Arte y ciencia más cerca que nunca

La Universidad Politécnica de Valencia acoge el segundo congreso internacional <<ACC: Arte, Ciencia, Ciudad>>

«Luz, más luz! = Visualidad :: Energía :: Conectividad» es el lema de la segunda edición del congreso internacional «ACC: Arte, Ciencia, Ciudad», que se celebró la última semana de octubre en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). El eje vertebrador del congreso fue la luz, a diferencia de la anterior edición, el 2013, que tuvo una temática más general. Y esto porque justo el 2015 fue declarado el Año Internacional de la Luz y de las Tecnologías basadas en la Luz por la ONU.

«El congreso es una oportunidad para que disciplinas que normalmente viven cada una dentro de su espacio académico puedan encontrarse»

El Máster Universitario en Artes Visuales y Multimedia de la Universidad Politécnica de Valencia, por un lado, y la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), por la otra, eran las instituciones encargadas de organizar el congreso. Ambas llevaban muchos años elaborando proyectos en común y compartiendo investigaciones interdisciplinarias, hasta que decidieron organizar un congreso dedicado a la fusión del arte, la tecnología y la sociedad que hiciera visible la situación de este tipo de iniciativas, según nos cuenta María José Martínez-de Pisón, codirectora del congreso y profesora del departamento de Pintura de la Facultad de Bellas artes de la UPV. Para conocer más a fondo los objetivos, el funcionamiento y la proyección del congreso hemos preguntado también a otros miembros del comité organizador, como Josu Rekalde, codirector del congreso y director de máster de Arte Contemporáneo Tecnológico y Performativo de la UPV/EHU, y Moisés Mañas, encargado de publicidad y medios de comunicación social del congreso, director del máster de Artes Visuales y Multimedia y profesor del departamento de Escultura de la Facultad de Bellas artes de la UPV. También hablamos con Oier Gil, doctorando de la UPV/EHU al departamento de Arte y Tecnología, que expuso en la creative room y nos habló de Protesta-$1, su instalación interactiva multiusuario.

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Josu Rekalde, codirector del congreso y director del máster de Arte Contemporáneo, Tecnológico y Performativo de la Universidad del País Vasco. Foto: Laura Sanantonio

El porqué del trinomio arte, ciencia y Ciudad

Desde el nacimiento del congreso, en 2013, el objetivo principal ha sido hacerse eco de esta idea de interacción entre disciplinas. Normalmente encontramos por separado el arte, la ciencia y la tecnología, pero aquí se presentan de una forma confluyente, original y distintiva. En palabras de Martínez-de Pisón, el congreso es «una oportunidad para que disciplinas que normalmente viven cada una dentro de su espacio académico puedan encontrarse».

«La creative room está pensada para un público que no sólo sea espectador de una exposición, son proyectos que hacen partícipe de la investigación a la audiencia»

La codirectora también apunta que algunos de los motivos de haber querido mostrar esta fusión tan impactante al público han sido los cambios en los modelos académicos, la presencia de los másteres, el cambio de la estructura universitaria que estamos viviendo y la integración y normalización de las bellas artes en la estructura académica. «Todos estos elementos nos llevaron a pensar que podía ser una buena idea mostrar y dar a conocer estos proyectos basados en la unión del arte, la tecnología y la sociedad que tanto pueden interesar al público», explica.

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Cuidados intensivos. Redes neuronales y computación connexionista DIY es el ejemplo perfecto de ciencia interpretada desde una perspectiva artística que relaciona el ojo humano y todos sus elementos nerviosos con una parte más estética. Foto: Laura Sanantonio

Similar es la afirmación de Mañas, quien define el congreso «ACC: arte, ciencia, ciudad» como un espacio donde diferentes investigadores y comunidades interesadas en la relación de este trinomio se relacionan entre ellos a escala internacional. Mañas afirma que «estos juegos transversales entre disciplinas son fundamentales entre la comunidad científica y la artística».

Por su parte, Rekalde destaca el carácter relacional y, sobre todo, no abstracto entre ambas disciplinas –el arte y la ciencia– y la voluntad de usarlo para el público. «Queremos que sirva para el público y para la gente del pueblo y de la ciudad. El hecho que exista la palabra ciudad como urbana hace referencia a una manera de vivir y de transitar el arte», explica.

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Moisés Mañas, responsable de publicidad y redes sociales de «ACC: Arte, Ciencia, Ciudad». Foto: Laura Sanantoni

El singular formato del ACC: ponencias, paneles y creative room

El congreso ACC destaca, además de por la inusual temática que trata –el cruce entre ciencia y arte–, por la singular forma en que se ha configurado el seminario. La originalidad radica en el formato innovador e interactivo, a la vez que tradicional, en que se ha estructurado la organización de los actos.

Por un lado, el programa invita al público a una serie de conferencias con ponentes de diferentes campos, desde químicos a filósofos pasando por artistas provenientes del cruce arte-tecnología de prestigio nacional e internacional.

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El artista Germán Torre presentó el proyecto Invisibilidad óptica con lentes paraxiales sobre imagen proyectada. Esta obra se centra en la idea de la eterna imposición de lo visible sobre lo oculto, especialmente en los medios de comunicación. Esto se ve en las imágenes proyectadas, que ponen como ejemplo la Ley de Seguridad Ciudadana. Foto: Laura Sanantonio

Esta sería una manera tradicional de presentar el conocimiento científico, en forma de clase magistral, como hace por ejemplo Miguel Morey, catedrático de la Universidad de Barcelona, en su ponencia. Pero el congreso también contaba con la presencia de participantes como Fernando Sapiña, que se alejan de esta idea clásica de discurso. Lo apunta Martínez-de Pisón: «La conferencia inaugural de Fernando Sapiña fue divertida, instructiva, directa. Nos mostraba como van cambiando los colores del fuego cuando le añadía sodio, y todo ese mundo científico que se aleja de lo que es la lección magistral». Por otro lado, también están organizadas más de veinte ponencias de una duración de quince minutos cada una, menos densas que las conferencias clásicas, para hacer más amenas y más directas las presentaciones. En el ámbito internacional, los ponentes más importantes con los que ha contado el congreso son, según cuenta Mañas, Roger Malina, padre de Leonardo, una de las revistas más importantes de arte, ciencia y tecnología del mundo, y Christa Sommerer, artista de primera línea de arte y ciencia.

«Hay una técnica muy amplia cuando se fusiona el arte y la tecnología, que puede dar como resultado mil proyectos diferentes porque hay un universo infinito de posibilidades e ideas»

La codirectora del seminario enfatiza la idea que todo tiene cabida en esta iniciativa, que lo más importante es «mostrar otras formas de comunicar que estén más cerca de la demostración, de las muestras de los procesos y de los prototipos que revelan mucho más del que lo hace cualquier investigación». Para conseguirlo ha sido fundamental la creación de una creative room. ¿Qué es esto? Según explica Martínez-de Pisón se trata de una sala donde están expuestos algunos de los proyectos elaborados por artistas y científicos que trabajan con la idea del arte interactivo. «Consiste en mostrar investigaciones en un sistema que no sea

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Pulsar. Making visible the soud of stars es el proyecto de Ferran Lega. Foto: Laura Sanantonio

el textual, que nos permita una experiencia de la investigación llevada a cabo con medios audiovisuales o con medios plásticos», nos dice. La creative room está pensada para un público que no sólo sea espectador de una exposición, son proyectos que hacen partícipe de la investigación a la audiencia, lo que se denomina arte interactivo.

La confluencia del arte y la tecnología plasmada en proyectos de autor

Un total de catorce proyectos conforman el material expositivo de la creative room del congreso «ACC: Arte, Ciencia, Ciudad». Entre toda la variedad de diseños podemos encontrar, por ejemplo, una obra de Ferran Lega que trata el tema de la resonancia del sonido en el agua. Se centra en la visualización del sonido mediante una reverberación que crea un movimiento en el agua que dibuja formas geométricas. Otro ejemplo es la obra de Augusto Zubiaga y Lourdes Cilleruelo llamada Cuidados intensivos. Redes neuronales y computación conexionista DIY. Este es el ejemplo perfecto de ciencia interpretada desde una perspectiva artística que relaciona el ojo humano y todos sus elementos nerviosos con una parte más estética.

«El arte interactivo necesita de un público despierto y activo, que no tenga vergüenza ni esté cohibido, que tenga la voluntad de dar respuesta a las obras de este tipo de arte, que tenga curiosidad»

Unas de las obras más impactantes era la de Oier Gil Ziparain, licenciado en Bellas artes y que actualmente está cursando el doctorado en Arte Contemporáneo a la UPV/EHU. Él es uno de los artistas que han participado exponiendo su proyecto a la creative room y con quien hemos podido hablar. Su proyecto de investigación, Protesta-$1, consiste en la introducción del arte transmedia como un nuevo lenguaje para la articulación consciente de la protesta sociopolítica. El proyecto se basa en una instalación interactiva que utiliza un elemento de protesta, como es un megáfono, conectado a un objeto cotidiano que todo el mundo usa, como es el teléfono móvil. Según la opción que escogemos en el teléfono móvil, el muro que estamos viendo proyectado se rompe para dar paso a una manifestación.

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El artista Oier Gil muestra su obra Protesta-1$. Foto: Laura Sanantonio

El objetivo de este «simulador de manifestaciones», como él mismo lo denomina, es hacer reflexionar sobre los objetivos de las protestas sociales y sobre la forma de llevarlas a cabo con la finalidad de que el mensaje que se transmite a través de los mismos participantes y de los medios de comunicación no se distorsiono. Utilizando el caso de Palestina e Israel, que según afirma el autor es con el que más identificado se encuentra, se nos muestra una manera diferente de utilizar el arte interactivo de forma que invita a repensar la forma en que se suele protestar. También quiere plasmar con Protesta-$1 la idea del esfuerzo que supone traer una iniciativa social adelante. «Cuando llegas a la instalación ves un muro, y sabes que detrás de ese muro se está llevando a cabo un bombardeo. El hecho de coger un megáfono es como saltar el muro e implicarte en el problema, y es un paralelismo del que está sucediendo allá», nos explica Gil.


Los retos y el futuro incierto del arte interactivo

El arte interactivo necesita de un público despierto y activo que, como apunta Gil, no tenga vergüenza ni esté cohibido, que tenga la voluntad de dar respuesta a las obras de este tipo de arte, que tenga curiosidad para ver qué pasa si investiga un poco con el proyecto. En su caso, por ejemplo, las personas que pasan por el cercando de Protesta-$1 no suelen coger el megáfono en la mayoría de los casos. El autor considera que esto es un problema porque, entonces, no llegan a descubrir el significado real de su proyecto ni llegan a descifrar lo que él quería transmitir.

«Los «juegos transversales entre disciplinas» son fundamentales entre la comunidad científica y la artística»

Sumado a este problema que presenta el arte interactivo, también se encuentra el obstáculo de la visibilidad. Cómo que es un congreso que se dirige básicamente a un público académico –universitarios, investigadores– se pierde la idea de llegar a público más amplio. Según el artista entrevistado, el hecho que las conferencias y los congresos normalmente se presentan en un ámbito universitario implica que las ideas que se plantean en estos lugares no trasciendan a la audiencia más popular. «Cuando estaba realizando mi doctorado iba a muchos congresos, pero éramos todo universitarios e investigadores. No creo que un congreso sea la mejor forma de llegar a la gente, porque no es cercano», señala. La solución a este problema? Según él, enseñar todas estas iniciativas en la calle de alguna forma, porque «la gente no tiene la voluntad ni la iniciativa de ir a ningún lugar a ver este tipo de proyectos, hay que traerlo a la calle».

Martínez-de Pisón también destaca la poca visibilidad de la confluencia de arte y ciencia a los medios de comunicación, y además admite que el inconveniente de este tipo de iniciativas es que no hay mucha gente interesada en ellas y esto dificulta mucho más que se difundan este tipo de actividades. Además, se añade el problema de la poca financiación que recibe la investigación por parte del gobierno. «No vivimos en un país que apoyo demasiado apoyo económico a la investigación, es el que hay», lamenta la codirectora del congreso.

«El inconveniente de este tipo de iniciativas es que no hay mucha gente interesada en ellas y esto dificulta mucho más que se difundan este tipo de actividades»

En cuanto a las líneas que van tejiendo el presente y el futuro del arte interactivo, podemos decir que las redes sociales con el tiempo están cobrando mayor relevancia puesto que son una forma clave de interacción entre el público y los artistas y científicos de una manera fácil y sencilla, cómo ha hecho Gil con su proyecto utilizando la tecnología de los teléfonos móviles. Además, apunta que antes era un tipo de arte mucho más marginal y que con internet se ha abierto el abanico de posibilidades. Hay una técnica muy amplia cuando se fusiona el arte y la tecnología, que puede dar como resultado mil proyectos diferentes porque hay un universo infinito de posibilidades e ideas. «Últimamente están saliendo muchos proyectos de este tipo muy potentes», remarca. Muestra de esto sería el congreso «ACC». «El resultado ha sido muy positivo y ya esperamos la tercera edición», afirma Rekalde haciendo balance.

© Mètode 2015