¿Por qué hay tantos colores de pelo diferentes?

Los seres humanos, y los mamíferos en general, solo somos capaces de producir dos tipos de pigmento, dos tipos de melanina: la eumelanina, de color marrón oscuro, casi negro, y la feomelanina, de color rojizo amarillento, bastante más clara. De la combinación de los dos pigmentos surge toda la variedad de colores de pelo que van desde el negro hasta el color rubio más claro, incluyendo la falta de color que manifiestan las personas con algún tipo de albinismo, que no pueden acumular pigmento.

Hoy en día conocemos unos 700 genes (de los aproximadamente 20.000 que tenemos) que representan un 3% de todo nuestro genoma y que, directa o indirectamente, son los responsables del color de pelo que tendremos. Y también del color de la piel y de los ojos que mostraremos. La mayor parte de los habitantes de la Tierra presentan colores de pelo oscuros, cercanos al negro. Esta es la tónica general en África, en Sudamérica y en Asia. En todos estos países es muy raro encontrar una persona que no tenga el pelo negro, muy oscuro. Este es muy probablemente el color que tenían nuestros antepasados, los homínidos ancestrales de los que derivamos la población humana actual, fuera este origen africano o asiático, tal y como están discutiendo recientemente los paleontólogos José María Bermúdez de Castro y María Martinón-Torres, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), en Burgos.

La variedad de colores más claros que normalmente llamamos castaños o rubios, con una gradación casi infinita de tonalidades, la encontramos esencialmente en Europa. Y naturalmente se extiende a los países que históricamente se nutrieron de emigraciones europeas, como son los de Norteamérica y Australia, por ejemplo.

¿Por qué tenemos en Europa la más alta variedad de colores de pelo? ¿Cuál es el hecho diferencial que hizo que la gran variedad de cabellos castaños, rubios y pelirrojos se produjera en Europa y no en ninguna otra parte del mundo? Una posible explicación tiene que ver con la adaptación de las poblaciones que emigraron desde África o Asia y que fueron llegando progresivamente a los territorios del norte de Europa, las islas británicas y los países escandinavos.

Los homínidos ancestrales tenían la piel oscura y los ojos igualmente oscuros. Estas eran unas características muy convenientes para protegerse del sol que, sin demasiada protección, les quemaba la piel constantemente. Además, la capa de pigmento en la piel impedía la degradación de una vitamina, B8, esencial para el correcto desarrollo embrionario y para la reproducción. Ahora bien, cuando estos homínidos llegaron a las tierras del norte, donde durante seis meses al año prácticamente no veían el sol, esta piel oscura que les protegía en África se convirtió en un problema. También necesitamos el sol para completar la síntesis de la vitamina D. Por lo tanto, aquellos homínidos que acumularon mutaciones que aclaraban la piel consiguieron tener claras ventajas y dejaron más descendencia. Pasados muchos años, los caracteres que hacían perder el color oscuro de la piel se acabaron imponiendo y diseminando entre la población.

La mutación de un solo gen, el gen MC1R, es probablemente la que tuvo más influencia de todas. Esta mutación hace que las personas dejen de producir eumelanina oscura y solo produzcan feomelanina clara, lo cual se manifiesta con una disminución considerable del color de la piel, que se vuelve muy blanca (y capaz de aprovechar el poco sol que tienen en el norte), los ojos reducen igualmente su pigmentación y los vemos de color azul y, finalmente, los cabellos adquieren ese color tan característico feomelámico de las personas pelirrojas. Efectivamente, los homínidos pelirrojos aparecieron en el norte de Europa, donde hoy aún hay zonas con un 30% de personas con estas características. Y si mezclamos el color pelirrojo con la función de otros genes que aclaran el tono tendremos la gradación de naranjas desde el rubio más claro hasta el marrón más oscuro.

Los colores de pelo rubios son los que acumulan más mutaciones de todos. Por eso el color rubio de pelo es relativamente minoritario en general, pero mayoritario en los países el norte. Especialmente en las mujeres. Hay más mujeres con el pelo rubio que hombres, dado que algunas de estas mutaciones están asociadas a rasgos sexuales que aún no comprendemos del todo.

Pregunta enviada per Quique López.

Responde Lluis Montoliu, investigador del CSIC y subdirector del Centro Nacional de Biotecnología, además de pertenecer al CIBER de Enfermedades Raras (CIBERER-ISCIII). Recientemente ha publicado un libro, Genes de colores (Next Door Publishers), donde explica con detalle y utilizando un lenguaje claro la función de todos estos genes que determinan el color de nuestra piel, de nuestros ojos y de nuestros cabellos.

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Investigador científico del CSIC del Departamento de Biología Molecular y Celular del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) y del Centro de Investigación Biomédica en Red en Enfermedades Raras (CIBERER-ISCIII), Madrid (España). Su equipo ha sido pionero en España en el uso de CRISPR para investigar, a través de modelos animales, enfermedades humanas raras como el albinismo. Fundador en 2006 de la Sociedad Internacional de Tecnologías Transgénicas (ISTT), organización de la que fue presidente hasta 2014. Actualmente preside la Sociedad Europea de Investigación en Células Pigmentarias (ESPCR) y es miembro del comité de ética del CSIC y del panel de ética del Consejo Europeo de Investigación (ERC).