L’Albufera y el Puerto de Valencia

El Parque Natural reclama el decrecimiento del puerto

port de valència

«El mal ya está hecho». Es cierto. El último dique del Puerto de Valencia ya está reteniendo la arena que debería regenerar las playas del Parque Natural de l’Albufera.

«El cambio climático provoca la regresión costera». También es verdad. La subida del nivel del mar y el aumento de la frecuencia y virulencia de las tormentas marinas son consecuencias del calentamiento global.

Aunque algunos defienden que esos argumentos justifican la consolidación de la última ampliación del Puerto de Valencia, otros muchos pensamos lo contrario:  vemos en ellos dos grandes motivos para considerar su inaplazable decrecimiento.

El Puerto de Valencia lleva décadas ampliándose y es indiscutible que, en paralelo, las playas de l’Albufera se han erosionado por los cambios en el desplazamiento de la arena a lo largo de la costa. Es una tendencia confirmada con vuelos fotogramétricos, imágenes satélite y estudios científicos. Cualquiera lo puede comprobar jugando con las ortofotos históricas del visor cartográfico del Instituto Cartográfico Valenciano o del Instituto Geográfico Nacional. Las personas mayores de los pobles del sud no necesitan consultar esa información. Han sido testigos de cómo el mar va ganando terreno lentamente.

port de valència i albufera

Foto: Javier Jiménez Romo

«Los mayores recuerdan playas anchas, la caminata desde las dunas hasta el agua o el bosque que crecía frente a la Casa Forestal de El Saler»

Los primeros diques rompieron la dinámica costera, creando un efecto sombra sobre las playas de Pinedo. Los sedimentos dejaron de renovarse de norte a sur, comenzando en esta zona una regresión de la costa que ya no ha parado de avanzar. Sucesivas ampliaciones han incrementado el alcance del efecto sombra, primero a las playas de El Saler y, con este último dique que hoy nos preocupa, hasta las playas del sur, las de El Perelló.

Los mayores recuerdan playas anchas, la caminata desde las dunas hasta el agua o el bosque que crecía frente a la Casa Forestal de El Saler (hoy casi en primera línea de playa). Del paseo marítimo, en teoría desmantelado en la década de los noventa, vemos hoy sus restos en la misma orilla destapados por el mar. Ahora es la urbanización de la Kasbah la que sufre el embate de las olas. Después será el antiguo hotel Sidi Saler y después…

La degradación ambiental de la zona es una realidad. Las praderas de posidonia, que protegían el fondo marino reteniendo parte de la arena, desaparecieron hace muchos años y con ellas gran parte de la biodiversidad marina de esta costa. El impacto también se nota fuera del agua: aves como el chorlitejo, ven cómo su hábitat se reduce en superficie, concentrando los impactos que les amenazan. También la valiosa y exclusiva flora del frente dunar queda expuesta al ímpetu de las olas frustrando los esfuerzos invertidos en su recuperación.

«¿Estamos dispuestos a asumir una Albufera salada? A nivel ambiental sería traumático, pero la naturaleza se abriría paso»

Se habla de medidas para compensar los daños de la última ampliación del Puerto. No sería la primera vez que se recargan las playas con arena. Se lleva haciendo durante décadas con un efecto poco duradero. Las playas recuperadas, tras las tormentas, vuelven a estar mordidas por el mar al poco tiempo.

Se planean proyectos de restauración dunar para proteger la costa sin contemplar que las dunas móviles necesitan, a su vez, playas amplias que disipen la fuerza de las olas, con pendientes suaves que permitan acumular un buen reservorio de arena para su regeneración natural.

Los gastos en intentar regenerar la costa no acabarían nunca mientras las playas no reciban, de manera natural, el aporte de sedimentos. Además, no hay garantía de éxito basada en experiencias del pasado. Ahora que debemos prepararnos para adaptarnos al cambio climático ¿vamos a empeorar las cosas? ¿Podemos tener la arrogancia de pensar que ahora sí vamos a poder parar el avance del mar?

Se habla del caduco estudio de impacto ambiental de la ampliación del Puerto. ¿Y qué hay del impacto sobre las zonas de donde se extraiga la arena para los potenciales proyectos de regeneración de playas? ¿No estamos trasladando el problema de sitio?

«Los arrozales podrían reducirse drásticamente. ¿Estamos dispuestos a arriesgar el cultivo del arroz en l’Albufera, con su valor tradicional y económico?»

¿Y si no funciona? ¿Y si la costa sigue retrocediendo? Hace unos años, tras una tormenta, el mar encontró una vía de paso a través de las dunas inundando con agua salada las huertas entre Pinedo y El Saler. ¿Estamos dispuestos a un futuro en el que tendremos que ir tapando agujeros para evitar la salinización de la marjal de l’Albufera o del bosque de la Devesa?

¿Estamos dispuestos a asumir una Albufera salada? A nivel ambiental sería traumático, pero la naturaleza se abriría paso y posiblemente se recuperaría, con los años, el ecosistema salobre de aquella Al-buhaira de hace unos siglos. Pero los arrozales podrían reducirse drásticamente. ¿Estamos dispuestos a arriesgar el cultivo del arroz en l’Albufera, con su valor tradicional y económico?

Si desapareciera el arroz de l’Albufera… siempre podríamos incrementar la importación de arroz de otros lugares del planeta en grandes contenedores a través del Puerto de Valencia.

© Mètode 2021
Biólogo. Máster en Ingeniería y Gestión Medioambiental. Trabaja desde el año 2003 en el Parque Natural de l'Albufera, primero en el Servicio Devesa-Albufera del Ayuntamiento de Valencia y desde el 2013 en los humedales del Tancat de Milia y el Tancat de L'Illa. Forma parte del equipo redactor de los Estudios previos para establecer el potencial medioambiental y de uso público para la ciudad de València del Nuevo Cauce del río Turia (LLIT NOU – RIU NOU) (2020).