Canciones en código binario

El homenaje a Alan Turing de Hidrogenesse

Hidrogenesse Alan Turing

En el mundo de la música, como en muchos otros terrenos, hay un tema que lo inunda todo: el amor. Las aventuras y desventuras amatorias son protagonistas de millones de canciones, como una constante universal. No es de extrañar, es un asunto que nos toca a todos de cerca. Pero existen otras funciones y usos de la música que es interesante explorar. La reivindicación política, por ejemplo, ocupa otro lugar importante en la producción musical, especialmente en los momentos de gran agitación social como el actual. En cambio, son escasos los cantos a la ciencia. Una pena, dado el potencial divulgativo que tiene la música y la idoneidad de la canción como vehículo para transmitir algunos planteamientos científicos. La conjunción acertada entre música y ciencia tiene como resultado una doble experiencia placentera: permite disfrutar de una canción y, al mismo tiempo, aprender alguna cosa de ella. Una buena manera de romper con la hegemonía de la música introspectiva. Algo así debieron pensar Hidrogenesse cuando crearon Un dígito binario dudoso. Recital para Alan Turing (Austrohúngaro, 2012). Un disco que, sin abandonar grandes temas como el amor o la política –contiene una clara denuncia a la sociedad homófoba que condenó a Turing- se presenta como un homenaje al filósofo y matemático, padre de la computación moderna.

«Son escasos los cantos a la ciencia. Una pena, dado el potencial divulgativo que tiene la música»

«Algo muy importante de nuestra relación con Turing fue descubrir que la cultura científica puede ser tan relevante a nivel emocional y creativo como la cultura artística», decía el dúo barcelonés formado por Genís Segarra y Carlos Ballesteros en una entrevista publicada en el número 308 de Rockdelux, donde afirman también que grabaron este disco «para explicar que la ciencia es hermosa, triste, divertida». Sorprende que esta iniciativa surja de un grupo como Hidrogenesse, que practica un pop electrónico con letras hedonistas. La idea nace a partir de un encargo del Centro de Artes de Sevilla que les proponía hacer una canción sobre Turing para una exposición, un proyecto que fue cancelado cuando el gobierno de la capital andaluza cambió de manos. Pero Hidrogenesse quedaron tan fascinados con la historia del matemático que no quisieron dejar pasar la oportunidad de hacerle un homenaje en forma de disco. Y no es para menos: la trágica biografía de Alan Turing contiene elementos que encajan bien con el imaginario del dúo, como la obsesión por las máquinas o la homosexualidad.

Con un decidido carácter divulgativo, el grupo abrió un espacio en su página web pera poner en contexto las canciones del disco y explicar algunos aspectos musicales. Un digito binario dudoso abre con El beso, un tema que juega con la fascinación de Turing por la Blancanieves de Disney (el matemático acabó con su vida mordiendo una manzana envenenada con cianuro). La sigue Christopher, dedicada a Christopher Morcom, el único amigo de Turing en la adolescencia y su primer amor, cuya muerte prematura le hizo interesarse por la inteligencia artificial. En los años treinta, Turing empezaría a plantear la posibilidad de una «máquina universal» que sentaría las bases de la computación que conocemos actualmente. Cuando trabajaba en la Universidad de Manchester diseñó un programa informático capaz de generar cartas de amor. Love letters, la tercera canción del disco, toma algunos fragmentos de estas cartas traducidos al castellano y cantados sobre una seductora base electrónica. La sigue Captcha cha-cha, un divertido tema que hace referencia al «juego de imitación» propuesto por Turing para ver si era posible distinguir a un humano de una máquina a través de una serie de preguntas y que daría lugar a los famosos CAPTCHA (Completely Automated Public Turing test to tell Computers and Humans Apart) que aparecen cada vez que queremos dejar un comentario o descargarnos un archivo de Internet.

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Imagen extraída del videoclip de Christopher, un tema basado en las «teen tragedy songs» que lamentaban la muerte de un adolescente y que se popularizaron en los años cincuenta y sesenta.

La segunda mitad del disco empieza con Dígito binario dudoso, una representación de la angustia que llevaría a Turing al suicidio. Se abre así un espacio para los aspectos más amargos de su biografía que continúa con una denuncia al maltrato que el gobierno inglés dio a Turing y que coge forma en la canción Enigma. La labor del matemático había sido determinante para descifrar los mensajes que enviaban los nazis con las máquinas Enigma durante la Segunda Guerra Mundial. Pero cuando se hizo pública su homosexualidad, el gobierno le retiró todos los honores y lo condenó a un tratamiento hormonal de castración química que acabaría hundiendo su vida. Un mystique determinado, un tema recuperado del EP Eres PC, eres Mac (Austrohúngaro, 2001), contiene un texto generado por un traductor automático a partir de unas declaraciones de Morrissey sobre Manchester, donde Turing pasó parte de su vida. El traductor dota de un nuevo significado a las palabras del cantante de The Smiths y eso encaja con una idea que Turing expresaba con frecuencia: aunque las máquinas estén programadas por los humanos, son capaces de sorprendernos. El disco cierra con Historia del mundo contada por las máquinas, un bello repaso por los últimos siglos con cierta carga moral que explica grandes acontecimientos como la revolución industrial, las grandes guerras o la globalización desde el punto de vista de estos aparatos.

La propuesta de Hidrogenesse no es el único acercamiento musical a la figura de Alan Turing que existe, pero sí el más completo y sentido. Con una acogida inmejorable entre la crítica musical –el disco ha aparecido en los primeros puestos en las listas de los mejores de 2012 en la mayoría de medios especializados estatales- han conseguido acercar la historia de Turing a un público que quizás no la conocía. Divulgarla, en definitiva. I, quizás sin quererlo, nos han dado una lección: es necesaria la música introspectiva, aquella que habla de los sentimientos y experiencias propios del autor, pero a veces el artista tiene que hacer el esfuerzo de levantar los ojos y observar que hay todo un mundo por explicar. Porque, de acuerdo, el amor, en todas sus formas, es un asunto que articula nuestras vidas y experimentamos día a día. ¿Acaso no lo son también la política y, por supuesto, la ciencia?

Para escuchar:
Un digito binario dudoso (Austrohúngaro, 2012), d’Hidrogenesse (disponible en YouTube)

Para leer:
Turing And The Universal Machine. The Making Of The Modern Computer (Ikon Books Ldt, 2001), de Jon Agar.
Alan Turing. El hombre que sabía demasiado (Antoni Bosch, 2008), de David Leavitt.
Alan M. Turing (Cambridge University Press, 2012), de Sara Turing.
«El enigma de la mente», de Pedro Ruiz-Castell, en el nº 75 de Mètode.

Para ver:
Breaking The Code (Herbert Wise, 1996).
Codebreaker (Clare Beavan i Nic Stacey, 2011).

© Mètode 2013
Periodista. Revista Mètode, Universitat de València.