La nutria, emblema y víctima de los ríos valencianos

The otter, emblem and victim of the Valencian rivers. The otter is one of the species within our fauna that has undergone a great regression in recent decades. This situation has come about because of the otter’s dependence on fluvial ecosystems. The author discusses how the different changes made to the rivers have affected the otter, including pollution, channelling and altering the riverbanks.
By contrast, in a large part of Europe, and even in parts of Spain, the otter is recuperating its old areas of distribution, while in the Comunidad Valenciana it remains on the point of extinction. Intensive water management would appear to be the main reason why this species is becoming so rare.

    La nutria, el mayor de los carnívoros silvestres valencianos, goza de un envidiable interés público, bien sea por su faz redondeada, ojos inquisitivos, suaves movimientos o, particularmente, por adoptar con alguna frecuencia una posición bípeda. Todas estas características, unidas a su estrecha relación con el medio acuático (pies palmeados, cuerpo longilíneo, larga cola) la han convertido en una de las más recurridas especies “paraguas” o “embajadoras” del ecosistema fluvial, y por eso probablemente me haya solicitado el editor un artículo para este número de Mètode.

Aceptemos que es ésta la razón, y si consideramos que la nutria es un buen indicador de cómo están nuestros ríos, deberemos concluir que éstos están gravemente enfermos. Lejos queda la época en que habitaban todos nuestros cauces fluviales, desde la cabecera hasta el mar, ocupando incluso zonas húmedas litorales como la Albufera, donde Sangonera (en la novela de Blasco Ibáñez Cañas y barro) se preciaba de ser cazador de nutrias, hábito reputado entre las comunidades de pescadores del lago, que la consideraban una alimaña merecedora de erradicación.

Durante todo el siglo XX la especie va sufriendo una lenta retirada aguas arriba, empujada por la progresiva degradación de los tramos bajos y medios de los ríos, producida por el éxito popular del lema de impedir que el agua se “pierda” en el mar sin pagar su tributo de caudales, o simplemente de servir de vía rápida de evacuación de residuos. En Alicante desaparece a mediados del siglo pasado, con las últimas referencias localizadas en el Segura y en el Serpis. En la provincia de Valencia la nutria va retirándose hacia las cabeceras del Júcar y el Turia, al igual que en Castellón lo hace en el Palancia y Mijares. Las últimas nutrias del Senia se ven a finales de los 70, restando hoy en día como única población saludable la del Bergantes, en Els Ports, afluente del Guadalope y único río valenciano perteneciente a la cuenca hidrográfica del Ebro. En total se estima que a mediados de los años 80 la nutria había desaparecido del 75% de la longitud fluvial valenciana ocupada a principios de los 60 (Jiménez, 1987).

¿Cuáles son las causas de esta situación? La rápida regresión de la nutria en toda Europa a partir de los años 60 se ha ido atribuyendo a diversos y sucesivos factores. Así, inicialmente se enfatizó el efecto de la persecución directa, siendo una especie cazada habitualmente por el valor de su piel hasta aquella década. La protección legal de la especie y, probablemente su rarefacción, hace disminuir este impacto a partir de los años 80, cuando se estima que se cazaban anualmente menos de cien ejemplares en toda España (Delibes, 1983).

«Si consideramos que la nutria es un buen indicador de cómo están nuestros ríos, deberemos concluir que éstos están gravemente enfermos»

Con posterioridad se empezó a asociar su desaparición en grandes zonas de Europa con la contaminación de los ríos, bien debido al incremento de plaguicidas organoclorados (Chanin y Jefferies, 1978), PCB (Sandegreen et al., 1980) o metales pesados (Mason y Macdonald, 1986). Sin embargo, la recuperación de la especie en los últimos años en grandes zonas de Europa permite suponer que el impacto de los contaminantes se ha reducido, o al menos que se ejerce mayor control sobre los más tóxicos.

Más adelante se añadió entre las causas explicativas la alteración del hábitat, particularmente la canalización de los ríos y la destrucción de riberas (Macdonalds, 1983). No obstante, siendo evidente que tales actuaciones suponen un perjuicio para la especie, existen poblaciones de nutria en ríos fuertemente alterados, incluso en entornos urbanos.

Bien, vamos viendo como las sucesivas hipótesis van siendo puestas en duda con el tiempo. De hecho en siete de ocho países europeos el número de puntos de muestreo con resultado positivo ha aumentado entre los dos últimos sondeos nacionales realizados. Los datos para España (comparación de los sondeos de 1984-85 y 1994-96) suponen un incremento del 33,5 al 48,8% en estaciones positivas, aumentando en once de las quince comunidades autónomas peninsulares en más del 20% (Delibes, 1990; Ruiz-Olmo y Delibes, 1998).

¿Qué pasa entonces con las nutrias valencianas, que parecen resistirse a la recuperación observada en toda Europa? Entre 1980 y 2000 la especie parece restringida a cerca del 7% de los puntos de muestreo, con presencia en los últimos años en el Cabriel, Turia, y Mijares sólo de forma esporádica o marginal, y resistiendo únicamente del declive generalizado la población del Bergantes. Un factor clave puede ayudarnos a encontrar la respuesta: la gestión del agua.

La dependencia de un mamífero semiacuático de la calidad y cantidad de agua en los ríos parece una cuestión obvia, aunque la propia escasez del recurso no ha sido planteada claramente en países o zonas donde éste es abundante y donde se ha realizado la mayor parte de la investigación sobre la rarefacción de la nutria. La situación en las cuencas mediterráneas es bien diferente. Baste un ejemplo: en Galicia sobre 12.250 hm3/año de recursos, apenas se utilizan el 7%, mientras que en el Segura las demandas de agua superan el doble de los recursos (compensados con el trasvase Tajo-Segura).

La relación entre la situación de la nutria y la demanda de recursos hídricos puede fácilmente intuirse observando los datos que se presentan en la tabla 1. Resulta evidente la diferencia entre las cuencas atlánticas, con altos recursos (82.776 hm3/año) y bajas demandas (16.727 hm3/año), frente a las mediterráneas, menos caudalosas (27.340 hm3/año) y sometidas a mayores demandas (17.881 hm3/año). Tales balances parecen relacionarse con la mayor abundancia de la nutria en el oeste de la península.

CUENCA
HIDROGRÁFICA
% demanda sobre
recursos medios¹
% estaciones positivas
sondeo 1994-96²
Norte 5,7 66,2
Duero 28,3 42,3
Tajo 37,3 59,0
Guadalquivir 43,7 55,2
Guadiana 46,2 65,7
Pirineo Oriental 48,7 0,0
Sur 57,4 59,1
Ebro 57,8 40,8
Júcar 86,3 23,9
Segura 228,4 19,8³

¹Libro blanco del agua en España, MIMAM, 2000.
²Ruiz-Olmo y Delibes, 1998.
³Datos del Segura del sondeo nacional 1984-85 (Delibes, 1990) referidos a la cabecera, en Múrcia.

Tabla 1: Relación entre el balance de demandas y recursos y presencia de nutrias en cuencas hidrográficas.

     Así pues, la delicada situación de la nutria en la Comunidad Valenciana parece relacionarse más con la disponibilidad y gestión del agua que con su calidad o con el estado de las riberas fluviales. La relación entre la gestión del recurso y la situación de la nutria no siempre es tan obvia como en el caso de la práctica totalidad de los cursos bajos valencianos, donde cuando llega algún caudal al mar está compuesto mayoritariamente por vertidos o aguas de retorno de riegos. ¿Por qué apenas hay nutrias en los cauces medios, algunos todavía con agua abundante y limpia y con riberas excelentes? El caso del Cabriel es particularmente intrigante, cuenta con caudales medios de 11,44 m3/seg (período 1990-99) y discurre por una comarca prácticamente despoblada, pero apenas se encuentran señales de nutria en todo su recorrido valenciano (menos del 7% de estaciones positivas en diferentes sondeos realizados entre 1980 y 2000). Por el contrario el Bergantes dispone de mucha menos agua (0,94 m3/seg, para el mismo período) y de hecho sufre periódicamente de fuertes estiajes (en 1998 hasta el 40% del cauce estaba completamente seco), pero se encuentran señales de nutria en cerca del 75% de las estaciones visitadas entre 1980 y 2000. Un vistazo al régimen de caudales de ambos ríos permite apreciar una enorme diferencia (ver gráfico 1). El régimen del Cabriel está totalmente alterado por la regulación del embalse de Contreras, que impone máximos estivales condicionados por la necesidad de desembalsar agua para el riego, manteniendo el resto del año lo que se denomina un “caudal ecológico”.

Gráfico 1: Caudales medios mensuales para el Bergantes y el Cabriel. Período 1990-99. Datos: C. H. Júcar; C. H. Ebro.

    ¿Es realmente éste un caudal ecológico? A tenor de lo que sabemos, los peces (los principales vertebrados fluviales y presa favorita de las nutrias) no parecen apreciarlo así. El Bergantes, con su magro caudal y acusadas sequías, mantiene en algunos tramos biomasas de peces superiores a 20 gr/m2, probablemente diez veces superiores a las del Cabriel. Las madrillas de ambos ríos también reflejan situaciones extraordinariamente diferentes. Mientras que la presente en el Bergantes (la propia de la cuenca del Ebro, Chondrostoma miegii) es la especie de pez más abundante, con densidades medias de 30 y máximas de 95 ejemplares cada 100 m2, la endémica del Júcar (Chondrostoma arrigonis) está prácticamente al borde de la extinción, habiéndose capturado sólo 21 ejemplares en 30 localidades muestreadas en el Cabriel y Júcar medio en 2001 (Jiménez y Lacomba, 2002). A falta de mejores hipótesis, la total distorsión del régimen natural del río parece la mejor causa para explicar la pobreza de la ictiofauna del Cabriel, aparentemente incapaz de ajustar su reloj biológico interno (en particular el asociado a la reproducción) al flujo de caudales impuesto por las demandas del regadío y de la generación hidroeléctrica. La respuesta de la nutria sería la práctica desaparición por falta de suficiente alimento disponible.

Por tanto, de nuevo el uso del agua parece ser una clave para interpretar por qué se están extinguiendo las nutrias valencianas. Si queremos seguir considerando esta especie como emblema o indicador de la salud de nuestros ríos, debemos empezar a pensar no sólo en calidad de las aguas, sino también en cantidad y en su distribución a lo largo del año, introduciendo en la reflexión la fuerte tensión entre el régimen natural de los ríos y el impuesto por nuestras necesidades.

REFERENCIAS 
Chanin, P. R. F.
y D. J. Jeffreries, 1978. “The decline of the otter Lutra lutra L. in Britain: an analysis of hunting records and discussion of causes”, Biol. J. Lin. Soc.:  10: 305-328.
Delibes, M., 1983. “Distribution and ecology of the Spanish carnivores: a short review”, XV Congreso Int. Fauna Cineg. y Silv. Trujillo. 1981: 359-378.
Delibes, M. (ed.), 1990. La nutria (‘Lutra lutra’) en España.
ICONA. Madrid
Jiménez, J., 1987.  “The otter and its conservation in the valencian region (E. Spain)”. UICN Otter Specialist Group Bulletin 2: 37-41.
Jiménez, J.
y J. I. Lacomba, 2002. Peces, anfibios y reptiles de la Comunidad Valenciana. Conselleria de Medi Ambient. València,
MaCdonalds, S. M., 1983.  “The status of the otter (Lutra lutra) in the British Isles”. Mammal Rev., 13: 11-23.
Mason, C. F.
y S. M. MaCdonalds, 1986.  Otters. Ecology and ConservationCambridge University Press. Londres.
Ruiz-Olmo, J.
y M. Delibes, 1998.  La nutria en España ante el horizonte del año 2000.  SECEM. Barcelona-Sevilla-Málaga,.
Sandegreen, F., Olson, M.
y L. Reuthergarrdh, 1980. “Der Ruckgang der Fischotterpopulation in Sweden” dins Reuther C. y C. Festetics, (eds.): Der Fischotter in Europa: Verbreitung, Bedrohung und Erhaltung, Oderhaus & Gottingen: 107-113.

© Mètode 2013 - 38. Caminos de plata - Disponible solo en versión digital. Verano 2003
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Doctor en Ciències Biològiques. Cap del Servei de Vida Silvestre. Conselleria d’Agricultura, Medi Ambient, Canvi Climàtic i Desenvolupament Rural de la Generalitat Valenciana.