Mariño reflexiona sobre cómo se recuerda a Jean-Baptiste Lamarck, quien murió pobre, ciego y olvidado, y ha sido relegado a un cuento de jirafas que se repite cada vez que alguien trata de explicar sus ideas.
Agustí Camós consigue un estudio claro, asequible y estimulante, además de necesario, sobre cómo Jean-Baptiste Lamarck también fue importante en la ciencia española del siglo XIX.
Desde los últimos decenios del siglo XX, la valoración de la obra y la influencia de Lamarck en España ha ido recuperándose de forma lenta.
Lamarck tiene una obra variada y, por momentos, revolucionaria, pero la enseñanza popular transmite de ella solo el fracaso de la teoría de la evolución.