¿Habrá algún día cine con olores?

Cinema amb olors

Responde CARMEN AGUSTÍN-PAVÓN:

A principios del siglo XX, comenzó a surgir la idea de un «cine con olores»: en 1916, antes de la llegada del cine sonoro, tuvo lugar la primera proyección de imágenes con olores en un cine de Forest City, Pennsylvania, donde colocaron una bola de algodón empapado de aceite de rosas frente a un ventilador durante un reportaje sobre el Rose Bowl, un estadio de fútbol americano cuyo nombre hace referencia a un bol de rosas. En 1929, un cine de Nueva York creó un sistema para perfumar la sala desde el techo durante la proyección de La melodía de Broadway y, de hecho, se pensó en hacer algo similar con la película de Walt Disney Fantasía, estrenada en 1940. Más tarde, un cine de Detroit provocó diversos aromas a determinados puntos clave de las películas El halcón de los mares y Boom town y, en 1959, durante la proyección del film Behind the Great Wall, fueron emitidos perfumes por el sistema de ventilación.

Hans Laube ideó una técnica llamada Olorvisión (Olor-o-visión o Smell-O-Vision, en inglés), basada en unos tubos individuales que el proyeccionista iba controlando con un teclado pero, sin embargo, sólo fue utilizada una vez, en la película de 1960 titulada Scent of mystery, producida por Mike Todd, Jr.

A pesar de los numerosos intentos de llevar los olores en las películas, estos no acabaron de funcionar, principalmente porque el tamaño de las salas provocaba que los olores se perdieran o no dieran efecto en el momento deseado.

La problemática es que el olfato no es un sentido que funcione como el oído o la vista; la proyección del olor permanece durante un tiempo en el ambiente y nuestro olfato se habitúa a un olor pasados ​​más o menos unos cinco minutos, por lo que se debería ir saturando el ambiente cada vez más con un olor para que pudiera perdurar.

Existen unos aparatos llamados olfactómetros que consisten en una mascarilla con un buen sistema de ventilación para retener o extraer un olor determinado de la manera más rápida y exacta posible. Estos aparatos se utilizan actualmente para experimentos con voluntarios humanos o animales de laboratorio relacionados con los olores, pero se trata de un tipo de material bastante costoso.

Actualmente, se está explorando el olor como atrayente en el caso de supermercados, hoteles, aeropuertos, etc. para atraer a los consumidores e incrementar las ventas, pero reproducirlo durante la proyección de una película resulta mucho más difícil de manipular, y parece poco rentable. Aun así, hay que destacar que, en enero de 2013, el ingeniero Raúl Porcar desarrolló, junto con la Universidad Politécnica de Valencia, una nueva tecnología para introducir el olor a las películas: OloramaTM, la cual permite grabar el olor de una escena y posteriormente reproducir la película y emitir el olor correspondiente, por lo que se lleva a cabo una emisión controlada de olores de forma sincronizada con las escenas de una película, anuncio o cualquier contenido audiovisual.

Carmen Agustín-Pavón es experta en Neurociencia y Profesora en el Departamento de Biología Celular, Biología Funcional y Antropología Física de la Universidad de Valencia.

Pregunta enviada por Joan-Carles Ortega i Berenguer.

«Los Porqués de Mètode» es un consultorio de ciencia donde los lectores envían su pregunta o duda científica y una persona experta les responde. Puede enviar sus preguntas a través de https://perques.metode.cat. Entre todas aquellas que recibimos hasta el 10 de diciembre sortearemos un lote de publicaciones de Mètode.

© Mètode 2019
POST TAGS: