Entrevista a Francisco Grimaldo y Emilia López
«El proyecto de la Falla Inmaterial aprovecha unas fiestas masivas para divulgar ciencia»
Francisco Grimaldo es subdirector de la ETSE-UV y director del proyecto de la Falla Inmaterial; Emilia López Iñesta es profesora del Departamento de Didáctica de la Matemática y gestora del proyecto
La comisión fallera más grande de toda Valencia vuelve a plantar su monumento. De esta forma se refiere el concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset, a la Falla Inmaterial de la Universitat de València, que llega ya a su cuarta edición. «Suerte que no tenéis que ir a la ofrenda», bromea, animando a la ciudadanía a participar en esta iniciativa que demuestra que «la fiesta es cultura; cultura festiva y científica en este caso». El proyecto se presentó este lunes al mediodía en una rueda de prensa celebrada en el Centro Cultural La Nau en la que también intervinieron la vicerrectora de Estudios de Grado y Política Lingüística de la UV, Isabel Vázquez, así como Francisco Grimaldo y Emilia López Iñesta, ambos responsables de este proyecto. Tal y como explica Isabel Vázquez, aquí no hay maestro fallero, sino que es la sociedad quien hace crecer la falla. Al final, un proyecto «que une tradición, cultura, modernidad e innovación».
La Falla Inmaterial se define como una iniciativa de divulgación científica que acerca la fiesta fallera a la vanguardia en ingeniería y ciencia de datos. Es decir, compartir la cultura festiva y relacionarla con la alfabetización y la cultura científica. Y todo esto, en un contexto de ciencia ciudadana. El propósito de este año es acercar a la sociedad los Objetivos de Desarrollo Sostenible, «hacer entender a la población que nos queda mucho para lograrlos», explica Emilia López. Por eso, bajo el lema ‘Únete al reto del desarrollo sostenible’, la cuarta Falla Inmaterial permitirá a los participantes «medir cómo de alineados estamos con los ODS en nuestro día a día», expone Francisco Grimaldo. Lo hará gracias al robot Xe-xe y a los cinco personajes que lo acompañan en esta misión: Pepeta, Rafel, Vicent ‘el Traca’, Ampariues y Nelo.
Xe-xe, que puede generar alrededor de mil millones de conversaciones diferentes, plantea a los participantes cuatro preguntas relacionadas con los ODS. Cada respuesta se valora con un máximo de cuatro puntos y cada participante se ‘traduce’ en un ninot según su puntuación final. Solo aquellos ninots que el día 19 de marzo tengan 16 puntos podrán optar al Premio Sostenibilidad, dotado con 200 euros. Esta falla virtual también permite disparar la mascletà y, a partir de la noche del 18 de marzo, quemar el monumento fallero. Pero detrás de este inocente widget con el que se puede jugar y pasar un buen rato hay ciencia y tecnología; hay algoritmos de inteligencia artificial, análisis y visualización de datos. Aprovechamos el acto de presentación para conversar con Francisco Grimaldo, subdirector de la ETSE-UV y director de la Falla Inmaterial, y Emilia López, profesora del Departamento de Didáctica de la Matemática y gestora del proyecto, y descubrir con ellos todos los detalles de una iniciativa que recibe el apoyo institucional de la Cátedra Baleària, el Centro Cultural La Nau, el Servicio de Política Lingüística, la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación de la UV, la Junta Central Fallera y el Ayuntamiento de València y el patrocinio de Destilerías Tenis y Grupo CAPS. A continuación, la explicación de la falla.
¿De qué manera se gestó la primera Falla Inmaterial y cómo ha ido evolucionando desde los inicios hasta ahora?
Francisco Grimaldo: La idea nace cuando la Unesco declara las Fallas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, en noviembre del 2016. Queríamos usar las nuevas tecnologías, lo que nosotros investigamos en ciencia de datos y en ingeniería, para que la gente participara y aprendiera alguna cosita. Damos a la ciudadanía ‘un juguete’ en Fallas y usamos la fiesta como canal de transmisión. Cada año la temática ha ido cambiando y hemos ido aprendiendo una serie de cosas. Por lo tanto, es un proyecto de divulgación y que junta cultura científica y cultura popular.
Ciertamente, podemos decir que la Falla Inmaterial aprovecha el recurso de la gamification o ludificación para enseñar y divulgar el conocimiento.
Emilia López: Sí, este año hemos ido por esa línea de la gamificación junto con los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Tenemos un chatbot, un robot conversacional como el que se usa en muchas empresas como asistente. Este bot, denominado Xe-xe, plantea un juego de preguntas y respuestas para que la gente tome conciencia de su nivel de compromiso con la sostenibilidad. Este bot te va haciendo preguntas y, en función de si las respuestas son más adecuadas o menos, te va dando puntos. Según la puntuación, te conviertes en un personaje u otro de la plaza virtual del Ayuntamiento que se ha creado y a la que se puede acceder por la web fallaimmaterial.com. Si tienes una puntuación muy alta, eres un fallero o fallera. Además, el proyecto está bajo el paradigma de la ciencia ciudadana, para que la gente sea partícipe, y en la línea de la alfabetización y de la cultura científica. Queremos que se inscriba también en la cultura festiva como son las Fallas, unas fiestas masivas que se pueden usar para divulgar ciencia.
¿Qué tecnología hay detrás de la cuarta Falla Inmaterial?
F. G.: Usamos tecnologías que vienen de tres fuentes principales: la informática, la multimedia y la ciencia de datos. Son disciplinas que se estudian en la ETSE-UV y, de hecho, no solo lo hacemos profesores sino que también hay estudiantes del Grado en Ingeniería Multimedia y alumnos que han cursado el máster universitario en tecnologías web, computación en la nube y aplicaciones móviles y que están haciendo ahora un doctorado en Inteligencia Artificial. Por lo tanto, es una colaboración entre alumnado de diferentes grados y profesorado de la Universitat de València.
Seguramente desde el prejuicio, se suelen asociar las Fallas a la tradición y al inmovilismo. Por el contrario, su proyecto es todo lo opuesto: innovación, experimentación… ¿Cúal ha sido el recibimiento de la Falla Inmaterial dentro del mundo de la fiesta?
F. G.: El recibimiento ha sido muy bueno, y ya son cuatro años. Es cierto que, cuando uno hace una cosa que piensa que puede atacar la tradición y el folclore tradicional, podría esperar que el recibimiento fuera malo. Pero no ha sido nunca así, puesto que no es un proyecto que pretenda sustituir nada, sino complementar. Siempre hemos tenido el apoyo de la Junta Central Fallera y de muchas comisiones, que incluso han participado en el proyecto con iniciativas para introducir información. La verdad es que estamos muy contentos.
Un proyecto como este no se limita a ser un acontecimiento puntual, sino que trata de tener una repercusión o una incidencia social. ¿Cómo se puede medir el impacto de la Falla Inmaterial?
E. L.: Lo hemos medido mediante la interacción en las redes sociales, el número de seguidores… También hemos hecho muchas actividades de divulgación, como por ejemplo una charla dentro del Bar de Ciencias del Octubre Centre de Cultura Contemporània. El año pasado, que el proyecto trataba sobre la computación cuántica, hubo un monumento físico por primera vez que se podía visitar aquí en La Nau… Es decir, tenemos muchas métricas para ver el impacto, como pueden ser las visitas a la web, les cremaes virtuales que se han hecho, les plantaes… En este caso, cuando el proyecto consistía en plantar tu falla, teníamos la geolocalización de estos monumentos falleros y podíamos hacer un mapa del mundo.
F. G.: En definitiva, además de construir los monumentos, lo que hacemos es analizar también desde un punto de vista social la información que nos llega. Por ejemplo, cuando hemos analizado los mensajes que se han enviado por las redes sociales, hemos visto el sentimiento, hemos detectado qué peticiones de mejora tenía la fiesta por parte de la ciudadanía en el ámbito del transporte o del ruido… También hemos visto las relaciones sociales que se establecían entre perfiles individuales e incluso de asociaciones falleras, esas redes de influencers de las que hablamos a veces.
Con la Falla Inmaterial, pues, se está compilando una cantidad ingente de información. ¿Todos estos datos recogidos se utilizan después para algún tipo de estudio o se limitan a este proyecto?
F. G.: Nosotros nos dedicamos activamente a hacer investigación en estos temas, en ciencia de datos. Nuestra investigación después se hace pública y accesible. Hemos publicado un par de artículos con aquello que hemos analizado e incluso hemos propuesto nuevas técnicas sobre cómo analizar los sentimientos en Twitter teniendo en cuenta los emojis, el contexto, la ironía… Siendo una universidad pública y con la intención de transferir aquello que hacemos a la sociedad, estas cosas no quedan en un cajón de uso particular sino que las participaciones se retornan en forma de artículos científicos, conferencias, programas de radio, entrevistas, etcétera.