«Definirás tus propios límites, de acuerdo con tu libre albedrío […]. De tal manera, que podrás transformarte a ti mismo en lo que desees. Podrás descender a la forma más baja de existencia, como si fueras una bestia. O podrás, en cambio, renacer más allá del juicio de tu propia alma, entre los más altos espíritus, aquellos que son divinos.»
—Giovanni Pico della Mirandola (1463-1494)
ALLEA (All European Academies) es la federación europea de academias nacionales de ciencias y humanidades, con 53 academias de los estados miembros de la Unión Europea y alguno otro estado más. Fue fundada en 1994 con el objetivo de promover el intercambio de información y experiencia, ofrecer asesoramiento científico y social, e incentivar la excelencia y los altos estándares éticos en ciencias y humanidades.
Una de las herramientas más consultadas del sitio web de ALLEA es su «Código Europeo de Conducta para la Integridad en la Investigación». Curiosamente, lo encontramos traducido incluso al catalán y al turco. La finalidad principal de este código es proporcionar las herramientas para formar en esta responsabilidad autorregulada inherente a la práctica científica. Es referencia de otros muchos códigos de conducta y, de hecho, muchas universidades y centros de investigación han elaborado códigos parecidos adaptados a sus características.
El código de ALLEA fija y desarrolla los principios sobre los cuales se debe fomentar la investigación, las buenas prácticas y las actuaciones para resolver transgresiones de la integridad en la investigación. En general, estos códigos de conducta en investigación son relativamente recientes y se deberían incorporar en algún momento de la formación de los futuros investigadores e investigadoras. Sin ánimo de ser provocadora, sugeriría que quizás también es de interés para los profesionales de la investigación actuales.
Para promover esta cultura de integridad científica, la Universidad Erasmus de Róterdam ha hecho un ejercicio de dinamización de su propio código de conducta, de 2018, y ha elaborado la aplicación Dilemma game para teléfonos móviles (existía una versión previa en forma de juego de cartas). Es entretenida, curiosa y la encontraréis fácilmente.
Esta aplicación promueve estimular el espíritu crítico ante situaciones relacionadas con cuestiones prácticas habituales en el ejercicio profesional de la investigación. Dilemma game ofrece más de cien casos verosímiles como, por ejemplo, rechazo a opciones inclusivas; conflictos en la autoría de artículos; reciclaje o reinterpretación a posteriori de datos; aceptación interesada de favores entre colegas; plagios, fraudes… Cada mes se añade un dilema nuevo, que presenta cuatro posibles opciones a la resolución del conflicto. No se trata de acertar la respuesta, sino de reflexionar ante una situación real. No se gana o se pierde en el juego. Después de elegir una de las opciones, aparecen los porcentajes de las respuestas recibidas y, finalmente, el juego ofrece una evaluación de las cuatro opciones de actuación ante el dilema. Esta evaluación está basada en el mencionado código de conducta de la Universidad Erasmus de Róterdam.
El objetivo de la aplicación es contribuir a la cultura de integridad en la investigación y hacerla abierta a las opiniones, al tiempo que se promueve el arraigo de las buenas prácticas. Según los creadores, el juego pretende calibrar la brújula moral que los miembros de la comunidad científica llevan dentro.
En un ámbito mucho más amplio, se está produciendo una transición de «la letra con sangre entra» a «memorizar está sobrevalorado», y actualmente, a esta tendencia creciente a la ludificación de herramientas para el aprendizaje o la exposición de contenidos en forma de aplicaciones para móviles. Incluso en la cuestión de promover la ética en investigación. Este podría ser un ejemplo de evolución del formato del tema expuesto. Del código en papel, o pantalla, a la app. Tiempos modernos.