigor y la imaginación.

Referencias

Duran Fontanals, J., & Ruiz Ortega, M. (Dirs.). (1993). L’art d’un naturalista: Sabater Pi. Publicacions de la Universitat de Barcelona.

Pou, T. (2023). Jordi Sabater Pi, l’últim naturalista. Ajuntament de Barcelona / Publicacions de la Universitat de Barcelona.

Tort, J., & Tobaruela, P. (2003). Okorobikó: Una biografia de Jordi Sabater Pi. La Magrana.

© Mètode 2023 - 118. Parientes primates - Volumen 3 (2023)
Escritor y periodista científico (Barcelona).