Jorge Wagensberg, pensador intruso y conversador infatigable
Jorge Wagensberg se sentía ajeno –intruso– en un mundo que ha perdido el gusto por la conversación lenta y razonada. Una sociedad en la que los humanos, atrapados por el miedo al futuro, la incertidumbre y la volatilidad, renunciamos demasiado a menudo a llegar a ser lo que somos.