Un exilio de transición

Científicos republicanos en Gran Bretaña

A Transitional Exile. Republican Scientists in Great Britain.
From 1933 onward, the United Kingdom set up numerous institutions to shelter refugee scientists fleeing from the German purge, which with the onset of the Spanish Civil War in 1936 also offered asylum to Spanish scientists, giving rise to the Society for the Protection of Science and Learning. The article discusses how this was done and portrays the scientists who benefited from the British initiative which, despite being of less import than the Mexican undertaking, definitely offered solidarity and shelter to Spanish scientists.

Las políticas culturales y científicas desarrolladas entre 1876 y 1936 por las autoridades españolas mediante reformas educativas e intercambios científicos representaron un enorme esfuerzo de retorno a Europa. José Castillejo, secretario y alma mater de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), veía España como un país asfixiado por el catolicismo todopoderoso, las colonias distantes y la marginación de la cultura europea. Castillejo es el símbolo del reformismo europeísta. Entre 1903 y 1905 estudió en Alemania y viajó por Europa. Su primer viaje a Inglaterra (1904) le sirvió para contactar con el embajador español y entrevistarse con autoridades académicas y del mundo de la cultura; estableció una amplia red de contactos con universidades, el Board of Education y el Ministerio de Educación. A principios del siglo XX, las relaciones científicas hispanobritánicas eran endebles, aunque Inglaterra había sido destino de un grupo activo de liberales justo un siglo antes.

«José Castillejo veía España como un país asfixiado. Castillejo es el símbolo del reformismo europeísta»

El archivo de la JAE (AJAE) contiene el testimonio de las relaciones científicas hispanobritánicas. El documento más antiguo que hemos encontrado es una carta de Felipe Arévalo desde el Reino Unido dirigida a Castillejo en el curso de una estancia de investigación en 1909. Salvador de Madariaga (1913) fue otro de los interlocutores en este proceso inicial de toma de contactos. La AJAE conserva la correspondencia de Castillejo con el British Museum (1914) y con una larga lista de personas e instituciones británicas.

La nómina de los pensionados en instituciones británicas antes de la guerra de España es importante. F. Grande Covián fue uno de estos becarios que ampliaron estudios en instituciones inglesas. Gozó de varias pensiones en Copenhague, Lund, Londres y Estocolmo para realizar investigaciones en el dominio de la fisiología (1932-1936) y en febrero de 1932 remitió una solicitud a la JAE para obtener una estancia en el Laboratorio de Fisiología de Cambridge, dirigido por J. Barcroft. También el neuropatólogo G. Rodríguez Lafora recibió en 1907 una pensión para viajar a Londres, para conocer el modelo de asistencia a los llamados «niños anormales». Lafora llevó a cabo una ardua labor de apoyo social y sanitario a estos pacientes en Madrid y desarrolló una importante carrera profesional de las manos de Nicolás Achúcarro, que lo llevó a dirigir el Manicomio Provincial de Washington. El propio Castillejo ocupó responsabilidades docentes y de representación en Leeds y en Londres.

Por su parte, el cardiólogo Rafael Méndez Martínez fue pensionado de la JAE en 1927 para trabajar con el farmacólogo Alfred Joseph Clark en la Universidad de Edimburgo. Desde allá se desplazó al Pharmakoligishes Institut de Berlín, donde trabajó con Paul Trendelenburg. Méndez se refugió definitivamente en México tras la guerra, donde creó una prestigiosa escuela clínica y de investigación en cardiología.

El neurohistólogo Pío del Río Hortega es otro de los pensionados que siguió una parte de su formación como investigador en Londres, además de pasar por París y Berlín, donde inició las investigaciones sobre histología patológica del cáncer. Río Hortega se exilió durante los años posteriores a la guerra española en Inglaterra, aunque más tarde se instaló definitivamente en Argentina, país con el que había establecido lazos académicos desde que en 1925 fue nombrado profesor de la Institución Cultural Española de Buenos Aires.

«Severo Ochoa de Albornoz fue pensionado en el departamento de Fisiología del University College de Londres, donde disfrutó de diversas estancias de investigación entre 1931 y 1936 con el apoyo de su maestro Juan Negrín»

También Severo Ochoa de Albornoz fue pensionado en el departamento de Fisiología del University College de Londres, donde realizó diversas estancias de investigación entre 1931 y 1936, con el apoyo de su maestro Juan Negrín. El físico Miguel A. Catalán fue pensionado en 1920 para realizar investigaciones en el Imperial College de Londres, en el equipo liderado por A. Fowler. En Londres, Catalán hizo la principal aportación científica: el descubrimiento de los multiplets, trabajo publicado por la Royal Society. Su prestigio y proyección internacional se mantuvo en los años que trabajó en la cátedra madrileña en colaboración con grupos extranjeros y en el Instituto Nacional de Física y Química.

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El traumatólogo Josep Trueta había ejercido cargos sanitarios de importancia durante los años de la República. En Gran Bretaña, Trueta fue el director de la clínica ortopédica de la Universidad de Oxford hasta su jubilación.

El exilio científico republicano en Gran Bretaña: Temporalidad y permanencia

Las depuraciones académicas llevadas a cabo en Alemania desde el ascenso de Adolf Hitler al poder provocaron en Gran Bretaña iniciativas de ayuda a los represaliados. En 1933 se creó un Academic Freedom Fund y un Academic Assistance Council destinado a ayudar a los refugiados. La primera junta directiva la integraban personalidades ilustres. Como presidente fue designado Lord Rutherford, director del Cavendish Laboratory (Cambridge) y catedrático de física experimental. A. V. Hill, premio Nobel y catedrático de fisiología en el University College, y Frederick Kenyon, director del British Museum, eran los vicepresidentes; mientras que los cargos de secretarios los ocupaban William Beveridge, director de la London School of Economics,  W. C. Gibson, secretario de la Chemical Society, y Walter Adams, del University College, que ejercía el cargo de secretario general.

El Academic Assistance Council favoreció el contacto entre los refugiados y las instituciones británicas con becas de corta duración que beneficiaron al mismo tiempo a refugiados españoles como Fernando Calvet o Josep Trueta, pero también al llegar a Gran Bretaña las pudieron disfrutar Otto Frisch, Hans Krebs o Kart Popper. La entidad se financiaba con aportaciones oficiales y con donaciones particulares que los académicos descontaban de su salario. Beveridge propuso un comité de apoyo que recibió el nombre de Trust for the Preservation of Science and Learning, el cual en 1936 se convirtió en Society for the Protection of Science and Learning (SPSL).

«Las depuraciones académicas llevadas a cabo en Alemania desde el ascenso de Adolf Hitler al poder provocaron en Gran Bretaña iniciativas de ayuda a los represaliados»

En concreto, el golpe militar franquista forzó el exilio de más de medio millón de españoles. La proporción de científicos, profesionales y profesores universitarios fue elevada, además del gran número de represaliados sometidos al exilio interior. La SPSL fue receptiva a los académicos españoles exiliados. Desde 1936 Castillejo, exiliado en Inglaterra, ocupó la dirección de la Unión Internacional de Estudiantes (Ginebra, Suiza) y se convirtió en el principal colaborador de la SPSL. No sólo intervino a favor de personalidades relevantes de la vida académica y política española como Alberto Jiménez Fraud, director de la Residencia de Estudiantes, o Ramón Prieto, ministro y catedrático de Oviedo, sino que preparó un inventario de refugiados con vínculos anteriores con Gran Bretaña y atendió a las consultas de las asociaciones británicas. Fue también la correa de transmisión de los médicos españoles que habían pasado a Francia y deseaban trasladarse a Gran Bretaña.

«El golpe militar franquista forzó el exilio de más de medio millón de españoles. La proporción de científicos, profesionales y profesores universitarios fue elevada, además del gran número de represaliados sometidos al exilio interior»

Al comenzar la Guerra la SPSL desarrolló una labor principalmente humanitaria de protección de intelectuales amenazados por la represión y la violencia. Aunque la embajada británica sirvió para facilitar la salida de María de Maeztu, Paulino Suárez o Ramón Menéndez Pidal, no siempre las gestiones tuvieron éxito, como en la mediación por salvar la vida de Leopoldo Alas, rector de la Universidad de Oviedo, condenado a muerte y finalmente ejecutado por los fascistas. Las listas de refugiados eran analizadas minuciosamente y solía seleccionarse a las personas con prestigio y vínculos con la comunidad científica británica.

Uno de los escogidos fue Pere Bosch Gimpera, antiguo rector de la Universitat de Barcelona, que se refugió en Inglaterra entre mayo de 1939 y junio de 1940. Avalado por profesores del Magdalen College de Oxford, obtuvo en 1939 una beca de la SPSL y apoyo del propio College para ejercer la docencia en Oxford antes de instalarse definitivamente en México. Bosch Gimpera pasó también por Colombia y Panamá y fue jefe de la sección de filosofía y humanidades de la UNESCO en París (1948-1952).

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Miguel A. Catalán, uno de los físicos españoles más importantes de la primera mitad del siglo XX fue uno de los pensionados de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), gracias a la cual pudo desarrollar investigaciones en el Imperial College de Londres durante los años veinte. / FRMP

También sufrió el exilio Fernando Calvet, que fue a Oxford durante los años de la guerra. El conflicto le sorprendió en Estocolmo mientras disfrutaba de una pensión de la Fundación Rockefeller. Calvet era químico orgánico. Había realizado las primeras investigaciones en Oxford, como becario del Ramsay Memorial (1925-1927) y se había doctorado en 1928. En 1937 fue avalado por investigadores británicos y se trasladó a la Universidad de Edimburgo, donde permaneció un año para instalarse finalmente en Portugal, contratado por una empresa farmacéutica.

En cuanto a Pío del Río Hortega, histólogo discípulo de Ramón y Cajal, responsable de las investigaciones sobre cáncer impulsadas por el gobierno español y la JAE, fue acogido en la Universidad de Oxford. Descubridor de la microglía, reconocido como doctor honoris causa por Oxford, se trasladó a Buenos Aires, donde vivió hasta su muerte. Su discípulo Enrique Vázquez López, activo militante de la FUE, también se refugió en Inglaterra. Fue el primer estudiante que pronunció un discurso en los actos de apertura de curso en el paraninfo de la Universidad Central. Al acabar la guerra se exilió a Londres con la ayuda de Río Hortega, aunque murió prematuramente de manera dramática.

Lista de los científicos que aparecen en los archivos de la Society for the Protection of Science and Learning del total de 72 académicos españoles con los que la institución mantuvo contacto.
Nombre Área científica Universidad de origen Destino
Bassadone Burguillos, E. Medicina Madrid G. Bretaña
Bejarano, Julio Dermatología Madrid México
Bellido, Jesús Mª Fisiología Barcelona Francia
Bonet Marcos, F. Entomología Madrid México
Bosch Gimpera, P. Antropología Barcelona G. Bretaña
México
Cabrera Sánchez, B. Fisiología Madrid México
Calvet, Fernando Química orgánica Santiago G. Bretaña
Carrasco Formiguera, R. Fisiología Barcelona México
Comas Camp, M. Biología Madrid Francia
Delgado, Vicente Química inorgánica Madrid Francia
Duperier Vallesa, Arturo Física Madrid G. Bretaña
Fanjul Álvarez-Santullano, L. Bacteriología Madrid México
García Banús, A. Química orgánica Barcelona Francia
Colombia
García García, G. Radiología Madrid México
García Valdecasas, J. Fisiología Granada México
Gómez Ibáñez, O. Química Madrid Francia
Inciarte, Juan Jesús Ingeniería minas Madrid México
Martínez Risco, M. Acústica, óptica Madrid Francia
Mira López, Emilio Psiquiatría Barcelona G. Bretaña
Argentina
Moles Ormella, E. Química física Madrid Francia
Nieto Gómez, D. Neuroanatomía Madrid México
Obrador Alcalde, S. Neuroanatomía Madrid México
Ochoa de Albornoz, S. Fisiología Madrid G. Bretaña
Ortega Pérez, L. Psiquiatría Madrid EEUU
Pérez Vitoria, L. Química inorgánica Murcia Francia
Pi i Sunyer, A. Fisiología Barcelona Venezuela
Pittagula, Gustavo Parasitología Madrid Cuba
Royo Gómez, J. Geología Madrid Colombia
Salas, Eduardo de Química orgánica Barcelona G. Bretaña
Seijo, Ernesto Química orgánica Santiago G. Bretaña
Suárez, Paulino Bacteriología Madrid Cuba
Téllez Plasencia, H. Radiología Santander Francia
Trias Pujol, J. Cirugía Barcelona Francia
Trueta Raspall, J. Cirugía Barcelona G. Bretaña
Usano Martín, M. Fisiología Valencia Colombia
Vázquez López, E. Anatomía patológica Madrid G. Bretaña
Velasco, Mariano Física Zaragoza G. Bretaña

Severo Ochoa trabajó en la Universidad de Oxford antes de instalarse en Estados Unidos. Sus vínculos con la investigación británica fueron permanentes desde los primeros contactos como pensionado. La Universidad de Oxford lo nombró doctor honoris causa al recibir el premio Nobel de Medicina (1956). Ochoa había sido discípulo de Negrín en el Laboratorio de la Residencia de Estudiantes. Tras una breve estancia en Glasgow fue becado por la JAE en Berlín-Dahlem para trabajar con el científico y premio Nobel Otto Meyerhoff. Con él se trasladó al Physiologisches Institut der Universität en Heidelberg, donde realizó sus primeras publicaciones en alemán de experiencias sobre el metabolismo de la creatinina y el fosfágeno en animales a los que se había extirpado las glándulas suprarrenales. Después regresó a Inglaterra invitado por el laboratorio de bioquímica de la Universidad de Oxford, dirigido por R. A. Peters. Con él estudió el papel de la vitamina B1 en el metabolismo de los hidratos de carbono, especialmente en el cerebro. Pasó en Oxford tres años.

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Blas Cabrera, en el laboratorio de Investigaciones Físicas de la JAE en 1930, antes de su exilio. Pese a instalarse en México tras la Guerra Civil, el fisiólogo mantuvo contacto con la Society for the Protection of Science and Learning de Inglaterra. / Archivo Espasa-Calpe

Por otro lado, Arturo Duperier Vallesa, físico, se refugió en Birmingham y en Londres, hasta que tomó la desdichada decisión de regresar a Madrid. Discípulo de Blas Cabrera, durante su estancia en Inglaterra realizó investigaciones sobre magnetismo y radiaciones cósmicas en la Universidad de Birmingham y en el Imperial College de Londres. En 1939 fue a la Universidad de Manchester y a principios de los años 1950 decidió regresar a España con la expectativa de reincorporarse a la investigación y de poder trasladar aparatos subvencionados en Inglaterra. En la aduana le retuvieron todo el material indefinidamente hasta que se echó a perder. Duperier se vio forzado a renunciar a la investigación para dedicarse a impartir clases particulares a alumnos de ciencias, como única manera de ganarse la vida. Entró en una profunda depresión que precipitó su muerte en 1959.

También destaca el caso de Heliodoro Téllez-Plasencia, radiólogo jefe del Hospital de Valdecilla y antes profesor de Terapéutica Física en la Universitat de Barcelona, que pasó a Francia y después a Inglaterra. También el de Juan Madinaveitia Jungerson (1912-1973), hijo de Antonio Madinaveitia, catedrático de Química Fisiológica en la Universidad de Madrid y activo investigador en los laboratorios de la JAE, que se refugió en Edimburgo y Manchester. Trabajó en investigaciones sobre los alcaloides y en la industria farmacéutica británica. En Edimburgo, Madinaveitia hizo investigaciones fundamentales sobre el factor de difusión de Durán Reynals, que más tarde se llamó hialuronidasa. En Manchester realizó estudios bioquímicos sobre el mecanismo de acción de nuevos medicamentos antipalúdicos, como la paludrina, que se ensayó y fue presentada como una novedad revolucionaria en el tratamiento de la malaria.

El psiquiatra Emilio Mira López, profesor de Psiquiatría en la Universitat de Barcelona, se refugió provisionalmente en Londres en marzo de 1939. Gracias a la colaboración de especialistas británicos en psicología y psiquiatría recibió una beca de la SPSL para trabajar en el Maudsley Hospital, donde participó en el proyecto de construcción de un aparato, el axistereómetro, diseñado para investigar la percepción visual de los enfermos mentales. La estancia de Mira en Inglaterra fue muy fugaz, porque después se trasladó a Estados Unidos, Cuba y finalmente a Argentina, donde se instaló definitivamente.

La experiencia del retorno

En 1939 el secretario de la SPSL, W. C. Gibson planteó la rápida intervención de la SPSL para ayudar a Enrique Moles «the most distinguished Spanish chemist and a man of international reputation on chemical constants». Moles era una figura destacada de la química física, catedrático de Química Inorgánica de la Facultad de Ciencias de Madrid, director de una de las secciones del Instituto Nacional de Física y Química, secretario de la Sociedad Española de Física y Química y miembro de la Academia de Ciencias. A Moles se le concedió una ayuda de dos meses; poco después fue invitado al Laboratoire Joliot-Curie del Centre Nationale de la Recherche Scientifique en París, donde estuvo hasta que en 1943 tuvo la desdichada idea de regresar a España. Fue detenido, encarcelado y condenado. Director de Pólvoras y Explosivos en 1937, había firmado un «Manifiesto contra la barbarie fascista». Expulsado de la vida académica, entró a trabajar en los laboratorios del Instituto de Biología y Seroterapia, como asesor técnico de la sección de química farmacéutica. A pesar de la marginación en España, Moles continuó asistiendo a congresos internacionales y publicando en el extranjero.

De la misma manera, Eduardo de Salas, ayudante de Antonio García Banús en la Cátedra de Química Orgánica de Barcelona, era becario del University College al producirse el golpe militar. Pese a su juventud y a las reticencias de la sociedad a financiar jóvenes investigadores, la dramática situación hizo que se le concediera una beca de seis meses en 1937, que alternó con una Ramsay Memorial Fellowship hasta 1939. Pudo vincularse a la investigación en la Universidad de Manchester y en diversas instituciones norteamericanas. Una oportunidad semejante tuvo Mariano Velasco, profesor de Física en la Universidad de Zaragoza, que estuvo en el Cavendish Laboratory de la Universidad de Cambridge con una pensión de la JAE prolongada a instancias de Lord Rutherford hasta mediados de 1938. Regresó a España sin antecedentes políticos y se incorporó al bando franquista.

Además de facilitar la integración provisional de científicos republicanos españoles, la SPSL financió los gastos de viaje de los que recibieron ofertas de instituciones americanas. Concedió ayudas a P. Bosch Gimpera, L. Banjul Álvarez-Santullano, J. David García Bacca, A. García Banús, G. García García, C. Hernando Balmorí, C. Mascareñas, D. Nieto y M. Usano. La mayoría de ellos viajaron a México, Argentina o los Estados Unidos.

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José Castillejo, secretario de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), se convirtió en el principal colaborador de la Society for the Protection of Science and Learning. / EFE

Los casos de Castillejo, Trueta, Dura Jordà y Negrín

Entre los científicos refugiados que se establecieron de manera permanente en Gran Bretaña hay tres que merecen una mención especial: el ya mencionado José Castillejo, el traumatólogo Josep Trueta y el hematólogo Frederic Duran Jordà. Casado con una inglesa, Castillejo abandonó España en 1936 e inició la colaboración con el Instituto de Educación de Londres y la ayuda a los refugiados españoles. Entre 1937 y 1939 ejerció como a director de la Student Union de Ginebra. En 1940 se incorporó al Departamento de Español de la Universidad de Liverpool, donde trabajó hasta su muerte (Londres, 1945).

Por su parte, Josep Trueta Raspall había dirigido el servicio quirúrgico de la Caixa de Previsió i Auxili (1929-1939), que atendía cerca de 40.000 accidentes al año. Trueta estaba en una posición estratégica: jefe de cirugía del mayor hospital de Cataluña y director de la mayor compañía de seguros. Convencido de que Cataluña sería devastada por el vencedor, decidió exiliarse, atravesó la frontera de Francia y entró en contacto con cirujanos británicos, que le invitaron a participar en un debate sobre la defensa civil de Londres ante una previsible guerra mundial. Sin dinero ni documentación, Trueta viajó a Londres, donde aportó su experiencia frente a los ataques aéreos alemanes y expuso su experiencia en el tratamiento de las heridas de guerra ante un grupo de cirujanos de la Royal Society. G. R. Girdlestone le ofreció una beca y licencia para realizar operaciones quirúrgicas sin que su título hubiese sido homologado. Trueta fue el primer catedrático y director de la clínica ortopédica de la Universidad de Oxford, donde trabajó hasta la jubilación.

Frederic Duran Jordà acompañó a Trueta; había trabajado en Barcelona como especialista en análisis clínico (1934) y como facultativo del Raval, y había dirigido el laboratorio del Instituto Frenopático de Barcelona (1935-1939). Desde principios de la guerra numerosos heridos necesitados de transfusiones eran trasladados a centros sanitarios y la organización previa era insuficiente. Duran organizó un servicio de transfusiones y recurrió a donantes vivos; provocó una movilización masiva por todos los barrios de Barcelona hasta reunir más de 3.000 donantes con ficha, carné y sistema de clasificación. A través de la Cruz Roja creó un servicio de transfusión a disposición de los hospitales de Barcelona. El primer banco de sangre de Cataluña se creó en agosto de 1936 con un servicio de transfusiones para los hospitales de campaña. Duran se convirtió en jefe del Servicio de Transfusión y al final de la Guerra abandonó España invitado por la Cruz Roja británica en compañía de Trueta y Gaspar Alcover. Duran Jordà fue a Manchester, donde prosiguió sus trabajos de laboratorio. Inicialmente trabajó como técnico de laboratorio en el Ancoats Hospital y a partir de 1941 fue nombrado primer ayudante y patólogo titular. Llegó a dirigir el Departamento de Patología del Hall Children’s Hospital y del Monsall Hospital.

Más conocido es el hecho que se produjo en 1940, cuando el avance de las tropas fascistas sobre París obligó a Juan Negrín a exiliarse durante un período de cinco años en Londres, donde compatibilizó una desesperada acción diplomática y la intervención en la crisis interna del republicanismo con la participación en la vida académica y la investigación. En la SPSL, Negrín impartió un seminario sobre «Ciencia y Gobierno», en el que defendía el compromiso político del científico. Colaboró con el físico y fisiólogo Joseph Haldane en experimentos sobre los efectos fisiológicos de la presión sobre el organismo humano y, tras haber regresado a París, en 1949, participó en un congreso de la British Physiological Society.

La SPSL mantuvo también contacto con la Unión de Profesores Universitarios Españoles en el Extranjero (UPUEE), asociación de académicos exiliados que se constituyó en París al concluir la guerra. Presidida por Gustavo Pittaluga, la UPUEE aglutinaba la mayoría de académicos en el exilio; formaban parte de ella un centenar de catedráticos y casi sesenta profesores, de los cuales el cincuenta por cien pertenecían a disciplinas de ciencias, medicina y farmacia. Asediada por el avance fascista, la Unión se trasladó sucesivamente a Burdeos y Toulouse, y finalmente se reconstituyó en 1943 en Cuba, siguiendo los pasos de su presidente. La SPSL concedió en 1940 una ayuda de 80 libras para gastos de secretaría, elaboración de informes y listas de refugiados, así como para informar sobre plazas vacantes. Los archivos de la SPSL contienen un registro de 72 académicos españoles con los que mantuvo contacto.

Pese a la significación minoritaria del mundo académico británico en el contexto del exilio científico republicano, las instituciones británicas ejercieron una importante labor de solidaridad y acogida dirigida a un colectivo importante de refugiados, a los que ayudaron a instalarse definitivamente tanto en Gran Bretaña como en países americanos.

BIBLIOGRAFÍA
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© Mètode 2009 - 61. Ciencia y exilio - Número 61. Primavera 2009
Catedrático de Historia de la Ciencia de la Universitat de València.