En el comienzo de nuestra andadura como equipo rectoral son muchos los sentimientos e ideas que se entremezclan. En mi caso, como nuevo vicerrector de Investigación de la Universitat de València, asumo con gran ilusión y responsabilidad la tarea de coordinar y facilitar la labor de los investigadores de nuestra universidad. Es evidente que los retos son muchos y los medios escasos, pero también que a lo largo de los últimos años hemos sido capaces de mantener, e incluso de incrementar, la actividad investigadora en ciencia y humanidades.
Entre los retos que tenemos que afrontar se encuentran, obviamente, obtener mejor financiación, tanto a nivel autonómico como estatal e internacional. Esta financiación tiene que proceder necesariamente de convocatorias competitivas, pero también de fuentes privadas y de la puesta en valor de nuestra actividad a través de contratos y acuerdos de innovación y de transferencia a la sociedad, que fomentaremos en estrecha colaboración con la nueva vicerrectora de Innovación y Transferencia. La biotecnología, tema central de este número de Mètode, es un campo con enorme potencial de transferencia y en el cual nuestra Universitat está especialmente bien posicionada.
En nuestro entorno también hay amenazas que pueden dificultar de manera importante el desempeño de estas actividades y a las que nos vamos a oponer en la medida de nuestras fuerzas. Una de ellas es la excesiva burocratización a la que estamos sometidos los investigadores. Todos hemos sufrido el minucioso control de las cuentas económicas de nuestros proyectos (y no tanto de la actividad científica) que nos resta tiempo e ilusión, sin que por ello se evite el despilfarro o la malversación de fondos. Las perspectivas no son buenas, con una recién estrenada Ley de contratos del sector público que nos lleva a multiplicar las gestiones para cualquier adquisición. Tenemos que buscar medidas, ya estamos en ello, que minimicen y agilicen estos procesos.
Otra amenaza es el envejecimiento del sistema de investigación español en general y de la Universitat en particular, con un capital humano muy experimentado (en términos políticamente correctos) pero desmotivado y con una infrarrepresentación de las mujeres. Las restricciones legislativas y presupuestarias impiden la incorporación de investigadores jóvenes al sistema de investigación en la época que sería la más productiva de su trayectoria. Por ello, consideramos imprescindible apostar por jóvenes que lideren sus propios grupos y proyectos para garantizar la continuidad del sistema de investigación.
«La investigación de calidad es, y seguirá siendo, una de las señas de identidad de la Universitat de València»
Por otra parte, la actividad de los investigadores está insuficientemente reconocida, tanto en términos económicos como laborales. Tenemos que hacer una apuesta decidida por el reconocimiento integral de toda la actividad que desarrollamos. Por supuesto y de manera fundamental, de la investigación. Pero también debemos reconocer la actividad que desarrollamos como docentes, gestores, innovadores y divulgadores.
Finalmente, con la primera mujer rectora de la Universitat de València hemos dado el primer paso para tener una mayor presencia de la mujer liderando grupos de investigación y actividades científicas. No se trata solo de un asunto de justicia, sino de una necesidad para realizar mejor investigación. Londa Schiebinger, doctora honoris causa de nuestra Universitat, afirmaba que con más mujeres en el equipo de investigación, había más probabilidad de incorporar el análisis de sexo y género en los trabajos, lo cual no solo mejora la excelencia de la investigación sino que, a largo plazo, ahorra recursos económicos.
La investigación de calidad es, y seguirá siendo, una de las señas de identidad de la Universitat de València. Pero además, tenemos el convencimiento de que la difusión y la divulgación contribuyen a profundizar en el intercambio de saberes e ideas, base de la sociedad del conocimiento. Este permanente diálogo es también, sin duda, el fundamento de una sociedad más igualitaria, justa y respetuosa.