Comunicar el cambio climático
¿Qué puede aprender el IPCC de la investigación en comunicación ambiental?
A principios de febrero, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) organizó un encuentro en la ciudad de Oslo con el objetivo de mejorar la eficacia y el impacto de su comunicación. Durante el 9 y el 10 de febrero, el organismo reunió a medio centenar de expertos en la capital noruega provenientes del mundo de la comunicación, la política, los negocios, la comunidad científica y la sociedad civil. Las conclusiones se acaban de publicar ahora, justo cuando el IPCC se reúne en Nairobi para establecer el programa de trabajo de cara a la elaboración del sexto informe.
Y es que algo falla en la comunicación sobre cambio climático cuando a pesar de ser un hecho mayoritariamente aceptado por la comunidad científica, sus causas todavía no están claras para buena parte de la sociedad. Mientras en los EEUU, solo la mitad de los estadounidenses asocian la actividad humana con este fenómeno, en Europa parece que las causas antropogénicas del cambio climático estás más aceptadas, aunque a menudo se confunden conceptos. En España, el porcentaje sube hasta el 82%, pero ocho de cada diez españoles piensan erróneamente que el calentamiento global está provocado por el agujero de la capa de ozono, producte, eso sí, de la actividad humana, tal y como explicaba Pablo Meira en un artículo de Mètode.
¿Cómo es que una idea que recibe el apoyo del 95% de la comunidad científica no se encuentra totalmente aceptada por la sociedad? «Siempre que comunicamos sobre cualquier aspecto del cambio climático, los retos son multidimensionales», opina James Painter, director del programa de periodismo del Instituto Reuters de la Universidad de Oxford y uno de los expertos participantes en la jornada sobre comunicación del IPCC. «La ciencia está llena de lenguaje especializado e incertidumbre, muchos de los peores impactos se producen a largo plazo, y la forma en que el público recibe la información sobre cambio climático se filtra a través de sus valores políticos y culturales», explica el profesor.
En opinión de este experto, la reunión de Oslo fue una «excelente iniciativa» y una muestra de que «el IPCC se tomó seriamente no solo la ciencia del cambio climático, sino toda la literatura de las ciencias sociales sobre como comunicar de forma efectiva». Según el estudio que presentó el profesor Painter en Oslo, basado en encuestas a los receptores primarios de los informes del IPCC (políticos, periodistas, personas del mundo de los negocios y del mundo de las ONGs), habría diferentes puntos a mejorar del trabajo de comunicación de este organismo, como el uso de un lenguaje más accesible y menos especializado o el diseño de una estrategia online efectiva.
La ciencia de la comunicación ambiental
Las conclusiones del estudio que presentó el profesor Painter en Oslo destacaban la existencia de una «comunidad de científicos sociales, expertos en comunicación y antiguos periodistas especializados que tienen una experiencia relevante en esta área» e incidía en la idea de que su participación ayudaría a hacer más comprensibles los informes del IPCC, ampliando su alcance e impacto entre el público.
Pero para el periodista ambiental de The New York Times, Andrew Revkin, esta reunión evidenciaba algunas carencias, precisamente en lo relativo a la presencia de determinado expertos. Tal y como regía en su blog Dot Earth, el periodista destacaba la ausencia de algunos comunicadores con presencia en nuevos medios y, sobre todo, de algunos investigadores y académicos destacados en un área que podría aportar respuestas a las cuestiones que se trataban en aquella sesión: la ciencia de la comunicación ambiental.
Este campo de investigación en comunicación ha tomado fuerza en los últimos años, posiblemente en parte por el interés creciente en la comunicación sobre cambio climático, y cuenta con una asociación de investigadores y profesionales como es la Asociación Internacional en Comunicación Ambiental, constituida oficialmente en 2011, que edita a su vez la revista científica Environmental Communication.
La cita del pasado febrero, no obstante, no es el primer encuentro sobre cambio climático que recibe críticas en este sentido. Es el caso de la COP de París, a finales de 2015. En su blog, Anabela Carvalho, profesora de comunicación de la Universidad de Minho (Portugal), explicaba su experiencia en las sesiones de la conferencia de las Naciones Unidas: «En todas las sesiones paralelas sobre temas “serios” a los que acudí, eran las voces de los mejores investigadores del mundo las que se escuchaban. No en comunicación.»
Un problema multidisciplinar
La comunicación del cambio climático es sin duda un problema complejo donde intervienen cuestiones ideológicas, culturales y simbólicas [LINK]. En opinión del sociólogo experto en medio ambiente Robert Brulle, el hecho de incluir una mayor diversidad de disciplinas en este tipo de encuentros o reuniones puede contribuir a entender como la comunicación sobre cambio climático se encuentra incrustada en las dinámicas institucionales y culturales. En este sentido, el profesor Brulle piensa que «es apropiado que el IPCC comience a informar y permitir el debate público y democrático sólido y bien informado sobre como debemos afrontar el cambio climático».
En las conclusiones de la reunión del pasado febrero, además de ampliar cuestiones como la necesidad de definir las relaciones con los medios, mejorar la claridad de los informes o la necesidad de adaptarse a las nuevas formas de comunicación, el informe que se publica ahora propone un nuevo encuentro centrado precisamente en la «ciencia de la comunicación del cambio climático», que reúna a investigadores de la comunicación de la ciencia con autores de los informes del IPCC para «mejorar la comprensión de las cuestiones psicológicas y técnicas y los impactos potenciales de los mensajes del IPCC».
El encuentro del pasado febrero es solo un primer paso, pero muestra como finalmente el organismo es consciente de la necesidad de potenciar y tener en cuenta un aspecto clave como es la comunicación del cambio climático. Para el sociólogo Robert Brulle la conclusión está clara: «25 años de fracaso es suficiente. Es tiempo de cambio».