Savia nueva para la universidad

Pocas estrategias de mejora del sistema de investigación despiertan más unanimidad, aparentemente, que conseguir el regreso de los excelentes investigadores que España tiene desperdigados por el mundo, fundamentalmente por Europa y Estados Unidos. Sin embargo, un análisis más profundo pone en evidencia las contradicciones en las que caen los investigadores y profesores universitarios, e incluso algunas de las miserias del sistema universitario español.

carlos hermenegildo sistema de investigación

Foto: Universitat de València

Lejos de considerarlo una especie de exilio por falta de oportunidades, el hecho de que los estudiantes predoctorales y, sobre todo, los investigadores posdoctorales vayan a formarse a centros extranjeros
–especialmente a los mejores– debe entenderse como una oportunidad para ellos y para todo el sistema universitario. Donde reside verdaderamente el problema es en nuestra falta de capacidad para incorporar a los mejores investigadores (sean españoles o no) a nuestro sistema de investigación. A pesar de que existen varios programas estatales o autonómicos con este objetivo, lo cierto es que muchos de estos investigadores se encuentran con multitud de pequeños y grandes problemas a la hora de decidirse por el regreso a nuestras instituciones.

En ocasiones es por falta de estímulos adicionales, bastante frecuentes en países desarrollados, o bien por las dificultades derivadas de las instituciones de acogida y sus legislaciones, como trámites burocráticos complicados o estructuras poco flexibles. También es frecuente que los investigadores, antes de decidirse a regresar, se planteen la pregunta de qué ocurrirá cuando termine el contrato de reincorporación. En el caso de los investigadores del programa Ramón y Cajal, la respuesta pasa por conseguir la acreditación de la ANECA para ocupar plazas de profesor estable, pero el resto de programas están a la espera de que se les den soluciones similares. La posibilidad de ser contratados como investigadores indefinidos, utilizada en el pasado por la Universitat de València, está hoy paralizada por el marco normativo español.

Pero, además de todo esto, nos encontramos también con frecuencia con dificultades planteadas por la falta de apoyo real por parte de los centros, departamentos y grupos de investigación que los van a acoger. A menudo los grupos solo quieren recuperar a los investigadores que formaron en su seno, y que no siempre son los mejores o los más competitivos. Con frecuencia, la llegada de un investigador se recibe como una amenaza para el futuro laboral de los investigadores en formación de nuestras universidades. Por no hablar de los agravios que surgen de la comparación entre los curricula de algunos investigadores recién llegados con profesores con muchos años de experiencia.

«Muchos investigadores se encuentran con multitud de pequeños y grandes problemas a la hora de regresar a nuestras instituciones»

En estas situaciones, algunos grupos y departamentos entorpecen la actividad de los recién llegados, les impiden o dificultan el acceso a espacios, a la docencia, a ayudas… Se trata de una actitud lamentable, contraria al más mínimo espíritu universitario, y que evidencia, cuanto menos, un nulo compromiso con la institución. Desgraciadamente, esta actitud no es ni ocasional ni exclusiva frente a los investigadores regresados.

La incorporación a nuestras universidades de investigadores que han completado estancias de formación posdoctoral en centros de prestigio es una oportunidad para inyectar savia nueva, traer nuevas y diferentes ideas sobre la investigación y contribuir a rejuvenecer un cuerpo de profesores universitarios envejecido. En definitiva, una oportunidad para impulsar y garantizar la investigación en la universidad española del siglo XXI.

© Mètode 2020 - 104. Las plantas del futuro - Volumen 1 (2020)

Vicerrector de Investigación de la Universitat de València.