Noam Avram Chomsky (Filadelfia, EEUU, 1928) revolucionó el campo de la lingüística cuando, en 1957, con “Syntactic Structures”, argumentó, en contra de lo establecido, que la adquisición del lenguaje es parte de la estructura natural o innata del cerebro humano, y que cualquier manifestación del lenguaje incluye una estructura profunda basada en reglas y mecanismos universales, es decir, comunes a todos los hablantes. Chomsky ha declarado a menudo que la responsabilidad más grande que tienen los intelectuales es decir la verdad y desenmascarar las mentiras. Este sentido de la honestidad y la ética personal lo ha convertido en uno de los críticos más radicales de la política social y económica de su país. sobre todo de la política exterior tal y como la lleva a cabo la administración americana y la explica la prensa.
La fotógrafa y yo estamos en la sala de espera del despacho de Noam A. Chomsky, en el tercer piso de un edificio de ladrillos rojos, más típico del centro de Boston que del campus del Massachusetts Institute of Technology, donde N. Chomsky trabaja desde hace más de cuarenta años como profesor de lingüística.
La puerta de su despacho está entornada, y mientras miro la pared de mi derecha, tapizada de ejemplares de su obra traducida a diferentes idiomas, me llegan retazos de conversación del interior del despacho. A mi izquierda, detrás de una vidriera, se sienta Beverly Stohl, la secretaria, que, por la manera de levantarse, acaba de decidir que hay que acabar con la conversación y poner manos a la obra. Se acerca al despacho de Noam, da tres golpes suaves a la puerta y vuelve a su sitio. Dos minutos después repite la operación y así hasta tres veces. Ese tercer aviso parece que es el definitivo, porque Chomsky y su interlocutor aparecen por el marco de la puerta y acaban su conversación sobre música en la salita. Según Chomsky, todo lo que se escucha ahora es rap, y es un verdadero acto de amor por parte de la gente mayor, como él, escuchar la música que los nietos ponen en el coche, porque no hacen más que escuchar rap. La secretaria está de acuerdo y el joven interlocutor de Chomsky también. Él es músico, pero no hace rap.
Ahora la secretaria nos saluda y nos invita a pasar al despacho. Es una oficina pequeña, sin ningún lujo, todos los muebles son de madera y en la tapicería de una de las sillas observo una mancha de café. La mesa está llena de libros, forman columnas ordenadas para aprovechar toda la superficie. También hay una pizarra, pero no sabría decir si lo que hay escrito son fórmulas o frases, no distingo si el tema son las matemáticas o la lingüística.
Me pregunta si estoy segura de haber puesto a funcionar la grabadora correctamente. Le digo que sí, y entonces me advierte educadamente de que normalmente habla en voz muy baja, y que a veces no se graba nada y después, claro, vienen las lamentaciones. Nada más acabar la primera pregunta compruebo que la advertencia es más cierta de lo que me pensaba. Entonces inclino la cabeza, subo el volumen de la grabadora disimuladamente y me concentro al máximo en ligar la corriente pausada de palabras que poco a poco van llenando la habitación.
Hace unos años usted comentaba en una entrevista que en su trabajo profesional ha tocado diferentes campos de estudio, y que ha trabajado en lingüística matemática sin poseer ningún título en matemáticas. Por otra parte, hace unos meses, en una conferencia de premios Nobel, uno de los invitados acusó a la prensa de que, cuando quiere ofrecer una visión equilibrada, confronta continuamente la opinión de expertos reconocidos con la de personas con conocimientos básicos sin tener en cuenta la reputación y historial científico de los primeros. En su opinión, ¿quién es competente para hablar de un tema científico concreto?
Pues, quien sabe de la materia. Ahora bien, conocer la materia es independiente de las iniciales que lleves delante del nombre: licenciado, doctor, profesor…
No sé quién dijo eso… pero podría tener toda la razón. Quiero decir, si alguien que no sabe nada de, por ejemplo, ingeniería nuclear hace comentarios sobre centrales nucleares sin aducir ninguna prueba, mejor no hacerle caso.
Pero por otra parte, si una persona se ha dedicado a estudiar ingeniería nuclear por su cuenta y conoce el material pertinente y, sencillamente, no posee el título correspondiente y habla sobre el tema, es correcto. Hay gente que hace un trabajo de primera y publica en revistas profesionales pero que no ha hecho un curso de lingüística en su vida. Han aprendido por su cuenta. De hecho, yo soy un ejemplo más de esto.
Las credenciales y los conocimientos son dos cosas diferentes. Puedes conocer y entender una materia sin tener las credenciales, y puedes tener las credenciales y no saber o entender de la materia.
En esta conferencia también se habló de la amenaza que representa el estilo de vida occidental para la biodiversidad, y el valor de ésta para la elaboración de fórmulas farmacéuticas y porque nos da la posibilidad de aprender de otras especies que tienen órganos que parecen funcionar mejor que los nuestros. Siguiendo la misma lógica, ¿por qué piensa usted que la diversidad lingüística es valiosa y merecería ser protegida?
Por la misma razón por la cual estoy a favor de proteger la ciudad de Venecia de su destrucción por las inundaciones. Representa un gran hito de la creatividad humana y hay que preservarla. Cada lengua constituye un depósito de una forma concreta de riqueza y variedad cultural. No es necesario argumentar por qué hay que protegerlas… Todo el mundo se disgustó cuando el museo de Bagdad fue destruido. ¿Por qué? Porque es un depósito de la gran riqueza de la civilización humana. Y cada una de las lenguas de Australia central es lo mismo.
«Hay mucha gente joven que no puede hablar con su abuela porque ésta habla una lengua “local”, mientras que sus nietos han aprendido lo que se denomina lengua estándar»
¿Y cree usted que el estilo de vida occidental representa igualmente una amenaza para la diversidad cultural y lingüística?
Desde luego. La mayor parte de este debate gira alrededor de las lenguas aborígenes, de sociedades pretecnológicas, la Amazonia y otras zonas parecidas. Pero en Europa pasa lo mismo, y en los dos últimos siglos, de una manera espectacular. El número de lenguas de Europa ha menguado drásticamente durante la última o las dos últimas generaciones.
Hay mucha gente joven que no puede hablar con su abuela porque ésta habla una lengua “local”, mientras que sus nietos han aprendido lo que se denomina lengua estándar –italiano, español, alemán–, que son segundas lenguas para la mayoría de la gente pero que se han convertido en las lenguas dominantes. Mientras tanto, la enorme variedad de las otras lenguas desaparece rápidamente. De hecho, Europa acoge uno de los principales proyectos de investigación lingüística del momento. El patrocinado por la Unión Europea se denomina Cartography Project, y su objetivo es estudiar la gran variedad lingüística de Europa antes de que las lenguas desaparezcan, porque éstas desaparecerán en una o dos generaciones.
En Italia, por ejemplo, hay una gran variedad de lenguas. Ellos las denominan dialectos, pero esto no quiere decir nada, quiere decir que Italia está pintada toda de un color en el mapa, pero en realidad son lenguas diferentes, mutuamente incomprensibles, y van desapareciendo por la uniformación de la sociedad bajo la formación del estado nacional, las comunicaciones, la televisión, el sistema educativo nacional y estas cosas. Esto lima todas las diferencias lingüísticas. Así, lo que ocurre en Europa es suficientemente radical, parecido a lo que pasa en la Amazonia, Norteamérica, Méjico y en todas partes. Ocurre en todo el mundo. Pero hay poca conciencia general de que está pasando justo en el corazón de Europa.
Y la única razón por la cual no pasa en los EEUU es que los EEUU son un territorio extraordinariamente uniforme. Los EEUU, Canadá y Australia son extremadamente uniformes desde el punto de vista lingüístico, y esto es así porque los colonizadores exterminaron a la población indígena. Si los mongoles hubieran conquistado Europa y matado a todos, entonces Europa también sería uniforme lingüísticamente.
«El conocimiento científico es valioso en él mismo, pero si te fijas en su valor instrumental, en sus consecuencias, es como una herramienta que se utiliza para toda clase de finalidades»
Imposturas intelectuales es el título de uno de los libros que usted ha regalado al fondo bibliográfico del MIT. El libro empieza con una cita de un famoso sociólogo que dice: “…la confusión y la absurdidad promueven las tendencias conservadoras de la sociedad. En primer lugar, porque el pensamiento claro y lógico conduce a la acumulación de conocimiento […] y el avance del conocimiento tarde o temprano socava el orden tradicional”. Como Andreski, ¿cree usted que el conocimiento y el progreso científico son instrumentos capaces de debilitar las tendencias conservadoras y cambiar el orden tradicional?
Pueden [y mueve la cabeza como sopesando las posibilidades], pero no lo hacen necesariamente. El conocimiento científico es valioso en él mismo, pero si te fijas en su valor instrumental, en sus consecuencias, es como una herramienta que se utiliza para toda clase de finalidades, puedes utilizarla para oprimir al pueblo, y puedes utilizarla para liberarlo. Es como un martillo. Al martillo le da igual si lo utilizas para construir una casa o para abrirle la cabeza a alguien. El martillo es feliz de hacer lo que sea.
Y, entonces, ¿de qué manera el hecho de progresar en el campo de la lingüística puede contribuir al cambio social?
Para mí es como adelantar en astronomía, consigues entender mejor el mundo. En el caso de la lingüística, empezamos a entender mejor algo sobre nosotros mismos. Pero, como he dicho antes, el objetivo no es el cambio social. Tú quieres entender quién somos, y si esto lo entiendes mejor, esta información se puede aprovechar, como si fuese un martillo, para ayudar a la gente.
Hay mucha mitología sobre el lenguaje que se utiliza para oprimir a la gente, como por ejemplo el black english en los EEUU. Se considera un dialecto degradado, la gente que lo habla es tratada con desprecio porque se supone que no tienen un nivel de inteligencia normal. Lo que yo digo es que si la gente negra tuviera todo el dinero y los blancos hubieran sido esclavos, el black english sería la lengua estándar y lo que yo hablo se consideraría un dialecto degradado.
Pero no hace falta hacer un análisis lingüístico demasiado sofisticado para darse cuenta de esto; lo que se aprende en el primer semestre en la universidad es suficiente para tener claro que no tiene ningún sentido.
Esta sería una manera de utilizar el conocimiento lingüístico para el cambio social…
Sí, pero es un conocimiento extremadamente básico. Si echas una ojeada a los artículos que aparecen en cualquier revista académica [coge una de encima de la mesa y me la enseña], estos artículos hacen avanzar las fronteras del conocimiento, pero cualesquiera que sean las respuestas que aportan, éstas no tendrán ningún efecto en la sociedad. Como ocurre con la mayoría del conocimiento, la música, las artes… Las actividades creativas casi nunca, sólo de vez en cuando, causan algún efecto sobre la sociedad. Pero es imposible de predecir.
¿Y cuáles son las disciplinas que tienen un impacto mayor en la sociedad?
La medicina, por ejemplo, o las ingenierías. Las disciplinas que son aplicadas producen un efecto directo en nuestras vidas. Pero no olvidemos que las disciplinas que son aplicadas se nutren del conocimiento general.
Hace un siglo los médicos podían hacer bien poco por un enfermo. Los médicos empezaron a ser verdaderamente útiles con el descubrimiento de los antibióticos y el desarrollo de las técnicas quirúrgicas, que son aplicaciones de la química y la ingeniería a los tratamientos médicos. De hecho, si preguntas a cualquier médico serio, te dirá que, en el noventa por ciento de las enfermedades, los médicos no pueden hacer nada, porque son sistémicas, tienen que ver con la manera como el cuerpo funciona y eso es mucho más complejo de lo que la ciencia entiende hoy día.
Desde la aparición de la obra de Darwin se ha especulado mucho sobre el origen del lenguaje humano. Darwin sugirió que los gritos de los animales se convirtieron poco a poco en lenguaje humano. Aun así, los lingüistas son muy críticos con este tipo de conceptos y dicen que los biólogos parecen no captar la extremada complejidad de las lenguas humanas. El problema es que, si no aceptamos una evolución gradual, la única opción que nos queda es el creacionismo, una gran mutación.
Esto no es cierto. Sea lo que sea el lenguaje, es un desarrollo reciente, quizás del orden de cincuenta o cien mil años atrás. Esto es mucho después de la separación de cualquier otra especie afín. Hubo otros homínidos que se desarrollaron paralelamente y se convirtieron en Homo sapiens, pero todos han desaparecido. O sea, que no tenemos evidencia comparativa. Lo que tenemos es una sola especie, muy aislada, y con muy poca variedad genética. Porque los humanos son muy semejantes los unos a los otros, más parecidos entre ellos que, por ejemplo, los chimpancés.
Si quieres analizar seriamente la evolución del lenguaje humano, tienes que buscar sistemas homólogos, sistemas que quizás tengan el mismo origen o incluso similitudes. Pero los gritos de los animales son completamente diferentes en su carácter, función, y en cualquier otro aspecto que miras. Parece que no tengan ninguna de las características del lenguaje humano. Quizás descubrimos que algunas características cruciales del lenguaje humano tienen su equivalente en el mundo de los insectos, como por ejemplo el sistema de navegación de los insectos, y algunas de las últimas investigaciones apuntan en esta dirección, pero es muy improbable que el lenguaje humano tenga alguna relación con los gritos de los animales. Sencillamente, no es una vía de investigación sensata. Son sistemas completamente diferentes.
En cualquier caso, la sugerencia de Darwin estuvo bien en su momento, pero no creo que nadie se la crea hoy día.
¿Entonces qué papel representan las mutaciones y qué implican desde la perspectiva de la teoría creacionista?
[Apenas me deja acabar la pregunta.] Es que el asunto del creacionismo es irrelevante. Todo el mundo está de acuerdo en que hubo mutaciones a lo largo del camino. Si no fuera por las mutaciones seríamos… [duda un poco y baja todavía más el tono de voz, como si no estuviera muy seguro de la respuesta] chimpancés. De hecho, las mutaciones se produjeron, porque nosotros no somos chimpancés evolucionados. Sin las mutaciones, no habría diferencia entre los humanos y las bacterias. Está la selección natural y otros factores que eligen entre una gama de posibilidades que han sido creadas por las mutaciones. O sea que, en primer lugar, el hecho de que hubiera mutaciones no se discute. La cuestión es qué serie de mutaciones y qué otros factores, entre ellos la selección natural, condujeron a este sistema.
Pero los mismos problemas que aparecen al estudiar la evolución del lenguaje humano aparecen cuando estudiamos la evolución del sistema de navegación de los insectos o la comunicación de las abejas. Y contamos con muy pocas respuestas, porque estas cuestiones son complicadas. Sabemos muy poco, por ejemplo, sobre cómo ha evolucionado la comunicación entre las abejas, y este es un campo de estudio mucho más fácil.
Yo diría que es un campo de estudio más complicado, porque, en el caso del lenguaje humano, al menos somos capaces de entenderlo…
No, el sistema de comunicación de las abejas es mucho más simple y mucho más fácil de estudiar. Los humanos constituimos una sola especie, mientras que las abejas son cientos de especies, todas diferentes, o sea que cuentas con evidencia comparativa. La abeja tiene un cerebro minúsculo, un cerebro tan pequeño como una semilla, tiene un período corto de gestación, lo que te permite hacer cualquier tipo de experimento. Desde cualquier punto de vista es un organismo más fácil de estudiar. Sin embargo, prácticamente no se sabe nada de la evolución de la comunicación de las abejas, porque por lo general estas preguntas son difíciles. La evolución del lenguaje humano todavía lo es más. Y no vale la pena especular sobre esto. Será lo que sea. Nosotros lo que tenemos que hacer es investigar e intentar descubrir la respuesta.
Después de un período en el que los lazos entre la lingüística y la psicología han sido los más importantes, desde hace poco son los vínculos con la biología los que parecen fundamentales para entender las cuestiones lingüísticas. ¿Quiere decir esto que ha habido un cambio de paradigma?
La lingüística moderna, por decirlo así, se desarrolló hace unos cincuenta años en el contexto de la biología comparativa, y de hecho en conflicto con el predominio de la psicología. A principios de los años 50 mis intereses y los intereses de muchos otros iniciaron de alguna manera esta vía, fundamentalmente con el objetivo de situar el estudio del lenguaje dentro de una matriz biológica, y el trabajo acometido en los campos de la ecología y la zoología comparativas influyó considerablemente. Aportó parte del marco en que la disciplina se desarrolló. Y durante todo este tiempo se ha hecho un esfuerzo para ver si se puede desarrollar una biología del lenguaje para este campo de estudio. Pero la biología siempre fue el marco. Nosotros siempre consideramos la psicología como parte de la biología.
«La mayoría de las lenguas sencillamente no existen, tenemos unas cuantas, de las posibles, aquí y allà»
Aun así, parece que no podamos esperar resultados ventajosos de la perspectiva genética en lingüística. Se supone que los niños, cuando están expuestos a estímulos externos de una lengua concreta, desarrollan su genotipo interno hasta un fenotipo concreto (es decir, hasta una de las tres mil lenguas que hay al mundo). Sin embargo, el genoma de la especie humana, que hace poco ha sido descifrado, parece que coincide en buena medida con el de otras especies animales.
Cuando se descifra el genoma de un animal, dentro de los límites del conocimiento actual, casi no se llega a averiguar nada del animal. El genoma da instrucciones a la planta manufacturadora de la célula y estas instrucciones, de alguna manera, hacen que la planta manufacturadora cree un animal u otro.
Si tú tuvieses las instrucciones de cómo construir un automóvil, pero no supieras qué es una planta de manufacturación, no podrías decir demasiado del automóvil, y todos estos temas a penas se entienden. Cómo se pasa del genoma al organismo es un misterio. Se entienden trocitos y partes del proceso, pero no lo suficiente para predecir el organismo a partir del genoma.
Además, el hecho de que el genoma de los humanos y el de los primates, o el de los insectos, sea muy similar no quiere decir nada, porque no sabemos el significado de las diferencias. Todo aquello que pueda parecer una ligera diferencia, visto nuestro conocimiento, produce obviamente un gran impacto y no se entiende del todo por qué.
Y yo iría con cuidado con el concepto de tres mil lenguas. El número de lenguas depende de cómo decides contarlas. La mayoría de las lenguas sencillamente no existen, tenemos unas cuantas, de las posibles, aquí y allá. Pero no sabemos cuál es el número máximo de lenguas que podría haber, quizás se trata de millones. Las que tenemos son las que por una razón u otra se han llegado a desarrollar.
La facultad de percibir el mundo y organizar los datos que el ser humano más ha desarrollado, aparte del lenguaje, es la visión. ¿Piensa usted que hay alguna relación entre los mecanismos computacionales de la visión (tal y como los describió David Marr) y la gramática del lenguaje?
David Marr, a quien llegué a conocer bastante bien, estaba interesado en la lingüística como modelo, y buena parte del trabajo que se hacía en lingüística se fijaba también en el que él hacía, pero igualmente como modelo, en un sentido algo abstracto.
Porque los problemas son bastante diferentes. Los problemas que afronta el sistema de la visión y el del lenguaje son bastante diferentes y los resultados también.
Hay principios que se denominan reglas de la visión que me interesan, desde luego. Pero si observamos las reglas de la visión, éstas no nos dicen nada de las reglas del lenguaje. Una de las reglas más famosas de la visión se descubrió hace cincuenta años y ahora se entiende bastante bien porque ha habido mucha investigación al respecto; es la siguiente: si ves suceder una cosa, esta cosa la interpretas necesariamente porque golpea tu sistema visual como objeto rígido en movimiento. Si es posible darle una interpretación como objeto rígido en movimiento, esta es la manera en que será interpretada, incluso si se trata de una presentación de dos dimensiones.
La regla es antigua. Hace cincuenta años que se dieron cuenta. Es como si la visión siguiera la regla de intentar imponer la interpretación “objeto rígido en movimiento” sea cual sea la presentación. Esto implica cálculos muy complejos. Pero ahora se entiende un poco como funciona. Pero no hay nada que se asemeje en el proceso computacional del lenguaje. Quizás haya alguna similitud a cierto nivel de detalle que no percibimos, pero no podemos transferir reglas de un sistema al otro.
Cuando la gente dice que la visión es otro sistema complejo, está diciendo sólo que es el sistema del cual sabe algo. Porque hay otros sistemas que son igual de complejos. Toma, por ejemplo, el sistema digestivo, bastante complejo también y, de hecho, también incluye programas de computación. Hay una cosa que a veces se denomina “cerebro intestinal”, que es un complicado sistema neurológico, que está dentro del sistema digestivo y hace toda clase de cálculos, y del cual se sabe bien poco.
Digamos que cada parte del organismo hace cosas muy complicadas. Y, como he dicho antes, los insectos, que son criaturas minúsculas, realizan cálculos que nosotros no necesariamente somos capaces de hacer.
Para acabar, ¿cuáles son las razones que hacen que a un disidente y un activista como usted, que ha sido siempre tan crítico hacia la política exterior de su país, le guste vivir aquí. ¿Cuáles son, en su opinión, las cosas buenas que este país le ofrece y hacen que se sienta cómodo?
Nunca me he planteado irme de aquí. Es mi país. Si viviera en Turquía… [y se queda pensando]. Estoy pensando ir allí, yo tengo amigos en Turquía, son activistas, y Turquía no es un lugar maravilloso para vivir. De hecho es mucho más duro que aquí. Y desde luego les preocupa la política exterior e interior de Turquía. Quizás también estén interesados en África central, pero su preocupación principal es, obviamente, Turquía. Si les preguntase por qué viven allí, pues, porque es su país. Ellos hacen que sea un país mejor.
Aquí hay cosas maravillosas. Este es el país más libre del mundo, y no porque nos lo hayan regalado, cien años de lucha lo han convertido en un país muy libre. Es el único país del mundo donde la libertad de expresión está protegida hasta un punto considerable por el sistema legal, mucho más que en cualquier otro país que yo conozca. No está en la Constitución, no está en Bill of Rights [el conjunto de las diez enmiendas originales en la Constitución de los EEUU]. De hecho, las cámaras no garantizaron la libertad de expresión hasta los años 60, en el contexto del movimiento de los derechos civiles, y estos son derechos que la gente se ha ganado a lo largo de los años. Estas son las cosas buenas de este país. Y todos los países tienen algunas cosas buenas.