Nos encontramos frente a un nuevo virus y, tal y como indica UNICEF, todavía no se dispone de información suficiente para saber cómo afecta a los niños. Aún así, es cierto que se conocen menos casos en estos. Lo que se plantea es que los niños tengan síntomas más ligeros o sean, directamente, portadores asintomáticos. Esto supondría no que los niños difícilmente se infecten, sino que haya más casos de COVID-19 no detectados, ya que si una persona no presenta síntomas, no le hacen las pruebas y no figura como infectada. Pero todavía no se puede afirmar esto con total certeza.
Es también por esta razón que, en países como España, donde nos encontramos con una dispersión reducida, medidas como cerrar las escuelas podrían ser más problemáticas que beneficiosas. Si los niños no van al colegio, en lugar de estar con otros niños, se quedarían en casa con adultos, muchos de ellos con personas mayores. Esto podría suponer un aumento de la probabilidad de infección, ya que, por ahora, se ha observado que las personas de avanzada edad son de los grupos más afectados por el COVID-19.
Respecto a esta dispersión reducida del coronavirus, otra de las posibilidades que se plantea es que se minimice con la subida de temperaturas, ya que este acostumbra a ser un factor que reduce el impacto de los virus respiratorios. Todavía es necesario disponer de más información para saber si esto ocurrirá con el coronavirus actual, pero de ser así, esta reducción no se produciría porque el calor evite la infección, sino porque dificulta el proceso de contagio. En un principio, la transmisión del COVID-19 se produciría mediante el contacto estrecho con secreciones respiratorias generadas con la tos o el estornudo de una persona enferma. Así, si las temperaturas crecen, podría pasar que las gotas duraran menos en el medio, al evaporarse antes, y, por tanto, la posibilidad de contagio se redujera.
Responde Fernando González Candelas, catedrático de Genética de la Universitat de València e investigador responsable en la Unidad Mixta de Investigación en Infección y Salud Pública FISABIO-Universitat de València. Respuesta complementada por la información ofrecida por UNICEF.
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