El progreso radica en las ciencias, en las matemáticas, la física, la química, la geología…
Josep Joaquim Landerer (1841-1922)
El 25 de octubre de 2022 la Luna se deslizó por la orilla del Sol y en Valencia tapó un ridículo 2 % del disco solar. Esta vez no estábamos en el lugar adecuado para ver bien la coreografía del Sol y la Luna cuando se emparejan. En cambio, hacia el noreste de Europa, nuestro satélite escondió más de la mitad del disco de Helios. Los habitantes de Kiev, por ejemplo, con un 61 % del Sol tapado, gozaron mejor del fenómeno, a pesar de las detonaciones de los misiles. La naturaleza celeste no conoce la maldad humana y siempre sigue impertérrita las reglas que entendió el genio de Isaac Newton.
Fue el astrónomo y matemático Friedrich Bessel quien simplificó el método para la predicción de los eclipses de Sol. Ahora usamos el ordenador, mientras que antes los cálculos debían realizarse a mano, poco a poco, con mucha paciencia.
Todo esto me viene a la cabeza mientras recuerdo que hace cien años, el 15 de septiembre de 1922, murió en Jesús, pedanía de Tortosa (Baix Ebre), uno de los grandes científicos valencianos olvidados, Josep Joaquim Landerer, geólogo, astrónomo autodidacta y también cazador de eclipses.
El 28 de mayo de 1900, la Luna tapó completamente el Sol en una franja que atravesó toda la península Ibérica. Previamente, y durante cinco años, Landerer calculó los parámetros del eclipse y recogió datos meteorológicos favorables que le impulsaron a proponer el Baix Vinalopó como el lugar más adecuado para la observación. A su llamamiento se unieron misiones científicas de toda Europa. Así, la delegación de Inglaterra y la de Escocia eligieron Santa Pola, mientras que la mayoría de los astrónomos europeos se desplazaron a Elche: los del Observatorio de París-Meudon, los del observatorio del Vaticano, los del Observatorio de la Marina de San Fernando, los de la Universidad de Toulouse y Montpellier, etc. Vinieron, además, Camille Flammarion, famoso astrónomo y divulgador francés, y Josep Comas i Solà, de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona. La Asociación Astronómica Británica observó el eclipse desde la fonda La Confianza de Elche, con una buena representación de mujeres observadoras. Teodoro Llorente, director del diario Las Provincias, tampoco faltó a la cita. Desde la finca del Toscar, Landerer midió la luz polarizada de la corona solar durante el minuto y 19 segundos de la totalidad. Por sus esfuerzos en la preparación de la observación solar en Elche, fue recompensado con la Gran Cruz del Mérito Naval y con el Premio Janssen. En el año 2000 el Instituto de Estudios Comarcales de El Baix Vinalopó hizo una gran exposición para conmemorar el centenario de aquel eclipse.
Landerer siguió trabajando con ideas innovadoras en Tortosa, donde residía. Además de calcular los parámetros de los eclipses totales de 1905 y 1912, descubrió la naturaleza geológica de la superficie lunar, comparando el ángulo de polarización de la luz de la Luna con lo que se observa en las rocas basálticas terrestres. También estudió los recién descubiertos satélites de Marte, la rotación de Júpiter y buscó el hipotético planeta Vulcano. Recorriendo las tierras del suegro en La Tinença de Benifassà, dibujó el primer mapa geológico de tierras del Estado. En 1904 colaboró en el diseño del Observatorio de Física Cósmica del Ebro, obra que los jesuitas inauguraron en Roquetes, cerca de Tortosa.
Desde el tiempo de Landerer no se ha observado ningún otro eclipse solar total en la península Ibérica. Solo pudimos gozar del eclipse anular del 3 de octubre de 2005, cuando una Luna demasiado alejada tapó la zona central del Sol. Pero ahora nos mostramos expectantes, porque el 12 de agosto de 2026 nos encontraremos de nuevo bajo la sombra de la Luna. Un eclipse total que, desde casa, nos oscurecerá el cielo y que podremos ver desde Sitges hasta Cullera. Será una buena ocasión para homenajear a Landerer y recordar la obra de este sabio valenciano, con una calle minúscula en Valencia.