Desde hace 25 años la Universitat de València publica la revista Mètode, fundada como revista de difusión de la investigación. En sus inicios era una publicación humilde, producto de una tarea voluntariosa dedicada a difundir investigaciones desarrolladas en la propia Universitat y a plantear cuestiones sobre la ciencia. Hoy es, sin duda, la mejor revista genérica de divulgación científica de nuestro país.
El nombre de la revista es un tributo al método científico. Hace honor al planteamiento de búsqueda de la verdad –de la quimera de la verdad, habría que decir–, que podría empezar en Lucrecio con su De rerum natura pasando por el Novum organum de Francis Bacon hasta el Discours de la méthode de René Descartes; y de ahí hasta nuestros días. Lo que singulariza a la revista es que pone en contacto al lector con el método científico aplicado tanto a las ciencias básicas como a las humanidades y las ciencias sociales a través de sus protagonistas; esto se traduce en una penetración de la ciencia en un ámbito como el de la cultura. Dos áreas que, en nuestro país, suelen ser excluyentes.
Para mí, Mètode es un lujo y espero con ilusión cada número: es una revista para acariciar con las manos y dejarse acariciar por ella. En general, el nivel divulgativo es muy bueno y con frecuencia los artículos logran trasmitir la esencia del descubrimiento científico. ¡Esos instantes en los que el investigador encuentra algo nuevo, en los que descubre la explicación de un fenómeno por primera vez! Ser capaz de transmitir algo así es la mejor invitación que se puede hacer a un joven para que se incline hacia la investigación científica. Mètode también nos muestra la necesidad de comunicar lo descubierto para que pueda ser sometido al principio de la duda que corrobore o modifique la observación.
«Mètode pone en contacto al lector con el método científico a través de sus protagonistas»
El conocimiento científico se empezó a democratizar con la difusión de los hallazgos en lenguas vulgares, en principio, accesibles a todos. Mètode es una revista dirigida a un público con formación universitaria, aunque se observa la intención de que la pueda disfrutar el público general. Es en este punto donde recomendaría hacer hincapié a su director, Martí Domínguez, sin modificar su rigor científico. Con frecuencia encuentro personas que muestran su perplejidad, por desconocimiento, ante los avances de la ciencia alcanzados en Valencia como en cualquier otro lugar del mundo.
Por último, quisiera explicar que considero a Mètode un buen amigo con el que dialogo sobre temas que van más allá de mis investigaciones concretas o del trabajo diario. Estamos expectantes ante los desafíos a los que tendremos que hacer frente para asegurar la continuidad de la especie humana. Asuntos como el aumento de la población, hacer de la agricultura una actividad sostenible a la vez que productiva, evitar la pérdida de biodiversidad, controlar la calidad del aire y del agua, comprender el funcionamiento del cerebro o el uso de la capacidad de intervención sobre la propia especie mediante las nuevas tecnologías de diagnóstico genético o de edición de genomas… Todos estos temas y muchos más, son tratados en Mètode y qué mejor que utilizar el conocimiento científico y los desarrollos tecnológicos para analizar estas cuestiones haciendo balance de riesgos y beneficios. También para hacer propuestas con el objeto de encontrar soluciones; propuestas que deben conducir a la toma de decisiones democráticas que caracterizan nuestro entorno sociopolítico. Es por esto que Mètode debe servir a todos.