Ferran Zurriaga, impulsor de la renovación pedagógica en el País Valenciano, ha muerto hoy en Olocau, el pueblo donde nació en 1938. Ferran Zurriaga desarrolló a lo largo de su carrera como maestro una didáctica comprometida con los niños y niñas y su entorno, y potenció especialmente los itinerarios didácticos y el descubrimiento del entorno natural y social. Un entorno que ha estado muy presente en sus trabajos etnobotánicos, fruto de los cuales surgió una intensa colaboración con la revista Mètode.
A través de sus artículos pudimos descubrir los «secretos del olivo», los «segadores de palma de Olocau», el «flagrante lentisco» o las «lozanas higueras». Artículos que más tarde se recogieron en el libro Herbari: Viure amb les plantes, firmado conjuntamente con otro gran divulgador de la etnobotánica, Daniel Climent. Muchos de sus artículos, todavía hoy, tienen una gran recepción en la web de la revista, a través de la qual se pueden recuperar.
Tras conocer su pérdida han sido diversas las asociaciones valencianas que han destacado el gran papel de Ferran Zurriaga en la educación valenciana y en defensa del valenciano, como Acció Cultural del País Valencià (de la que fue socio fundador) o Escola Valenciana (que reconoció su labor en 2018 con el galardón Josep Vicent Garcia en la Trayectoria Individual). Zurriaga no dejó nunca de ser un maestro, como él mismo reconocía en una entrevista con motivo del Premio que le otorgó Escola Valenciana, y su trabajo sin duda ha dejado huella. La periodista Violeta Tena lo ha resumido así en la piezza que le ha dedicado en la revista El Temps: «un hombre discreto y trabajador, sin el que el País Valenciano no sería lo que es ahora».