«Burnout», una mirada desde la profesión sanitaria

Esta respuesta extrema al estrés crónico originado en el contexto laboral tiene repercusiones tanto individuales como sociales

Burnout hospital

Cuando pensamos en el síndrome de burnout (o de «estar quemada») probablemente nos venga a la cabeza una gran llama, aunque para muchas personas –y para mí también– sea más una sensación de estar apagada que encendida. Según algunas revisiones, más del 50% de profesionales sanitarios estudiados durante la pandemia de la covid-19 presentaron algún síntoma de burnout, especialmente agotamiento emocional o despersonalización. Más del 70% sufrió algún grado de estrés y ansiedad, e incluso cerca del 40% podrían ser diagnosticados con cuadros de estrés postraumático.

Podemos pensar que los estudios al respeto son modernos y que su relevancia ha aumentado a raíz de la reciente pandemia. Pero no es menos cierto que esta situación ha sido analizada desde principios de los años setenta del siglo pasado. Tampoco es una situación exclusiva de las profesiones sanitarias, sino que se estudia en campos como la educación y la empresa, desde diferentes perspectivas, para tratar de prevenir y evitar sus consecuencias, tanto en los profesionales como en el entorno.

Más habitual en mujeres

Para entender de que estamos hablando citaré la definición que Christina Maslach y Susan Jackson (1981) dieron por primera vez en la convención de la Asociación Americana de Psicólogos de 1977. El síndrome de agotamiento profesional o burnout es el desgaste de aquellas personas que trabajan en varios sectores de servicios humanos, siempre en contacto directo con los usuarios, especialmente en la sanidad y la enseñanza. Supone una respuesta extrema al estrés crónico originado en el contexto laboral y tiene repercusiones individuales, pero también sociales e institucionales.

Como explica la psicóloga Anabella Martínez Pérez (2010), este síndrome se diferencia otros constructos de orden psicológico como el estrés o la insatisfacción laboral, la depresión y las crisis vitales. A pesar de que pueden compartir algunos síntomas, clínicamente suponen cuadros diferentes y se considera el burnout como una entidad propia a consecuencia de factores estresores laborales y que se manifiesta en tres dimensiones principales: el agotamiento emocional, la despersonalización y una escasa realización personal.

Aunque en su aparición están descritos ciertos factores predisponentes tanto del individuo como del entorno, ningún profesional está exento de sufrirla en algún momento de su carrera. Es importante comentar que en la prevalencia de este diagnóstico también hay una brecha de género. Y es que uno de los principales factores de riesgo para estar quemada es ser mujer. Según diferentes series de datos, las mujeres representan entre un 60% y 80% de los diagnósticos. Otros factores facilitadores son tener una gran carga laboral y antecedentes de patologías crónicas. Respecto a la edad o el estado civil, los datos son muy diferentes según las muestras estudiadas.

La mayoría de los efectos del burnout son de carácter emocional, pero también pueden aparecer síntomas cognitivos y alteraciones de la conducta. Pueden aparecer o incrementarse trastornos psicosomáticos o de fatiga crónica en forma de cefalea, náuseas, alteraciones del sueño o hipertensión. Todo esto desencadena unos efectos sobre el trabajo que se desarrolla y un deterioro de las interacciones sociales.

Unas preguntas sencillas

Con toda esta información y un interés personal por saber qué piensan mis amistades y compañeros al respecto, me decidí a lanzarles unas sencillas preguntas. A pesar de todas las limitaciones que pueden darse con una encuesta enviada por una aplicación de mensajería instantánea, comentaré algunas pinceladas de la treintena de respuestas recibidas. Alrededor de un 60% de las encuestadas eran mujeres y principalmente especialistas en oncología médica. También participaron personas otras especialidades y de otras profesiones sanitarias como farmacéuticas hospitalarias, psicólogas clínicas y un técnico de rayos.

Más de dos tercios de las personas encuestadas reconocen claramente que en algún momento, o más de uno, se han sentido sobrepasadas y se han planteado dejar la profesión. Aun así, menos de una quinta parte elegirían otra. Eso sí, la gran mayoría de las que repetirían expresan que preferirían trabajar en condiciones diferentes de las actuales.

Me permití una pregunta respecto a la existencia de la vocación, que parece que es la excusa para que en algunas profesiones se tengan que hacer todos los sacrificios posibles. Pero las interesantes respuestas merecen un artículo aparte, puesto que van des de los monosílabos no, hasta la posibilidad de construir o modular la vocación a medida que se conoce mejor la tarea escogida a partir de cierta predisposición natural hacia este tipo de trabajo.

Medidas preventivas

Para la identificación del síndrome de burnout disponemos de diferentes escalas de medida que se integran en las entrevistas estructuradas de evaluación psicológica y que se han ido modificando a lo largo de los años. Actualmente, multitud de estudios indican la elevada prevalencia de este síndrome en profesionales de diferentes ámbitos como la sanidad, que ya hemos visto, pero también la educación o la atención al público.

¿Y cuál es la solución? Las principales medidas tienen que ser preventivas tanto en el ámbito organizativo, como interpersonal e individual. Una vez que se presenta, es difícil que el individuo sea consciente de su aparición y aquí vuelve a ser crucial el entorno y la actuación especializada a los tres niveles mencionados. No se trata solo de mantener la salud de los profesionales, sino del conjunto de la sociedad.

Referencias

Danet Danet, A. (2021). Impacto psicológico de la COVID-19 en profesionales sanitarios de primera línea en el ámbito occidental. Una revisión sistemática. Medicina Clínica, 156(9), 449–458. https://doi.org/10.1016/j.medcli.2020.11.009

García Molina, C., Satorres-Pérez, M., Crespo-Mateos, A. P., Quesada Rico, J. A., García-Soriano, L., y Carrascosa-Gonzalvo, S. (2022). Prevalencia del síndrome de burnout en profesionales de medicina y enfermería de Atención Primaria en centros de salud acreditados para Formación Sanitaria Especializada de dos áreas de salud de Alicante. Revista Clínica de Medicina de Familia, 15(1), 35–39.

Martínez Pérez, A. (2010). El síndrome de burnout. Evolución conceptual y estado actual de la cuestión. Revista de Comunicación Vivat Academia, 112, 42–80. https://doi.org/10.15178/va.2010.112.42-80

Maslach, C., y Jackson, S. (1981). The measurement of experienced burnout. Journal of Occupational Behavior, 2, 99–113. http://dx.doi.org/10.1002/job.4030020205

© Mètode 2023
Médica especialista en oncología médica.