Entrevista a Michael L. Rosenzweig

«No hay ninguna especie fuera de peligro»

Ecólogo y promotor del concepto 'ecología de la reconciliación'

Rosenzweig

Profesor emérito de Ecología y Biología Evolutiva en la Universidad de Arizona y elegido Ecólogo Eminente de la Sociedad Americana de Ecología, Michael L. Rosenzweig es conocido por su enfoque multiescala en el estudio de los patrones de biodiversidad. Su libro Species diversity in space and time (Cambridge University Press, 1995) es una gran contribución a esta materia. En su web, afirma: «Nada influye más en la diversidad de especies que la cantidad de área disponible para la vida», y señala la influencia de la especiación y de la extinción en la biodiversidad a gran escala, si bien reconoce la importancia de otros factores, como la productividad, que funcionan a menor escala. A su vez, Rosenzweig se preocupa activamente por la conservación de la biodiversidad y exige un nuevo enfoque al que llama «ecología de la reconciliación», según el cual las tierras antropizadas deberían ser más benignas para que las especies nativas se desarrollen y crezcan, para así reducir sus posibilidades de extinción. Es un científico apasionado, que habla con ojos brillantes y una sonrisa en el rostro, ya sea mientras nos explica una investigación básica sobre el comportamiento del vuelo de los colibríes, o bien a la hora de exigir una actitud menos agresiva de los humanos hacia la naturaleza.

Su antiguo mentor, Robert MacArthur, fue uno de los fundadores de la ecología moderna y la biogeografía. ¿Cuáles han sido los principales avances en estos campos desde las publicaciones de MacArthur sobre la biogeografía insular y la ecología geográfica?

El primero, descubrir que los sistemas insulares funcionan con una serie de procesos a una escala intermedia. Para descubrirlo, hizo falta observar otros sistemas que funcionan a escalas diferentes, más grandes y más pequeñas. Y hemos sido capaces de hacerlo hasta cierto punto. Eso ha sido un avance. Eso significa que podemos estudiar la diversidad de lugares muy pequeños simplemente mediante la distribución de animales, año tras año, dentro de su periodo vital.

Y eso es a escala pequeña.

Sí, la dispersión habitual de los individuos es el mecanismo que necesitamos tener en cuenta para encontrar explicaciones a los patrones, sobre todo a escala tan pequeña. Las unidades de tiempo en este caso son mucho más pequeñas porque los animales se mueven más rápidamente, o parece que lo hagan. También podemos hacer estos cálculos a escalas temporales tan grandes en las que la evolución es un factor  esencial y nos encontramos con el nacimiento de nuevas especies. Creo que esto es muy importante. En segundo lugar, otro avance importante es que ahora tenemos una teoría para los valores z o c de una isla. Y esto es gracias al trabajo que se hizo en tres artículos escritos por Wade Leitner, Brian McGill y Ethan White. Cada uno de ellos tomó un enfoque diferente para elaborar la teoría del tamaño de c. Y estas matemáticas son adecuadas, así que ahora nos encontramos en buena forma, porque aquello fue un avance enorme.

¿Y de qué depende la c?

Depende de la geometría, de la abundancia de especies, y del muestreo de las especies. Por tanto, descubrir estos cálculos fue muy importante.

Y, además de este hito matemático, ¿qué otros avances se han producido?

En el estudio de los nichos, creo que se han dado avances increíbles. MacArthur y Wilson suponían que, en las relaciones de nicho, cada especie tenía una curva normal (una distribución Gaussiana) y que el eje de las X tenía que ver con el espacio del nicho. De esta manera, cada especie tenía un fragmento de este espacio. Ellos suponían que cada fragmento tenía el mismo tamaño y que cada distribución era la misma. Y se les ocurrió una idea que mucha gente llama «similitud restrictiva» [un concepto que propone un nivel máximo de solapamiento entre los nichos de las dos especies que permitirá una coexistencia en el tiempo]. Pero MacArthur mismo demostró en un artículo posterior que esta similitud no se daba. De hecho, su colega Dick Levins mostró un sistema completamente diferente al que llamó «consumir la varianza». Según esto, tenemos un eje que representa el espacio del nicho y cada especie consume un poco de este, pero hay una parte del eje en que todas las especies «se ponen de acuerdo», por decirlo así. Cada especie encuentra su mejor eficiencia. Bajo estas circunstancias, todavía puede haber muchas especies que coexisten consumiendo la varianza. Así, una especie toma la mejor parte, que de alguna manera domina, y tiene una varianza minúscula. La especie siguiente tendrá una media igual que la primera especie, pero con una varianza mayor, y no funcionará tan bien en ningún lugar de su espacio. La tercera especie tiene la misma mediana, pero una varianza incluso más grande. Y se han visto muchos taxones, tanto de plantas como de animales diferentes, ajustarse a este modelo. Levins publicó sobre esta cuestión en 1979 en American Naturalist. Luego John Brown publicó al respecto a principios de los ochenta, y después llegué yo con un capítulo para la Sociedad de Ecología Británica, en el que doy muchos ejemplos de plantas y animales… Mientras tanto, Stuart Primm y yo estábamos haciendo experimentos con colibríes, porque vimos que se organizan de esta manera.

Ejemplar de colibrí garganta azul del condado de Cochis (Arizona, Estados Unidos). / Alan Schmierer

Entonces, visteis que hay una especie de colibrí que es dominante en una parte estrecha del nicho, mientras que otras, menos competitivas, tienen varianzas de nicho más amplias y se aprovechan de lo que dejan otras especies.

Así es. En el sureste de Arizona, hay unas diez o doce especies de colibríes. Cuando estábamos nosotros allí trabajando, solo había tres especies criando. Una de ellas es la más pequeña de América del Norte y otra es la más grande, llamada colibrí garganta azul, y esta únicamente ocupaba las zonas más ricas del hábitat. Los machos permanecían en una área muy pequeña para proteger el territorio, sin hacer nada. Cada veinte o treinta minutos, se alejaban a buscar alimento y después se asentaban de nuevo. Y si un pájaro pequeño aparecía por allá, el colibrí garganta azul lo oía y lo atacaba. En la misma zona había un colibrí de tamaño intermedio, el colibrí Rivolí, como se le decía en aquel momento y que ahora también se llama colibrí magnífico, que es solo un poco más pequeño que el garganta azul, pero tiene las alas mucho más largas, vuela mucho más lentamente y no tiene territorios. Va recogiendo lo mejor de cada hábitat y vuela grandes distancias, de incluso varios kilómetros, cada día. Se alimenta de las flores más ricas y entonces se marcha. Si se mete dentro del área del garganta azul, este lo ataca con una violencia que cuesta de creer en un pájaro tan hermoso. El garganta azul es mucho más rápido: la forma de su cuerpo es parecida a la de un jet militar, y es muy manejable y rápido. Está siempre vigilando su territorio y si se percata de la presencia del magnífico, entonces, tan rápido como puede (y sin que el otro se de cuenta de lo que va a pasar), vuela hasta allí y comienza a volar en círculos alrededor del magnífico, con tal de anular las corrientes de aire. Así, el magnífico ya no puede volar más y desciende al suelo en estado de shock, y el garganta azul empieza a picotearle la cabeza.

Debe ser algo impresionante de ver.

Es el caso más impresionante de relación de nicho que he llegado a ver.

Esto nos demuestra que la varianza es más importante que la media para el nicho, ¿no?

Sí, lo que importa es la varianza, ya que la media la comparten. Aquella especie que puede dominar la media debe ser capaz de excluir de alguna manera a las otras. Al menos, en esta parte específica de la relación de nicho. Pienso que el descubrimiento de este tipo de relación de nicho y la demostración, una y otra vez, de su importancia, mediante datos extraídos de la realidad, es muy útil para quienes estudian el comportamiento y el número de especies. Creo que estos son los avances más importantes, porque nos pusieron en una posición desde la que podíamos aconsejar a la gente. No sabíamos todas las respuestas, pero sabíamos las suficientes como para decirle a la gente: si queréis este tipo de mundo, tenéis que hacer esto; si queréis aquel tipo de mundo, tenéis que hacer lo otro. Y entonces pasa a depender de todos. Yo solo tengo mi voz, y mi voto, como ciudadano.

¿Cuáles son los principales factores de la biodiversidad? ¿Es el espacio, la energía, la heterogeneidad medioambiental? ¿Cuál es el más importante?

Puedo hablarte de nuestros resultados más recientes. Observamos más de 25.000 especies de todo el mundo y teníamos una teoría en marcha, que preveía por qué algunas áreas del continente tendrían más especies. Y realmente no estoy hablando de «continentes», sino de «regiones evolutivas», áreas que obtuvieron sus especies por medio de la evolución y que están llenas de endemismos. Entonces, añadimos otro factor, porque todo el mundo dice que la razón que determina el número de especies tiene que ver con el clima. Así que introdujimos 102 variables climáticas en nuestro estudio, pero todavía no teníamos una teoría. Teníamos una teoría para las áreas pero no para el clima. En realidad, tenemos una para el clima, pero es incorrecta. De hecho, tenemos unas diez teorías para el clima, yo he participado en cinco de ellas y todas están mal [riendo]. Es una cuestión muy importante y me gustaría que tuviera una respuesta. Lo interesante es que, si solo te basas en el clima, nada es significativo. El clima se vuelve significativo, de una manera increíble e interesante, cuando se añade para explicar las desviaciones del área. Primero, se mira el área. Así, si la pregunta es qué controla el número de especies, la respuesta en el caso de los vertebrados, y probablemente de las plantas y los insectos, es el área de la región. Cuanto más grande es el área, más grande es la reserva de especies. Y el clima de esta área también es importante. Así, si tienes el área y el clima juntos influyendo en la reserva de especies, entonces sabrás cuántas especies hay, digamos, en toda Eurasia. Ahora, pon que quieres saber cuántas especies hay en España.

En una región mucho más pequeña, vaya.

En una región más pequeña, sí. Y la respuesta a esta cuestión depende de los hábitats, y no se ha planteado bien. No sabemos cómo calcular el número de especies y lo estamos intentando con mucho esfuerzo. Hay contribuciones interesantes; por ejemplo, poner juntas un número de especies y dejarlas hacer. Entonces se explora la varianza del área y se establecen diversos hábitats. La diversidad de estos hábitats entonces evoluciona, a causa del número de especies, y cuantas más especies hay, más pronunciadas son las diferencias entre los hábitats.

Porque están más abarrotados.

Sí, son más resistentes. El ejemplo más interesante es el de las plantas. Hay dos áreas semiáridas, una en Sudáfrica, conocida como fynbos, y otra en el suroeste de Australia, conocida con el nombre de kwongan, que tienen tres veces el número de especies que se esperaría en un área así.

«El fuego es como una cordillera nueva que surge continuamente y divide la terra; es una fuerza de especiación alopátrica»

¿Cuál es la razón de este exceso de biodiversidad?

Tiene que ver con la especiación, cuyas tasas allí son muy altas. En Sudáfrica, por ejemplo, se da un ecosistema de tipo mediterráneo. Hay incendios en verano, incendios enormes, que han separado a las poblaciones y las han dividido hasta que han terminado por especiarse. El fuego es como una cordillera que surge continuamente y divide la tierra. Y por eso ambas tienen tantas especies.

Así pues, ¿el fuego es una fuerza de especiación?

El fuego es una fuerza de especiación alopátrica [por aislamiento geográfico]. Allí, la especiación alopátrica encuentra un paisaje con el cual puede trabajar, porque tiene un suelo muy pobre. Si medimos la concentración de nutrientes, se verá que es muy, muy baja. Entonces, se observa si un grupo de especies se ha formado y, efectivamente, las especies allí se han especializado en los nutrientes del suelo, en los que hay disponibles, incluso si no hay varianza. Están variando el hábitat al hacer que este evolucione por la presión de muchas especies. Así pues, las especies se presionan las unas a las otras y disminuyen las habilidades de las otras de forma sorprendente, de verdad. Y lo que me dice eso es que, si soy conservacionista, si quiero salvar a algunos taxones en mi país o en mi región, diré: busquemos parques naturales y asegurémonos de que sus poblaciones se mantengan tan sanas como sea posible allí. Este sería mi consejo al gobierno: si quieres conservar un montón de especies, entonces necesitas muchos hábitats. Por otro lado, ¡la naturaleza no dice eso! La naturaleza dice: bien, veo esta cantidad de área y el clima es este… Crearé hábitats a partir de la presión que ejerza. Por tanto, el número de especies crea la diversidad de hábitats, mientras que a escala pequeña, el número de especies aprovecha la diversidad de hábitats que ya se han desarrollado, así que va al revés.

En las dos direcciones, tanto desde la parte abiótica como desde la biótica.

Sí, eso me sorprendió, pero así es. Esto tiene implicaciones terribles para la sociedad, que estamos empezando a ver. Nos dice, básicamente, que no hay ninguna especie fuera de peligro. Nos dice que tenemos que salvar a las especies comunes y a las raras, y que tenemos que prestar atención a todo el sistema: al área, al clima. Así seremos capaces de salvar un buen número de especies. Si no lo hacemos así, cada especie irá desapareciendo. Y cuando se extingue, hay menos presión sobre las especies que permanecen y estas expanden su nicho. Así se pierde la diversidad de hábitats.

«No hay ninguna especie fuera de peligro; tenemos que salvar las especies comunes y las raras, y hemos de prestar atención a todo el sistema»

¿Hay otros procesos importantes que modulen la biodiversidad?

Sí, por ejemplo, uno relacionado con los nichos y con la evolución de la estructura de la comunidad: la selección de hábitat dependiente de la densidad. Se trata de un campo que introdujo Stephen Fretwell a mediados de los sesenta. Partiendo de una única especie, al añadirse otra, encontramos cambios muy interesantes en el comportamiento y en el uso del espacio del nicho, según las interacciones que se den. Vemos especies haciendo cosas que la teoría del nicho no comprende, que se supone que no pueden ocurrir nunca… ¿Cómo puede ser? Uno de los muchos experimentos fue llevado a cabo por un canadiense en los años sesenta. Observó e hizo pruebas con intestinos de ratas como hábitats para parásitos. En la parte final del estómago era donde hallaban mejor alimento, pero era una zona muy ácida, así que no era un hábitat bueno. Un poco más abajo, el pH es mucho más alto y eso sí es un hábitat genial para comer todo lo que tienes que comer si eres un parásito. Introdujo dos especies de parásitos y demostró que, si se ponen juntas, se obtienen resultados radicalmente diferentes que si están solas. Si están solas, todas saben que el mejor lugar donde estar es en el estómago, así que se concentran allí. Pero si pones dos especies juntas, una lo hará, pero la otra se dispersará. Lo que hace esta segunda es una selección de hábitat dependiente de la densidad, y también selección de hábitat dependiente de la interacción.

Las obras clave de Michael Ronsezweig. / F. Mesquita

¡No tienen otra forma de vivir allí!

Exacto, tal y como escribí en un artículo el mes pasado: «Vive pobre o muere». Hay un montón de especies viviendo así, y tienden a ser muy comunes y a estar muy dispersas, porque hay muchos entornos pobres.

Tal y como señalan otros científicos y buena parte de la sociedad, en su último libro Win-win ecology (Oxford University Press, 2003), usted muestra cierta preocupación por la crisis de la biodiversidad.

Sí, así es.

Usted sugiere hacer más salvajes los entornos humanizados. ¿Sería eso efectivo?

Conozco un biólogo especializado en clima tropical que me dice que en los trópicos puede ser muy eficaz. Eso no quiere decir fácil. La gente de allí es la más interesada en hacerlo y el clima también es mucho más fácil para ello.

Yo estaba pensando más bien en ciudades europeas, por ejemplo.

Te tengo que decir que, después de este libro, decidí que escogería una ciudad, la mía, y vería qué puedo hacer, pero… Demasiada política.

¿De verdad?

De verdad. Yo soy demasiado de ir por casa, no soy importante, soy como cualquiera que vive en la ciudad. Solo soy otro ciudadano. Pero fuera de la ciudad, la idea tiene mucho éxito. Hay dos o tres grupos de personas en el área central de California, del área de la bahía de San Francisco a Monterrey y Sacramento… y este triángulo está lleno de proyectos de ecología de la reconciliación. Hay un cineasta, Kit Tyler, que produjo una película sobre la ecología de reconciliación, que ganó dos Emmys. Jane Fonda era la narradora, e incluso mi cara aparece [riendo]. Se llama Becoming California y puede verse gratuitamente. Es un trabajo magnífico.

1 Estos valores proceden de la típica relación entre especies y área, que toma una forma curvilínea que puede ser descrita por la ecuación S=cAz, en que S es el número de especies y A es el área.

© Mètode 2018
Profesor titular de Ecología de la Universitat de València e investigador en el Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva (España). Da clases en los grados de Biología y Ciencias Ambientales y en el máster de Biodiversidad de esta universidad, principalmente, en asignaturas relacionadas con la biogeografía y las invasiones biológicas. Su investigación se centra, principalmente, en la ecología y la diversidad de las comunidades acuáticas, coordinando proyectos de investigación en ambientes tropicales y mediterráneos, así como en especies exóticas invasoras. También colabora, ocasionalmente, en investigaciones sobre cambios paleoambientales o de ecología evolutiva, mediante la aplicación del conocimiento del grupo de pequeños crustáceos en el que se ha especializado, los Ostracoda. E-mail: [email protected]