El ambientólogo Andreu Escrivà reflexiona sobre las protestas climáticas en museos y la oportunidad que ofrecen para animar el debate sobre la lucha contra el cambio climático.
La ciencia necesita aliarse con el arte porque el lenguaje artístico, calidoscópico e infinito, es capaz de llegar allá donde nunca lo hará una gráfica del IPCC, una lectura de un satélite de la NADA o un informe técnico del CSIC.
En una nueva entrada de «Diccionarios futuros», el ambientólogo Andreu Escrivà critica el aplazamiento de la entrada en vigor de la norma Euro 7, que regula el nivel de emisiones de turismos y vehículos pesados.
En las últimas décadas, diversos estudios han definido los límites de la Tierra y la estabilidad planetaria. La última revisión al respecto añade la noción de justicia social al considerar estos límites.
El último documento publicado por el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) advierte sobre la preocupante situación del calentamiento global.
Según el autor, la posibilidad de dibujar un futuro mejor ha sido sustituida por la negación del porvenir, donde el tiempo que vendrá es ahora vertedero del presente, y allí solo hay desechos, miseria y sufrimiento. ¿Quién quiere ir?
El coche eléctrico es percibido por muchos como una herramienta útil contra el cambio climático. Sin embargo, comporta algunos problemas que lo hacen poco sostenible.
La cultura científica es necesaria para hacer frente a la emergencia climática, así como elevar el nivel de comprensión de la ciencia por parte de la sociedad.