Necesitamos una nueva política de la comunicación de la cultura científica, que los ciudadanos puedan incorporar el conocimiento a la gestión de su vida cuotidiana, postular la democratización de la ciencia y garantizar los valores de la solidaridad, la libertad de pensamiento y la democracia, estimulando la imaginación social y abriendo oportunidades para sociedades y maneras de vida más justas.