La película No mires arriba plantea algunos retos que permiten reflexionar sobre la idea de colonizar otros planetas, como la consaguinidad o el recambio generacional.
Es una obra sobre astrobiología de un rigor afable: la ciencia está entretejida con referencias culturales continuas, con conexiones históricas y artísticas, o con la ciencia ficción.
Con muchos recursos y tiempo, la humanidad terraformará Marte y los descendientes de los habitantes se considerarán marcianos.