El árbol eviterno

El cultivo del olivo en el Mediterráneo

El árbol eviterno

El 8 de Noviembre de 1838 llegaron a la isla de Mallorca el músico Fréderic Chopin y la escritora Aurore Dupin, más conocida por su seudónimo, George Sand. Se instalaron en la abandonada Cartuja de Valldemosa junto con los dos hijos que ella tuvo de su marido, el barón Casimir Dudevant, y una camarera. Esta estancia es famosa por tres razones. Primero, porque allí fue donde Chopin compuso la mayor parte de sus «Preludios». Segundo, porque George Sand escribió, pocos años después, el libro «Un invierno en Mallorca», en el que relata la experiencia. Y, en tercer lugar, por la obstinación de los nativos en recordar la estancia de la pareja, a pesar de que Sand no los dejó muy bien parados en su libro. La sociedad mallorquina, puritana y moralista, mostró una marcada hostilidad hacia la pareja, que abandonó la isla tres meses después.

Sand encontró pocas cosas que le gustaran en la isla. Una de ellas era pasear por los olivares: «Cuando camino bajo sus ramas, a la luz del crepúsculo, debo recordarme a mí misma que son árboles». Pero consideraba el aceite de oliva repugnante: ella se había criado cerca de París, en una tradición culinaria totalmente distinta, en la que la grasa principal era y es la mantequilla. Olivos y aceite de oliva: elementos que forman parte de nuestra cultura desde hace miles de años, cuando los fenicios y los griegos extendieron este cultivo por todo el Mediterráneo. Un árbol que forma parte de nuestro imaginario paisajístico. Y un producto fundamental, hoy, en nuestra cocina…

© Mètode 2006 - 49. El árbol eviterno - Disponible solo en versión digital. Primavera 2006
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Instituto de Ciencia de los Materiales. Parque Científico de la Universitat de València.