Utopías posibles

Jardín del antiguo cauce del río Túria.

Pocas palabras son más simbólicas –y más necesarias– que utopía, si hablamos de diccionarios para confeccionar futuros. Es una palabra que, se mencione directamente o no, siempre está presente y sobrevuela la conversación, desde la referencia a Tomás Moro o al socialismo utópico del siglo XIX, hasta el pequeño cuento de Galeano. Pensadores y pensadoras como Layla Martínez, Erik Olin Wright, Eric Holthaus y otros la analizan desde una perspectiva epistemológica, sociológica o climática. No obstante, y a pesar del conocimiento académico que se está armando sobre la cuestión, parece uno de esos casos que, desgraciadamente, no tienen una traslación al mundo real ni al debate ciudadano.

Hace tiempo me contaron una anécdota que ilustra esto a la perfección. Hago un descargo de responsabilidad sobre la veracidad de la misma, porque se non è vero, è ben trovato. Dicen que en 2019 un voluntario de la campaña de Jeremy Corbyn, el candidato más a la izquierda que ha dirigido el partido laborista en décadas, se plantó –como era habitual– delante de una casa para explicar su programa electoral. Cuando le abrieron la puerta, el voluntario empezó a explicar las políticas que Corbyn quería poner en marcha, y en qué se traducirían para el barrio, la ciudad y la comarca. El hombre que lo atendía iba asintiendo, pero cuando al final del mitin unipersonal el voluntario le preguntó con una sonrisa si podría contar con su voto, el hombre dijo que no. Votaría a los conservadores. Perplejo, el voluntario le preguntó por qué, si parecía estar de acuerdo con todo lo que le había ido contando: «¡Claro que lo estoy! Me parece fantástico», respondió. Y añadió: «Pero todo eso, sencillamente, no puede hacerse. Es irrealizable».

Aquí tenemos uno de los grandes dilemas de nuestro tiempo. El punto clave de la transición ecológica. Como resume el antropólogo Emilio Santiago: «La gran tragedia de nuestro tiempo es que lo ecológicamente necesario es casi políticamente imposible». Nos parece que todo lo que nos conviene, que deseamos o que simplemente necesitamos para garantizarnos un futuro habitable es completamente imposible; una fantasía sin capacidad de convertirse en realidad. Este es el gran obstáculo para materializar propuestas y estrategias: que nos da miedo pensarlas, porque estamos convencidos de que nunca las veremos transmutarse en cotidianidad.

¿Y si estamos equivocados? ¿Y si tenemos utopías al alcance de nuestra mano, sin saber que lo son? ¿Y si quizás nunca podamos hilar futuros perfectos, pero sí verdes y humanos?

El río de Valencia no es un río. Desde hace cuarenta años es un jardín de vida, que ha ido expandiéndose, y ahora es el columpio donde Valencia estira las piernas, donde digiere la comida, se enamora y corteja, celebra cumpleaños y hace picnics de amigos. Es el parque más largo de Europa, el más valorado en Google (si es que eso significa algo) y la arteria verde que conecta toda la ciudad, a pie y en bicicleta. Pero cuando había que decidir qué hacer con el antiguo cauce del río Turia una vez se desvió el lecho, a causa de la riada de 1957, el resultado podía haber sido otro. Una autopista de diez carriles, por ejemplo; ruidosa, inhumana, contaminada. Aun así, voilà, en lugar de esa pesadilla motorizada tenemos un jardín maravilloso, inclusivo y saludable. Una utopía frente a una distopía. Tan claro como real.

Fijémonos más, porque tenemos a nuestro alrededor pequeñas utopías que nos hubiesen parecido imposibles hace tan solo unos años. Saquemos las utopías de los libros de fantasía y también las distopías de las películas de ciencia-ficción; inscribamos aquellas de nuevo en los deseos y esperanzas personales, en el activismo, en la política; también en la ciencia, por supuesto. La realidad es mutable y compleja y la victoria nunca será completa. Como decía Galeano, quizás no lleguemos nunca, pero se hace camino al andar, que apostillaría Machado.

© Mètode 2022 - 115. Belleza y naturaleza - Volumen 4 (2022)
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Doctor en Biodiversidad, escritor y divulgador científico (Valencia).