Los chimpancés (Pan troglodytes), junto con los bonobos (Pan paniscus), son los organismos vivos más cercanos a nuestra especie. Compartimos con ellos el 98,8 % de nuestro genoma; su gestación también dura nueve meses, y es una especie cooperativa capaz de aprender por observación (tienen una memoria visual que podría ser incluso mejor que la nuestra). Además, juegan, sonríen, lloran…
Han sido descritas cuatro subespecies de chimpancés: el del África oriental (P. t. schweinfurthii), el del África central (P. t. troglodytes), el de Nigeria y Camerún (P. t. ellioti) y el del África occidental (P. t. verus). Se estima que hay entre 170.000 y 300.000 chimpancés en todo el mundo. Desafortunadamente, sus poblaciones naturales están en declive. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza los ha catalogado como en «peligro de extinción». En particular, la subespecie del África occidental –la protagonista de la imagen– está categorizada como «críticamente amenazada». La deforestación, la expansión humana y el furtivismo son algunos de los factores responsables. En la República de Guinea, el santuario Chimpanzee Conservation Center (CCC) trabaja para la protección y conservación de esta subespecie.
Fotografiar chimpancés es un ejercicio contemplativo. Al principio olvidas la cámara para disfrutar con tus propios ojos. Una vez de vuelta a la plena consciencia, subes la ISO y extremas al límite la velocidad de disparo para que ninguna de las fotografías quede movida. Es entonces cuando empiezas a capturar cada gesto, cada interacción entre ellos o con el ambiente. Delante de ti tienes a una especie con la misma curiosidad y desconfianza que tú. No fue el caso de Toto, cuyo bostezo delataba su tranquilidad. Este es uno de los más de sesenta chimpancés rescatados por la CCC y que actualmente son mantenidos en sus instalaciones al aire libre. Su fin último es el de liberar el mayor número posible de chimpancés en su hábitat natural.