La sorprendente y sigilosa fauna del desierto

Necesitamos conservar la enorme riqueza biológica de los desiertos

GACELA

Los desiertos y su inexplicable fauna

En los desiertos el agua es un elemento extraño. Las lluvias son muy inferiores a la evapotranspiración, debida a la alta radiación, y a este déficit se une su heterogeneidad espacial y temporal, lo que dificulta aún más su potencial aprovechamiento. El bioma del desierto puede definirse climatológicamente como la suma de todas las zonas áridas e hiperáridas del globo terráqueo (Figura 1), es decir, aquellas zonas en las que el índice de aridez (cociente entre la precipitación anual y la evapotranspiración potencial) es inferior a 0,20. Por tanto, se trata de lugares en los que, como mínimo, se evaporaría cinco veces más agua de la que aportan las lluvias.

Sin embargo, como ocurre con otros escurridizos conceptos, este criterio climático deja escapar a los desiertos fríos, situados en zonas altas, donde una evapotranspiración potencial baja hace que aumente el índice de aridez y no entren en las categorías de aridez señaladas. Por ello, existen otros dos criterios para definir un desierto, como propone el Global deserts outlook (Ezcurra, 2006). Uno, fisiológico, considera como desiertos grandes áreas contiguas con baja cobertura vegetal y amplias extensiones de suelo desnudo. El segundo, biológico, entiende los desiertos como las ecorregiones que contienen plantas y animales con claras adaptaciones para la supervivencia en entornos áridos. La superposición de las áreas definidas por cada uno de los tres criterios da lugar a una definición compuesta de los desiertos mundiales. Así pues, ocupan casi una cuarta parte de la superficie terrestre –unos 33,7 millones de kilómetros cuadrados– y están habitados por más de 500 millones de personas.

Puesto que la vida depende del agua, un desierto debería ser lo opuesto a un ecosistema. De hecho, una de las acepciones de esta palabra en el diccionario de la RAE, al emplearse como adjetivo, es ‘Despoblado, solo, inhabitado’. Esta es la impresión que se tiene desde un avión que se dispone a aterrizar en Leh (Ladakh, India; Figura 1A) o al atravesar el inmenso pedregal del Regg Labyad (Sáhara Atlántico; Figura 1B). Se trata de vastos territorios en los que es difícil encontrar una brizna de hierba y cuya impresión recuerda más a un paisaje marciano que terrestre. Sin embargo, en estos ecosistemas improbables es donde Harmusch, una asociación dedicada al estudio y conservación de la fauna, ha llevado a cabo expediciones con el objetivo de encontrar especies que se creían extintas o, cuando menos, se desconocía el estado de sus relictas poblaciones. No se trataba de averiguar si allí existían cromistas, bacterias o arqueas. Al contrario, buscábamos animales de gran porte, como herbívoros o incluso grandes carnívoros, cuya existencia debía ratificar toda una pirámide trófica sobre la que sustentarse.

En efecto, al contrario de lo que transmiten esos espacios aparentemente estériles y vacíos, los desiertos representan ecosistemas únicos que soportan una importante biodiversidad vegetal y animal. Son precisamente sus peculiares adaptaciones para sobrevivir en condiciones extremas lo que ofrece, como hemos señalado, uno de los criterios para definir un desierto. En este artículo repasamos el resultado de las expediciones llevadas a cabo en tres de estos lugares desérticos. Para ello presentamos brevemente estos remotos lugares, los métodos de estudio y seguimiento de la fauna que los habita, especialmente complejos en estas zonas remotas (Brito et al., 2009), y los hallazgos que Harmusch ha hecho en algo más de una década.

Recorriendo inmensos y remotos territorios

Al igual que no hay un único criterio para definir un desierto, tampoco existe un único paisaje desértico. Más allá del clásico mar de dunas que generalmente se asocia a estos territorios, en los desiertos predominan las piedras y las rocas (50 % de la superficie de los desiertos, llegando a estar presente en el 80 % del Sáhara; Evenari et al., 1986), fruto de una continua criofracción y otros procesos geoquímicos de desgaste. Los desiertos se extienden a lo largo de inmensas planicies, pero también ocupan terrenos montañosos. En los desiertos hace mucho calor, pero por la noche el frío es insoportable. El rasgo que a todos los une es la sequedad y la falta de agua. En los casos más extremos, como el desierto de Atacama, hay pluviómetros que durante cuarenta y cinco años no registraron un solo evento de lluvia (Martínez-Valderrama, 2016).

mapa zonas áridas

desert

Asociación Harmusch

Los desiertos, por tanto, son ambientes duros, lugares mal comunicados, que no invitan al paseo fácil y que muchas veces se prestan a conflictos geopolíticos. No es casual que en los tres casos de estudio que presentamos, hayamos esquivado, con éxito hasta la fecha, zonas minadas, que, en algún caso, no hemos tenido más remedio que atravesar. Una vez que se abandonan los últimos lugares habitados, comienza un viaje incierto, en el que es necesario contar con una buena planificación logística. Es este componente de aventura, unido al atractivo que generan los lugares remotos e ignotos, lo que promovió el interés de un grupo de biólogos a explorar estas vastas zonas en busca de un antiguo esplendor faunístico, como el que los biólogos Morales Agacino o Valverde describían en sus expediciones al desierto del Sáhara (Harmusch, 2015a).

Fue en 2014 cuando se formalizó la personalidad jurídica del grupo, que ya era operativo unos años antes. Así, en 2010 nos aventuramos a la región de Cachemira, con el propósito de detectar linces del Himalaya (Lynx lynx isabellinus) en el valle del Nubra (Figura 1A2). Según la literatura consultada (Chundawat, 1990), la especie probablemente se había extinguido allí y en los últimos años no había rastro de su presencia. Las razones se achacaban, como tantas veces, a cambios en el uso del suelo. La zona que nos interesaba prospectar, la Cachemira, no tenía un dueño claro, y aún se la disputan la India, Pakistán y China. Todos ellos querían asentar a sus poblaciones para confirmar su dominio, y para ello fomentaban la explotación de unos recursos naturales que hasta hacía pocos años se encontraban en buen estado y albergaban poblaciones de estos felinos. Por si era necesario algún motivo más para ir, por allí rondaba el fastuoso leopardo de las nieves (Panthera uncia), y los paisajes minerales se aliaban con unos desniveles fabulosos para crear un entorno tan complicado de andar como fácil de admirar (Figuras 1A1 y 1A2).

Poco después, en 2011, un par de representantes de Harmusch aplicó el mismo criterio para buscar al esquivo gato andino (Leopardus jacobita) en el Parque Nacional Sajama, en Bolivia (Figura 1C1 y 1C2). Antes, el lugar había sido visitado por otra expedición individual, que sirvió para acaparar conocimientos básicos sobre el terreno y hallar la prueba, en forma de excrementos, de que uno de los felinos más huidizos del planeta moraba en ese duro altiplano (Sunquist y Sunquist, 2002).

Sin embargo, el verdadero motivo de la existencia de Harmusch, que en hasaní es ‘gacela de Cuvier’ (Gazella cuvieri), es el sector occidental del desierto del Sáhara, por su pasado esplendor y por la relativa cercanía a la península Ibérica. Esta cercanía ha hecho que lo hayamos recorrido en numerosas expediciones y se haya convertido en el eje central de nuestras investigaciones (Harmusch, 2015b). Se trata de un amplísimo territorio (cerca de 20.000 km2; Gil-Sánchez et al., 2020) donde llevamos a cabo estudios de largo recorrido y donde los hallazgos son más numerosos. La frecuencia de nuestros viajes nos ha llevado a conocer a algunos habitantes de la zona y compartir intereses con otros investigadores abducidos por la dureza de estos parajes, dando lugar a fructíferas colaboraciones.

Métodos de detección y estudio de fauna

Logística de las expediciones

Las dificultades inherentes a la investigación de la fauna de las regiones remotas comienzan por la organización de las expediciones. Hoy día, gracias a los avances en las comunicaciones, el acceso a las regiones más remotas de la Tierra no plantea los retos a los que se enfrentaron los exploradores de siglos pasados. Así, por ejemplo, tras varias horas de preparación del material y un par de días de viaje en todoterreno, nuestro equipo puede plantarse en el corazón de la Hamada de Tindouf, en el desierto del Sáhara, y estar a pleno rendimiento con la recogida de datos (Figuras 2A, 2B y 2C). Esto mismo, apenas tan solo un siglo antes, le costaba un par de meses al insigne entomólogo Morales Agacino, entre los preparativos, el desplazamiento en barco desde España y el durísimo viaje a lomos de dromedario hasta la región de La Betana.

La presencia en el territorio de estudio es fundamental para detectar fauna del desierto. En la imagen, toma de muestras de gacelas dorcas

Figura 2. La presencia en el territorio de estudio es fundamental para detectar fauna del desierto: A) Toma de muestras de gacelas dorcas (Gazella dorcas) en el Sáhara, aprovechando los días menos calurosos del invierno. / Asociación Harmusch

Inspección de unas madrigueras de feneco

B) Inspección de unas madrigueras de feneco (Vulpes zerda) en medio de una llanura sahariana / Asociación Harmusch

Inspección de aljibes para detectar fauna del desierto

C) Inspección de aljibes para detectar fauna del desierto; esta resulta obligada en lugares tan secos, pues allí se congregan animales sedientos y sus depredadores. / Asociación Harmusch

Ahora bien, disponer de un moderno 4×4, y mejor si son dos, no evita las duras condiciones que imponen los desiertos. En primer lugar, hay que cargar con todo el equipo (material científico aparte) que permita la mayor autonomía posible para sobrevivir en parajes de clima extremo y muy apartados de la civilización, durante todo el tiempo requerido por los trabajos planteados. Combustible y ruedas extras, mucha agua en bidones, comida no perecedera, botiquín y herramientas para reparaciones mecánicas de emergencia son los ángeles de la guarda de los expedicionarios saharianos. Un par de vulgares pinchazos pueden convertir una gran experiencia de investigación en una trampa de la que es difícil salir. Además, ha de considerarse el material que facilita el imprescindible reposo tras las duras jornadas de campo, como todo lo necesario para instalar un campamento nocturno adecuado (Figura 2D).

Campamento sahariano

D) Campamento sahariano. / Asociación Harmusch

Los desiertos de montaña plantean retos adicionales, sobre todo los impuestos por el abrupto relieve y la elevada altitud. Allí ya no valen los 4×4, así que el músculo, tanto humano como animal, sigue siendo el motor de las expediciones. Como desde hace siglos, las mulas o los yaks pueden cargar con el equipo hasta los pueblecitos o hasta las fondas ancestrales que se sitúan en las rutas ganaderas o del comercio local entre los grandes valles del Transhimalaya. Desde estos hogares provisionales comienza el trabajo duro: estudiar la fauna a más de 4.000 m de altitud a pie y salvando diariamente desniveles de más de 1.000 m en apenas 2 km (Figuras 2E y 2F). La preparación física es fundamental, así como la aclimatación previa en altitud, ya que sufrir el mal de altura puede anular cualquier opción de trabajo.

Observación en el Himalaya indio con prismáticos, imprescindibles, junto con los telescopios, en la búsqueda de fauna del desierto

E) Observación en el Himalaya indio con prismáticos, imprescindibles, junto con los telescopios, en la búsqueda de fauna del desierto. / Asociación Harmusch

Espera en el frío amanecer en un collado a 4.500 m en el P. N. Sajama

F) Espera en el frío amanecer en un collado a 4.500 m en el P. N. Sajama. / Asociación Harmusch

Transectos diurnos y nocturnos: huellas y excrementos

La fauna de los desiertos se caracteriza por su marcada adaptación a la noche, tanto por razones fisiológicas como para evitar a los humanos. Esto último es especialmente relevante en el Sáhara, donde los cazadores dispararan a todo ser vivo de más de un kilo, hasta el punto de haber llevado a la extinción a algunas especies. Sendos motivos hacen de las observaciones directas un método poco rentable, excepto para aves y herpetos. Valga de ejemplo que tuvimos que acumular 707 km a pie para detectar solo 57 gacelas de Cuvier en el Sáhara. Los transectos nocturnos con focos suelen ser relativamente útiles para detectar medianos y pequeños carnívoros, sobre todo si se realizan a pie, aunque requieren de un elevado esfuerzo, hasta de 20 km por persona y noche para detectar alguna especie. Son más rentables los muestreos de indicios indirectos, básicamente huellas (Figuras 3A, 3B y 3C) (cuando el sustrato es adecuado), excrementos (Figura 3D) o algún otro resto biológico (Figura 3E). Estos últimos son identificados mediante análisis genéticos (Silva et al., 2017), y además de valiosos datos de presencia, también aportan información sobre otros aspectos clave, como la ecología trófica (Herrera-Sánchez et al., 2023).

Trampas y cámaras trampa

El trampeo puede ser útil para estudiar algunos grupos, particularmente en el caso de los micromamíferos. Uno de los métodos tradicionalmente más utilizados para investigar roedores han sido las trampas tipo Sherman, una pequeña caja donde se capturan vivos los ejemplares gracias a un cebo de comida. Sin embargo, todo trampeo es un método intrusivo que conlleva inevitablemente molestias para los individuos. Afortunadamente, hoy día existe una alternativa muy eficiente que apenas acarrea disturbios: el foto-trampeo (Figura 3F). Este método ha sido una verdadera revolución en el estudio de la fauna, sobre todo de las especies crípticas y discretas, que suele ser el caso de los habitantes de los desiertos. Las cámaras trampa son dispositivos digitales que se disparan al paso de un animal mediante sensores de calor en movimiento (sensores pasivos de infrarrojos). Estas cámaras, instaladas estratégicamente en el área de estudio, pueden trabajar ininterrumpidamente durante meses, inventariando fauna de más de 10 gramos y registrando su comportamiento. Nosotros las utilizamos como método de detección en muchos casos (Gil-Sánchez et al., 2017; Gil-Sánchez et al., 2023), con resultados muy relevantes tanto en el Sáhara como en el Transhimalaya para especies muy icónicas: lince del Himalaya, leopardo de las nieves, gacela de Cuvier, arruí sahariano (Ammotragus lervia), gato de las arenas (Felis margarita), ratel (Mellivora capensis), etc. E incluso las hemos evaluado con éxito para los roedores saharianos, como jerbos (Jaculus jaculus) y jirds (Psammomys obesus) (Gil-Sánchez et al., 2023).

La vida secreta de los desiertos

Los resultados de las expediciones llevadas a cabo han arrojado un registro faunístico sorprendente. Más allá de las especies detectadas, nuestro trabajo nos ha permitido aportar datos sobre su biología y comportamiento. Además, en el caso del Sáhara, las colaboraciones con la población local y la Agencia Nacional de Aguas y Bosques de Marruecos han generado información útil para justificar la creación de un parque nacional en la región.

En la pequeña zona del Himalaya prospectada fuimos capaces, en muy poco tiempo, de detectar el lince del Himalaya, así como otras especies (Figura 4) que, discretas en el enorme espacio que habitan, eran descubiertas tras la continua prospección de cumbres y valles (Figura 2E). Además, tuvimos la suerte de constatar el éxito reproductivo del lince (Figura 4D), y abrimos una línea de trabajo donde hipotetizábamos sobre la relación entre el lince, el arbusto Caragana versicolor y la liebre lanuda (Lepus oiostolus), así como la separación de nicho trófico y la exclusión entre el leopardo de las nieves y el lince del Himalaya.

En tan solo diez días en Sajama pudimos observar varias especies. Tras una intensa nevada que hundió nuestra tienda, pudimos seguir un rastro de gato andino (Figura 3B) que finalmente se perdía en un roquedo. A cambio, otra noche, fuimos testigos del ataque de un puma (Puma concolor) a un rebaño de llamas (Lama glama). Con un poco más de tiempo y más ojos (artificiales, es decir, cámaras trampa) es probable que hubiésemos logrado el objetivo. Así lo hemos comprobado en el Sáhara, nuestra principal zona de estudio. En efecto, la experiencia y la pericia adquiridas en la exploración del terreno y la colocación de cámaras trampa han ido revelando los discretos habitantes del desierto (Figura 5). A lo largo de estos años el inventario de especies no ha hecho sino aumentar (Harmusch, 2015a): casi treinta mamíferos, incluyendo doce carnívoros; alrededor de cien especies de aves, incluyendo de nuevo grandes depredadores; cuatro especies de anfibios y unas cincuenta de reptiles, e incluso cinco de peces, que sobreviven en pequeñas charcas de carácter más o menos efímero.

Sin embargo, nuestro trabajo no es un mero recopilatorio de avistamientos; la hondura de los estudios ecológicos llevados a cabo es más profunda e interesante. Así, por ejemplo, hemos encontrado una relación entre los avistamientos y los índices de abundancia basados en señales indirectas, lo que podría ser útil para el seguimiento de poblaciones o estudios ecológicos (Gil-Sánchez et al., 2017). Además, los datos recopilados permiten modelizar la ocupación del territorio utilizando una serie de predictores. Nuestros resultados muestran que la distribución de la gacela de Cuvier está fuertemente relacionada con zonas montañosas con terreno heterogéneo y lejanía de grandes asentamientos humanos por encima de otros factores ecológicos (Herrera-Sánchez et al., 2018, 2020).

Por otra parte, hemos estudiado los hábitos alimenticios de diversas especies. Basándonos en el contenido de muestras fecales recogidas durante prospecciones a gran escala en el Sáhara, se confirmó su pertenencia a rateles mediante cámaras trampa y análisis genéticos (Gil-Sánchez et al., 2020). Hemos encontrado una interesante especialización trófica que permite la segregación de nicho y la consiguiente coexistencia con otros carnívoros, basada en los lagartos de cola espinosa (Uromastyx nigriventris, Figura 5I) (72 % del volumen en las heces). De igual forma, hemos estudiado algunos aspectos clave de la ecología del gato de las arenas, incluyendo selección de hábitat, densidad, patrón de actividad y relaciones depredador-presa (Gil-Sánchez et al., 2023). Por último, combinando diferentes enfoques y métodos, hemos descrito la dieta y estudiado las estrategias alimentarias de una pieza clave del ecosistema sahariano, la ya citada gacela de Cuvier, que encuentra en las acacias (Vachellia tortilis, V. flava) una especie esencial para su supervivencia en los desiertos que habita (Herrera-Sánchez et al., 2023).

Cabe destacar la complejidad de las relaciones de la fauna sahariana. Por un lado, existen solapamientos de actividad entre presas y predadores, como por ejemplo ocurre con el gato de las arenas y el jerbo, y aparece una marcada exclusión entre ciertos predadores, como el caso del zorro de Rüppell (Vulpes rueppellii) y el zorro rojo (V. vulpes). Por otro lado, hemos encontrado un uso casi exclusivo de las zonas más llanas y arenosas por parte del feneco (V. zerda) y del gato de las arenas.

Toda esta investigación nos ha llevado a conocer aspectos clave de la ecología del Sáhara Atlántico. Con ello se facilita la recuperación funcional de los elementos perdidos, a fin de restaurar la mayor integridad posible del ecosistema. Mediante el estudio de las especies de ungulados y carnívoros todavía presentes se pretende establecer las bases ecológicas necesarias tanto para su recuperación y conservación, como para acometer la restauración (mediante reintroducciones) de las especies extintas recientemente por causas humanas, como la gacela dama mhorr (Nanger dama mhorr), el órice cimitarra (Oryx dammah), el adax (Addax nasomaculatus), el guepardo sahariano (Acinonyx jubatus hecki) y el avestruz de cuello rojo (Struthio camelus camelus).

Indicios de fauna del desierto: huellas de lince, huellas de gato andino, huellas de facela, restos de cuernos...

Figura 3. En territorios con densidades de fauna tan baja es imprescindible saber interpretar los indicios de fauna. A) Huellas de lince del Himalaya (Lynx lynx isabellinus); B) huellas de gato andino (Leopardus jacobita) en la nieve en el P. N. Sajama; C) huellas de gacela de Cuvier (Gazella cuvieri) en el Sáhara Atlántico; D) análisis del contenido de excrementos recogidos durante las expediciones al Sáhara; este revela los hábitos alimenticios de los diversos carnívoros que pueblan el desierto; E) restos de un cuerno de gacela de Cuvier entre sustrato pedregoso en el Sáhara; F) cámara trampa a 5.000 metros en el Himalaya indio. / Asociación Harmusch

Conclusiones y perspectivas

Los desiertos son ecosistemas maduros cuya baja productividad hace que se equiparen con avanzados estados de degradación. Albergan una cantidad de fauna considerable, teniendo en cuenta los escasísimos aportes de lluvia que reciben. Sin embargo, son lugares cada vez más accesibles, donde la apertura de pistas, la proliferación de vehículos 4×4 y de rifles de precisión está acabando con su frágil equilibrio. Muchas de sus emblemáticas especies ya solo se encuentran en los libros de registro (studbooks) de centros de recuperación y cría (como La Hoya, de la Estación Experimental de Zonas Áridas del CSIC), y zoos.

Ver fauna en vivo y en directo es una de las mayores recompensas que un naturalista puede tener. Si a ello unimos que el ejemplar detectado es un espécimen raro, incluido en la lista de especies más amenazadas del mundo, o incluso se considera extinguido en la zona, entonces esos pequeños segundos de gracia se pueden saborear durante décadas. Sin embargo, no siempre se gana, y en muchas ocasiones hemos perdido rastros que nos parecían guiar hacia un raro ejemplar, o el animal se desvanece en un instante, perdiéndose, quizás, para siempre. Esa frustración debe servir como combustible para volverlo a intentar.

En todo caso, nuestro propósito es poner en valor este rico patrimonio. El fin de estos estudios es dar a conocer la variada fauna que habita estos aparentemente desolados lugares, señalar las amenazas a las que se enfrentan y sentar las bases científicas para su conservación. Para todo ello es indispensable recorrer a pie estos desiertos, pues, como al cabo de los años hemos constatado, solo de esta manera se puede conocer la existencia de una fauna que, de otra manera, pasa completamente desapercibida. No en vano, esta es su principal estrategia de supervivencia: esconderse del principal depredador que habita la Tierra; nosotros, los humanos. 

Es posible ver fauna del desierto allí donde parece imposible: barales, perdiz chucar, marmota, linces del Himalaya

Figura 4. A base de escudriñar el territorio es posible ver fauna donde parece imposible. Aquí una muestra de nuestros hallazgos en Ladakh, en el Himalaya indio: A) barales (Pseudois nayaur); B) perdiz chucar (Alectoris chukar); C) marmota (Marmota caudata), y D) linces del Himalaya (Lynx lynx isabellinus), hembra y cachorros. Figura 5. Algunas de las especies detectadas en el Sahara Atlántico: E) gacela de Cuvier (Gazella cuvieri); F) cobra norteafricana (Naja haje); G) gato de las arenas (Felis margarita); H) de gangas moteadas (Pterocles senegallus); I) lagarto de cola espinosa (Uromastyx nigriventris), y J) ratel (Mellivora capensis). Nota: E, G, y J son imágenes captadas por nuestras cámaras trampa. / Asociación Harmusch

Referencias

Brito, J. C., Acosta, A. L., Álvares, F., & Cuzin, F. (2009). Biogeography and conservation of taxa from remote regions: An application of ecological-niche based models and GIS to North-African canids. Biological Conservation, 142(12), 3020–3029. https://doi.org/10.1016/j.biocon.2009.08.001

Chundawat, R. S. (1990). Lynx survey in Nubra valley, Ladakh. Wildlife Institute of India Newsletter, 5(2), 42–44.

Evenari, M., Noy-Meir, I., & Goodall, D. W. (1986). Hot deserts and arid shrublands. Ecosystems of the world 12A-12B. Elsevier.

Ezcurra, E. (Ed.). (2006). Global deserts outlook. United Nations Environmental Programme (UNEP).

Gil-Sánchez, J. M., Herrera-Sánchez, F. J., Álvarez, B., Arredondo, Á., Bautista, J., Cancio, I., Castillo, S., Díaz-Portero, M. Á., de Lucas, J., McCain, E., Pérez, J., Rodríguez-Siles, J., Sáez, J. M., Martínez-Valderrama, J., Valenzuela, G., Qninba, A., & Virgós, E. (2017). Evaluating methods for surveying the endangered Cuvier’s gazelle Gazella cuvieri in arid landscapes. Oryx, 51(4), 648–655. https://doi.org/10.1017/S0030605316000430

Gil-Sánchez, J. M., Herrera-Sánchez, F. J., Rodríguez-Siles, J., Díaz-Portero, M. Á., Arredondo, Á., Sáez, J. M., Álvarez, B., Canci, I., Lucas, J. de, McCain, E., Pérez, J., Valenzuela, G., Martínez-Valderrama, J., Sánchez-Cerdá, M., Lahlafi, T., Martín, J. M., Burgo, T., Jiménez, J., Qninba, A., & Virgós, E. (2023). Applications of non-intrusive methods to study the sand cat: A field study in the Sahara Desert. European Journal of Wildlife Research, 69, 20. https://doi.org/10.1007/s10344-023-01645-7

Gil-Sánchez, J. M., Herrera-Sánchez, F. J., Rodríguez-Siles, J., Manuel, J., Díaz-Portero, M. Á., Arredondo, Á., Álvarez, B., Cancio, I., Lucas, J. De, Castillo, S., McCain, E., Pérez, J., Valenzuela, G., Martinez-Valderrama, J., Virgós, E., & Qninba, A. (2020). Feeding specialization of honey badgers in the Sahara Desert: A trial of life in a hard environment. Diversity, 12(59), 1–11. https://doi.org/10.3390/d12020059

Harmusch. (2015a). Tras los pasos de Valverde: Expediciones al Sahara Occidental. Quercus, 348, 26–33.

Harmusch. (2015b). Expediciones zoológicas al Sahara Atlántico. Ediciones Rodeno.

Herrera-Sánchez, F. J., Gil-Sánchez, J. M., Álvarez, B., Cancio, I., de Lucas, J., Arredondo, Á., Díaz-Portero, M. Á., Rodríguez-Siles, J., Sáez, J. M., Pérez, J., McCain, E., Qninba, A., & Abáigar, T. (2020). Identifying priority conservation areas in a Saharan environment by highlighting the endangered Cuvier’s Gazelle as a flagship species. Scientific Reports, 10(1), 8241. https://doi.org/10.1038/s41598-020-65188-6

Herrera-Sánchez, F. J., Gil-Sánchez, J. M., Sáez, J. M., Siles, J. R., Castillo, S., Cancio Guillén, I., Arredondo, Á., Valenzuela, G., Pérez, J., Qninba, A., Virgós, E., & Abáigar, T. (2018). Determinación del estatus de conservación de los ungulados del norte del Sahara Atlántico mediante el uso de técnicas no invasivas. Harmusch y Fundación Barelona Zoo. https://www.zoobarcelona.cat/sites/default/files/2019-03/ INFORME FINAL PROYECTO_SAHARA UNGULADOS PRIC.pdf

Herrera-Sánchez, F., López, O., Rodríguez-Siles, J., Díaz-Portero, M. Á., Arredondo, Á., Sáez, J. M., Álvarez, B., Cancio, I., Lucas, J. de, Pérez, J., Valenzuela, G., Martínez-Valderrama, J., Sánchez-Cerdá, M., Qninba, A., Virgós, E., Calleja, J. A., Bartolomé, J., Albanell, E., Clauss, M., … Gil-Sánchez, J. M. (2023). Feeding ecology of the Cuvier’s gazelle (Gazella cuvieri) in the Sahara Desert. Animals, 13(4), 567. https://doi.org/10.3390/ani13040567

Martínez-Valderrama, J. (2016). Los desiertos y la desertificación. Ediciones Catarata.

Silva, T. L., Vale, C. G., Godinho, R., Fellous, A., Hingrat, Y., Alves, P. C., Abáigar, T., & Brito, J. C. (2017). Ecotypes and evolutionary significant units in endangered North African gazelles. Biological Journal of the Linnean Society, 122(2), 286–300. https://doi.org/10.1093/biolinnean/blx064

Sunquist, M., & Sunquist, F. (2002). Wild cats of the world. University of Chicago Press.

Agradecimientos

Los autores forman parte de la Asociación Harmusch (junto con Begoña Álvarez, Ángel Arredondo, Inmaculada Cancio, Jesús de Lucas, Miguel Ángel Díaz-Portero, Thomas Latlafi, Jose Manuel Martín Sánchez, Joaquín Pérez, Javier Rodríguez-Siles, Juan Manuel Sáez Muñoz, Emil McCain, Mariola Sánchez-Cerdá, y Gerardo Valenzuela Serrano) y actúan en calidad de representantes de la misma en la autoría de este artículo. Queremos agradecer a la Agencia Nacional de Aguas y Bosques de Marruecos sus reiterados permisos para explorar el territorio sahariano. Tampoco podemos olvidarnos del gran apoyo de investigadores de diversas instituciones, como Emilio Virgós, de la Universidad Rey Juan Carlos, Abdeljebbar Qninba de la Universidad Mohamed V; María E. Sanjuán, Teresa Abáigar y Gabriel del Barrio, de la Estación Experimental de Zonas Áridas (CSIC); o Jennifer Leonard, de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), así como el apoyo financiero de la Fundación del Zoo de Barcelona (beca Projectes de Recerca i Conservació), y la inestimable aportación de Bujarkay en forma de vehículos todoterreno. Finalmente, agradecemos a la Asociación Tabiaa Bilahodoud TBHED toda su ayuda.

© Mètode 2023 - 119. #Storytelling - Volumen 4 (2023)
Doctor Ingeniero Agrónomo por la Universidad Politécnica de Madrid. Investigador postdoctoral en el Instituto Multidisciplinar para el Estudio del Medio de la Universidad de Alicante e investigador postdoctoral de la Estación Experimental de Zonas Áridas (CSIC), Almería. Es especialista en desertificación, modelos de simulación dinámicos y cambio global.

Investigador contratado del Departamento de Zoología de la Universidad de Granada.

Investigador en Biología Fundamental y de Sistemas de la Universidad de Granada. Técnico de Seguimiento de Fauna Silvestre de Gestión Ambiental de Castilla-La Mancha, empresa pública de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

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