El temple psicoapático

Impasibles ante el sufrimiento ajeno

temple psicopático

The Psychopathic Temperament. Unmoved in the Face of another’s Suffering. The clinical concept of psychopathy is linked inextricably to criminal violence, but there are marked quantitative and qualitative differences between psychopaths and non-psychopaths. The Psychopathy Checklist-Revised (PCL-R) was developed by Hare to identify Cleckley-type psychopaths in prison settings, measuring two different dimensions: the core interpersonal-affective features (Factor 1), and the antisocial deviance features (Factor 2). Psychopaths are thought to be characterized by abnormal emotional responsiveness. Psycho-physiological research using electrodermal reactivity shows diminished electrodermal response to threat cues in psychopaths. This under-arousal –shared by other uninhibition syndromes and antisocial populations– is mainly related to the impulsive antisocial dimension of psychopathy (PCL-R Factor 2). However, a more direct index of emotional activation, and in particular activation associated with the defensive system, has recently been provided by the fear-potentiated startle paradigm. Data indicate that psychopaths lack startle potentiation when subjected to aversive slides. This lack of emotional response is related specifically to the affective-interpersonal factor (Factor 1) of the PCL-R, consistent with the idea that these core features of psychopathy reflect low fear.

«Los psicópatas constituyen el grupo más violento de agresores humanos en términos de la persistencia, frecuencia y severidad de sus crímenes»

Aunque el concepto clínico de psicopatía se encuentra estrechamente relacionado con la conducta criminal, y particularmente con la violencia criminal, no podemos asumir, ingenua y erróneamente, que todos los psicópatas cometen crímenes violentos o que las personas que llevan una vida antisocial y criminal han de ser necesariamente psicópatas. Sin embargo, cuando los psicópatas cometen crímenes, lo hacen exhibiendo un patrón –cuantitativa y cualitativamente– diferente al de otros delincuentes violentos. Así, está bien documentado que los psicópatas constituyen un grupo de alta densidad y versatilidad en el crimen, que inician su carrera delictiva a una edad muy temprana, y que realizan actividades criminales más extensas y variadas que las de otros tipos de delincuentes. Además, la violencia perpetrada por los psicópatas tiene un carácter netamente depredador, es instrumental, y la manifiestan de una manera cruel, fría y calculada, sin el colorido afectivo que acompaña la violencia de las personas no psicópatas. En definitiva, los psicópatas constituyen el grupo más violento de agresores humanos en términos de la persistencia, frecuencia y severidad de sus crímenes. Las características definitorias de la psicopatía –falta de empatía o remordimientos, impulsividad, versatilidad criminal– permiten entender la íntima relación existente entre la psicopatía y la violencia.

Alfredo Galán, conocido como «el asesino de la baraja», durante durante una de las sesiones del juicio. Galán, un ex militar, mató a su primera víctima en 2003.

La psicopatía y sus dos dimensiones: afectivo-interpersonal y desviación social

La psicopatía constituye un trastorno de la personalidad de consecuencias devastadoras para la sociedad que se define por una constelación de características afectivas, interpersonales y conductuales. La actual conceptualización clínica de la psicopatía procede del trabajo de Hervey Cleckley (1941), quien, en su famosa monografía The mask of sanity, propuso 16 criterios diagnósticos para identificar a las personas con este trastorno. Sin embargo, esta propuesta no pudo medirse empíricamente hasta 1980 cuando Robert D. Hare elaboró un instrumento para ello: el Psychopathy Checklist (PCL). El PCL y su sucesor, el Hare Psychopathy Checklist-Revised (PCL-R; 1991) se han convertido en el estándar diagnóstico de la psicopatía y permiten evaluar dos dimensiones o factores con distinto valor explicativo (tabla 1). El factor 1 refleja una serie de rasgos afectivos e interpersonales considerados nucleares en la psicopatía, como la grandiosidad, la ausencia de empatía y de culpa o la manipulación. El factor 2 alude a la falta de autocontrol conductual, la irresponsabilidad, la ausencia de metas o la delincuencia juvenil. Es importante aclarar que lo que se conoce como trastorno antisocial de la personalidad (TAP) se relacionaría más con esta segunda dimensión, un estilo de vida antisocial y desviado, que con los rasgos afectivos e interpersonales típicos de la psicopatía. Son precisamente estos últimos aspectos los considerados nucleares por la mayoría de investigadores a la hora de caracterizarlo. En suma, la piedra angular de la psicopatía reside en una respuesta emocional deficitaria. ¿Qué datos aporta el laboratorio psicofisiológico para la comprensión de la reactividad emocional anómala de los psicópatas?

FACTOR 1: Afectivo / Interpersonal FACTOR 2: Desviación social Ítems adicionales
1. Facilidad de palabra / Encanto superficial 3. Necesidad de estimulación / Tendencia al aburrimiento 11. Conducta sexual promiscua
2. Sentido desmesurado de autovalía 9. Estilo de vida parasitario 17. Frecuentes relaciones maritales de corta duración
4. Mentiroso patológico 10. Pobre autocontrol de la conducta 20. Versatilidad criminal
5. Estafador/Manipulador 12. Problemas de conducta en la infancia
6. Ausencia de remordimiento o sentimiento de culpa 13. Ausencia de metas realistas a largo plazo
7. Afecto superficial 14. Impulsividad
8. Insensibilidad afectiva / Ausencia de empatía 15. Irresponsabilidad
16. Incapacidad para aceptar la responsabilidad de las propias acciones 18. Delincuencia juvenil
19. Revocación de la libertad condicional

El Psychopathy Checklist y su sucesor, el Hare Psychopathy Chklist-Revised (Hare, R. D., 1991, Hare Psychopathy Checklist-Revised (PCL-R), Toronto, Multi-Health Systems) se han convertido en el estándar de diagnóstico de la psicopatía y permiten evaluar dos dimensiones. La psicopatía estaría definida por los rasgos del primer factor, como la ausencia de remordimiento o el sentimiento desmesurado de autovalía.
Ítems del Hare’s Psychopathy Checklist – Revised (1991)

Figura 1. Resultado del estudio realizado con una muestra de internos del Centro Penitenciario de Castellón, clasificados como psicópatas, mixtos o no psicópatas. Los resultados sugieren que la hiporreactividad autonómica no es específica de la psicopatía, sino más bien una característica que subyace en los síndromes por desinhibición y en el comportamiento antisocial.

La psicofisiología de la psicopatía

En los últimos 45 años ha aumentado el interés por el estudio de indicadores psicofisiológicos de la psicopatía, dado el carácter involuntario y no invasivo de estas medidas, sensibilidad a los cambios ambientales que presenta, y el enorme potencial para explorar las relaciones entre los procesos y estados psicológicos, por un lado, y los procesos biológicos, por el otro.

Tradicionalmente, la medida más utilizada para poner a prueba la hipótesis de una reactividad emocional deficitaria en los psicópatas ha sido la conductancia de la piel, o sea, las pequeñas fluctuaciones que se producen en la actividad eléctrica de la piel (sudor) y que dependen exclusivamente del sistema nervioso autónomo. Se cree que la actividad electrodérmica está relacionada con las respuestas emocionales. Así, ante la presencia de estímulos, ya sean desagradables o agradables, los individuos muestran incrementos en la conductancia de su piel, por lo que se la considera como un índice de activación o arousal fisiológico no diferenciado.

Figura 2. Los psicópatas no potenciaban su respuesta de parpadeo cuando se les presentaban imágenes aversivas, sino que mostraban una atenuación de este reflejo, tal como sucede con la estimulación agradable.

Precisamente nuestro equipo de investigación ha conseguido replicar este resultado con una muestra de internos del Centre Penitenciari de Castelló, clasificados como psicópatas, mixtos o no psicópatas –según sus puntuaciones en el PCL-R (ver figura 1) (Moltó et al., 2001). Como se puede observar, aunque el patrón cuadrático de reactividad (mayores respuestas de conductancia ante la estimulación agradable y desagradable que ante la neutra) es el mismo para todos los grupos, sin embargo los psicópatas y los internos del grupo mixto presentan una actividad electrodérmica atenuada en comparación al grupo de internos no psicópatas. Esto sugiere que la hiporreactividad autonómica no es específica de la psicopatía, sino más bien una característica que subyace en los síndromes por desinhibición y en el comportamiento antisocial.

«Los psicópatas tienen dificultades para aprender a inhibir su conducta ante estímulos que en el pasado les han conducido a recibir castigos»

Globalmente, el estudio de la actividad electrodérmica de los psicópatas ha demostrado repetidamente que estos sujetos, comparados con individuos normales, muestran respuestas de conductancia atenuadas o pequeñas ante estímulos que avisan de la aparición inmediata de un castigo –ya sea una descarga eléctrica o un sonido aversivo–, así como ante estímulos neutros que, emparejados con estímulos aversivos en tareas de condicionamiento aversivo, llegan a ser capaces de señalar su aparición. Finalmente, tienen dificultades para aprender a inhibir su conducta ante estímulos que en el pasado les han conducido a recibir castigos (déficit en el aprendizaje de evitación pasiva). Dicho de otro modo, los psicópatas presentan una hiporreactividad electrodérmica ante la estimulación aversiva, lo cual resulta consistente con la visión clásica de los psicópatas como individuos relativamente sin miedo e insensibles al castigo. Sin embargo, dado que este hipoarousal autonómico también se ha observado en otros síndromes antisociales, se cree que está relacionado con el temperamento impulsivo y desinhibido. Por lo tanto, la hiporreactividad electrodérmica estaría asociada a la dimensión de antisocialidad (factor 2) del trastorno más que a las características afectivas e interpersonales (factor 1) que constituyen, precisamente, el núcleo de la psicopatía.

«La psicopatía constituye un trastorno de la personalidad de consecuencias devastadoras para la sociedad que se define por una constelación de características afectivas, interpersonales y conductuales»

Recientemente se ha propuesto una nueva medida psicofisiológica como índice más directo de la activación emocional que, a diferencia de la conductancia de la piel, permite discriminar los estados emocionales agradables de los desagradables, en particular la activación asociada con el sistema de defensa: el paradigma del reflejo de sobresalto. La respuesta de sobresalto es una respuesta refleja protectora que se produce ante la presentación de estímulos inesperados y abruptos (p.e., ruidos aversivos intensos) en la mayoría de los mamíferos. El parpadeo, producido por la rápida contracción del músculo orbicular situado debajo del ojo, es el componente más estable de la respuesta de sobresalto y ocurre antes de 50 milisegundos desde la presentación del ruido inesperado, por lo que no está sujeto al control voluntario. La medición de esta respuesta suele realizarse a través de un registro electromiográfico, colocando dos electrodos justo debajo del ojo con el fin de medir los potenciales bioeléctricos que provoca la contracción del músculo orbicular. Se sabe, además, que en las personas normales un ruido inesperado provoca un parpadeo de mayor magnitud (potenciación) cuando están viendo imágenes desagradables (mutilaciones, armas apuntándoles) que cuando están viendo imágenes neutras (objetos), y que el parpadeo es de menor magnitud (inhibi­ción) cuando ven imágenes agradables (escenas eróticas, comida). Para explicar estos resultados, el profesor Peter J. Lang ha propuesto que los estímulos con carga emocional (p.e., imágenes agradables o desagradables) activan uno de los dos sistemas motivacionales básicos (apetitivo o aversivo), siendo el resultado una movilización del organismo hacia el estímulo (aproximación) o de retirada del mismo (huida). Así, en función de la dirección de la tendencia de respuesta activada, la respuesta refleja al sonido inesperado puede aumentar o disminuir. Las imágenes desagradables provocan un estado de acción defensiva que va en la misma dirección de la reacción al ruido inesperado y aversivo, dando lugar a la potenciación del reflejo. Inversamente, los estímulos agradables provocan una tendencia de aproximación que es contraria a la acción defensiva promovida por el sonido aversivo, y el resultado es una inhibición de la respuesta de parpadeo. En suma, la magnitud del sobresalto puede utilizarse para conocer si la reacción emocional provocada por un determinado estímulo es positiva (apetitiva) o negativa (defensiva), estando demostrado que la intensidad del sobresalto es un indicador de la activación del sistema de defensa.

«La psicopatía podría estar asociada a una deficiencia en la reactividad de su sistema motivacional de defensa, siendo la ausencia de miedo su característica más esencial»

Aplicando este paradigma, C. Patrick ha sido el primero en demostrar que en una muestra de reclusos clasificados como psicópatas, no psicópatas o mixtos –en función de sus puntuaciones en el PCL-R–, los psicópatas no potenciaban su respuesta de parpadeo cuando se les presentaban imágenes aversivas –algo que sí ocurría en los otros dos grupos– sino que mostraban una atenuación de este reflejo, tal y como acontece con la estimulación agradable (figura 1). Además, Patrick ha demostrado que este déficit observado en la potenciación del reflejo de sobresalto está exclusivamente relacionado con las características afectivas e interpersonales de la psicopatía (factor 1) y no con la dimensión de desviación antisocial (factor 2). Este crítico resultado –replicado en diferentes laboratorios, incluido el nuestro– representa el respaldo empírico más importante que ha recibido la hipótesis de que la psicopatía está asociada a una deficiencia específica en la reactividad de su sistema motivacional de defensa, siendo la ausencia de miedo su característica más esencial. Si tenemos en cuenta que la potenciación del reflejo de sobresalto durante la presentación de estímulos aversivos está mediatizada por la amígdala, estos resultados sugieren que los psicópatas podrían tener un déficit en la activación amigdalar ante la estimulación aversiva. Serían, por lo tanto, incapaces de adquirir respuestas condicionadas de miedo. Esperemos que la futura investigación neurocientífica clarifique las estructuras y circuitos corticales y subcorticales responsables de la respuesta emocional anómala de los psicópatas.

Cleckley, H., 1941. The mask of sanity (1a ed.). Mosby. St. Louis, MO.
Hare, R. D., 1991. The Hare Psychopathy Checklist-Revised. Multi-Health Systems. Toronto.
Moltó, J., Poy, R., Pastor, M. C., Montañés, S., Segarra, P. y M. P. Tormo, 2001. Emoción y psicopatía: Estudio experimental sobre el déficit en el procesamiento de información emocional con internos del Centro Penitenciario de Castellón. Fundación Dávalos-Fletcher. Castelló.
Pastor, M.C., Moltó, J., Vila, J. y P. J. Lang, 2003. «Startle reflex modulation, affective ratings and autonomic reactivity in incarcerated Spanish psychopaths». Psychophysiology, núm. 40, pp. 934-938.
Patrick, C. J., Bradley, M. M. y P. J. Lang. «Emotion in the criminal psychopath: Startle reflex modulation». Journal of Abnormal Psychology, núm. 102, pp. 82-92.
Patrick, C. J. [ed.], 2006. Handbook of psychopathy. The Guilford Press. Nova York.

© Mètode 2006 - 50. Una historia de violencia - Disponible solo en versión digital. Verano 2006

Departamento de Psicología Básica, Clínica y Psicobiología, Universitat Jaume I de Castelló.