John Boyd Orr (1880-1971): Una política mundial de alimentos

Ganador del Premio Nobel de la Paz en el año 1949

El 16 de octubre de 1945, representantes de treinta y cuatro naciones firmaron la Carta de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO). John Boyd Orr, científico escocés con experiencia en políticas de alimentación, fue nombrado su primer director general. Había sido Carnegie Researcher en fisiología y durante la I Guerra Mundial luchó contra la malnutrición, el hambre y el deterioro físico de los soldados como médico del ejército británico. Tras la guerra fundó el Rowett Institute en Aberdeen, dedicado a fisiología experimental de la nutrición. En los años 1920 viajó por África, Oriente Medio, Nueva Zelanda, Australia y la India interesado por la alimentación animal y las políticas agrícolas. Sus investigaciones culminaron con la publicación de Food, Health and Income (1936), un informe de gran impacto, donde revelaba que un tercio de la población británica mostraba signos de desnutrición crónica. Sus informes y argumentos sobre los efectos negativos para la salud de una dieta deficiente se convirtieron en fundamento de la política alimentaria británica durante la II Guerra Mundial. Boyd Orr era miembro del Churchill’s Scientific Committee on Food Policy.

John Boyd Orr y el frustrado World Food Board

A pesar de la larga experiencia de Boyd Orr, su labor como director general de la FAO fue fugaz. Razones políticas le hicieron renunciar solo unos meses después del nombramiento. En 1946 se había fundado un International Emergency Food Council bajo los auspicios de la FAO con representantes de treinta y cuatro países para hacer frente a la crisis alimentaria de posguerra y aprobar un programa mundial de alimentos. Boyd Orr propuso la creación de un World Food Board (WFB), Consejo Mundial de Alimentos, para regular los excedentes y evitar el desabastecimiento, pero su propuesta fue rechazada en 1947 y ni Gran Bretaña ni los Estados Unidos apoyaron su propuesta. Boyd Orr entendió que la FAO no podía contribuir a la paz mundial sin el apoyo de las grandes potencias y renunció a la dirección general. En 1949 fue galardonado con el premio Nobel de la paz por sus esfuerzos para combatir el hambre en el mundo y donó el dinero al National Peace Council, el World Movement for World Federal Government y otras organizaciones humanitarias. Boyd Orr fue un ferviente luchador por el internacionalismo y la gobernanza mundial.

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En el informe Food, Health and Income (1936) Boyd Orr revelaba que un tercio de la población británica mostraba signos de desnutrición crónica.

Previamente, el 5 de julio de 1946, la Conferencia de la FAO reunida en Washington había aprobado la propuesta del recientemente nombrado director general para la creación del WFB. El acuerdo tenía que ratificarse en la segunda sesión plenaria del 2 de septiembre de 1946 en Copenhague. El informe técnico elaborado por Boyd Orr reconocía que antes de la guerra había 1.000 millones de personas que consumían menos de 2.250 calorías al día. En los niveles sociales más bajos, la comida consistía principalmente en cereales, que eran los alimentos más baratos, pero no garantizaban una dieta equilibrada. El consumo de alimentos dependía del poder adquisitivo, y antes de la guerra se estimaba que aproximadamente el tercio más pobre de la población de los Estados Unidos estaba por debajo del nivel de una dieta saludable. Durante la guerra había aumentado el consumo de huevos y leche un 30 % en el Reino Unido gracias al racionamiento y si los indicadores de salud mejoraban con la dieta era porque una alimentación deficiente es la principal causa de enfermedades evitables, miseria y muerte prematura.

La propuesta que Boyd Orr presentó a la II Conferencia de la FAO de Copenhague en 1946 tenía por objeto evitar una dramática caída de los precios agrícolas y de los salarios, una crisis económica general y un rápido aumento del paro. Los alimentos son algo más que una simple mercancía, y por eso el WFB tenía que actuar como regulador del comercio internacional y erradicar el hambre mediante créditos a los países para incrementar la producción de alimentos, regular los precios de los productos agrícolas y distribuir ayuda contra el hambre.

«En 1949, John Boyd Orr fue galardonado con el premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos para combatir el hambre en el mundo.»

El WFB tenía que afrontar varios retos. El primer gran problema era producir suficientes alimentos no solo para abastecer a una población mundial en expansión, sino también para conseguir una dieta saludable. En la mayoría de países en desarrollo, los alimentos se producían en pequeñas explotaciones mediante técnicas agrícolas tradicionales. La acción política tenía que proporcionar trabajo a los campesinos y modernizar los cultivos. En países donde las nuevas tecnologías ya se aplicaban, el principal problema era estabilizar el mercado y los precios. Todo eso obligaba a garantizar un mercado mundial de excedentes a precio estable para proteger el abastecimiento de los sectores con menos ingresos. Una política a largo plazo tenía que conciliar los intereses de la agricultura, el comercio y la salud pública, lo cual solo era posible si la producción se coordinaba a escala mundial. El WFB aceleraría la expansión agrícola, la mecanización y ampliaría el mercado de equipamientos, abonos e instalaciones vinculadas a la conservación y el transporte, lo que contribuiría a la consecución de los objetivos humanitarios proclamados por las Naciones Unidas.

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El 16 de octubre de 1945, representantes de treinta y cuatro naciones firmaron la Carta de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO).

Para hacer frente a los problemas derivados de la seguridad alimentaria mundial el WFB tenía que disponer de autoridad y de recursos, con representación de todos los países y organizaciones internacionales. El proyecto presentado por J. Boyd Orr a la asamblea de la FAO en Copenhague atribuía al WFB cuatro funciones principales: la estabilización de precios de los productos agrícolas en los mercados mundiales; el establecimiento de una reserva mundial de alimentos, para atender emergencias por malas cosechas en todo el mundo; la provisión de fondos para reducir excedentes de productos agrícolas; y la cooperación con otras organizaciones para el desarrollo industrial y agrícola.

Para la estabilización de precios, el WFB operaría estableciendo un precio máximo y mínimo, comprando cuando el precio mundial cayera por debajo del mínimo y vendiendo cuando el precio superara el máximo. La estabilización de precios era el eje principal. El objetivo general era asegurar una producción suficiente y una distribución eficiente para que el consumo mundial alcanzara niveles de salud alimentaria.

El WFB podía haber sido un excelente instrumento de estabilización mundial. Sin embargo, la Conferencia de Copenhague no apoyó el ambicioso proyecto de John Boyd Orr, y la propuesta de crear un WFB desapareció de la agenda y no se volvió a retomar nunca. Actualmente somos testigos impasibles de la pervivencia del hambre, incluso ahora que hay alimentos para todo el mundo.

© Mètode 2013 - 79. Caminos de ciencia - Otoño 2013
Catedrático de Historia de la Ciencia de la Universitat de València.