La estrategia más prometedora es el uso de bacterias modificadas genéticamente que expresan un gen terapéutico específico. Sin embargo, aunque se han observado resultados positivos en este tipo de terapia in vivo con animales de laboratorio, para usarla en el tratamiento de los cánceres humanos son necesarias más pruebas.
La piel es una sucesión de anfractuosidades pobladas de bacterias y hongos. La mayoría de estos microorganismos participan en la tarea protectora de la piel, así que destruirlos por pretendidas razones higiénicas es un error.
La principal causa del aumento de brotes de sarampión y otras enfermedades víricas y bacterianas en Europa ha sido consecuencia de la oposición a la vacunación.
Además de resultar vital para nuestra salud intestinal, la microbiota intestinal parece capaz de comunicarse con nuestro cerebro.
En el centro de la Antártida, bajo la estación rusa Vostok (el “este”, en ruso), y muy cerca del Polo Sur, hay un lago enorme, de forma alargada, de cerca de 14.000 kilómetros cuadrados de extensión (un 30 % más que la provincia de Valencia). Pero
«Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo», escribe Ortega y Gasset en Meditaciones del Quijote. Nuestra «circunstancia» biológica más inmediata es nuestra microbiota, es decir, el conjunto de microbios que viven en nuestro cuerpo, cubriendo
«Ha llegado el momento de pasar página a las enfermedades infecciosas. Prácticamente hemos eliminado la infección en los Estados Unidos.» Estas palabras tan optimistas fueron dirigidas en 1966 a la Asamblea de las Naciones Unidas por el surgeon general (equivalente a ministro de Sanidad) de EE UU, William H. Stewart.