«Flora valentina», de Gonzalo Mateo, Manuel Crespo y Emilio Laguna (eds.)

Flora valentina
Flora vascular de la Comunitat Valenciana
Gonzalo Mateo, Manuel Benito Crespo y Emilio Laguna (eds.)
Fundación de la Comunidad Valenciana para el Medio Ambiente. Valencia, 2011. Volumen 1, 539 páginas.

Sabido es que las lluvias abundantes traen buenas floraciones. Este año está siendo especialmente prolífico, ya que a la floración natural propiciada por las abundantes lluvias invernales y primaverales se une la aparición de diversos textos sobre flora valenciana. Entre estas publicaciones, como una especie que floreciese una vez en la vida, destaca la edición del primer volumen de la Flora valentina, un acontecimiento extraordinario que todos los botánicos, y particularmente los valencianos, saludamos y acogemos jubilosamente.

La publicación de un trabajo sobre flora requiere el esfuerzo continuado de muchos años, ya que implica una prospección minuciosa del territorio que debe extenderse por todas las estaciones en cada uno de los diferentes hábitats. Para la materialización de la Flora valentina, ha sido necesaria la confluencia en lugar y tiempo de los tres autores, todos ellos biólogos y nacidos científicamente en el Departamento de Botánica de la Universitat de València.

Se trata de una obra adecuada para recoger detalladamente la gran diversidad florística del territorio valenciano, que queda diluida en obras de ámbito más amplio. La gran diversidad de hábitats y condiciones climáticas de un territorio que se extiende en dirección norte-sur, del que forman parte montañas y costas, con ambientes que varían desde húmedos a áridos y enormes variaciones térmicas entre diferentes zonas ha propiciado la gran riqueza florística del territorio que comprende la obra, y se materializa en los 3.350 taxones tratados, incluyendo aquellos introducidos de forma reciente.

La obra se propone en cinco volúmenes, de los que ahora se ha publicado el primero. En él se presenta un extenso capítulo sobre la historia de la botánica en el territorio de la Comunidad Valenciana, en el que se recogen no solo las contribuciones de botánicos valencianos precedentes (Cavanilles, Rojas Clemente, Pau, Borja, Rigual, Beltrán) sino también la de los muchos botánicos españoles (principalmente las escuelas madrileña, representada por la saga de los Rivas, y catalana con los Bolós y Vigo) y extranjeros (Dufour, Boissier, Willkomm y Lange) que, a lo largo del tiempo, han contribuido de forma importante al estado actual de conocimientos.

«La publicación de un trabajo sobre flora requiere el esfuerzo continuado de muchos años, ya que implica una prospecciÓn minuciosa del territorio que debe extenderse por todas las estaciones»

Dado que el primer volumen incluye una fracción escasa de los taxones reconocidos en el territorio, poco podemos decir sobre el tratamiento taxonómico seguido. A diferencia de obras como Flora ibérica, cuya amplitud territorial hace necesaria la edición particular de cada grupo por un especialista, aquí los autores son, a la vez, editores del conjunto de la obra, si bien puntualmente recurren a la colaboración de especialistas. La prometedora declaración de principios de «incorporar los drásticos cambios que están generando en la taxonomía y sistemática vegetal» nos permite esperar que el buen criterio de los autores les lleve a seguir los tratamientos taxonómicos mejor contrastados y adopten las revisiones recientes que dan la garantía que proporcionan las comparaciones amplias, en material y territorio, para comprender y encuadrar adecuadamente la taxonomía de cada grupo de plantas. Si es así, se evitará la indeseable profusión de nombres que solo contribuyen a una ceremonia de la confusión que poco tiene que ver con la ciencia.

La Flora valentina supera con mucho las pretensiones de las diversas ediciones de manuales de la flora valenciana, principalmente consistentes en claves para la determinación de los diversos taxones presentes en el territorio, en las que la escasez de espacio impedía la existencia de ilustraciones o de un vocabulario complementario. Además de las necesarias claves, aquí se da una descripción completa de cada planta así como un mapa detallado de su distribución en el territorio y comentarios sobre ecología, endemicidad, abundancia e, incluso, usos cuando es el caso. Las posibilidades de la fotografía digital han decantado a los autores por ilustrar el texto con numerosas imágenes que, aunque no realizadas por profesionales de la fotografía, son generalmente informativas y ayudan en la discriminación de caracteres diagnósticos entre taxones.

Aunque la responsabilidad y el mérito del trabajo recaen, sin duda, sobre los autores, es justo mencionar el gran trabajo desarrollado por el equipo colaborador en la elaboración de bases de datos y mapas, que están entre los grandes valores de esta obra. La edición en valenciano es un valor añadido para el que se ha encargado la traducción a un reconocido experto como Josep Manuel Alcañiz. Puestos en esta tarea de la edición en diferentes idiomas, no sería descabellado pensar en una edición en inglés, ya que la obra interesará a un sector importante de personas que, procedentes de países europeos, viven en nuestra comunidad y están interesadas en el conocimiento de nuestra flora.

Sin lugar a dudas la Flora valentina será la obra de referencia para profesionales y aficionados al mundo de la botánica en el territorio valenciano durante mucho tiempo, lo cual supone una enorme responsabilidad para los autores, cuyo buen criterio queda públicamente expuesto. El conocimiento por proximidad a los autores, prolongado durante largos años, permite tener la certeza de que así será.

© Mètode 2011 - 71. La cara del dolor - Número 71. Otoño 2011

Directora del Jardí Botànic de la Universitat de València.