El reto de priorizar el cambio climático en la agenda mediática y política

Valencia acoge los días 15 y 16 de noviembre el XII Congreso Nacional de Periodismo Ambiental

«Cambio climático, la noticia más urgente». Esta expresión fue una de las más escuchadas durante la primera jornada del XII Congreso Nacional de Periodismo Ambiental. El lema del congreso –organizado por APIA y celebrado en el auditorio Mar Rojo del Oceanogràfic de Valencia los días 15 y 16 de noviembre– sirvió para que muchos de los participantes en las diferentes mesas construyeron su discurso.

«Es irresponsable eludir la vinculación de la política alimentaria con el clima y, por lo tanto, con el cambio climático»
(Joan Ribó)

Fue el caso del alcalde de Valencia, Joan Ribó, cuando dijo que «el cambio climático es la noticia más urgente, en la que no se tiene que escatimar, la que es necesario difundir.» Ribó afirmó que «hay que explicar las causas del cambio climático y sus terribles consecuencias» y que, por ejemplo, «cuando en los medios de comunicación se habla de la sequía que afecta al Estado español, es necesario que se hable de su estrecha relación con el cambio climático». También se refirió a la alimentación: «es irresponsable eludir la vinculación de la política alimentaria con el clima y, por lo tanto, con el cambio climático».

Para Ribó, la palabra urgencia es muy pertinente cuando se habla de cambio climático, ante el cual «no podemos convertirnos en avestruces que esconden la cabeza bajo la tierra seca». De hecho, para él «la realidad de cambio climático es muy cabezota y cada vez más evidente; tanto, que incluso los más irreducibles negacionistas pliegan velas y asumen que es uno de los problemas más graves que sufre la humanidad». El alcalde de la ciudad anfitriona concluyó su intervención con un encargo para los y las periodistas: «Tenéis, evidentemente, la responsabilidad de mejorar la comunicación que se ha hecho hasta ahora. No hay que temer a la verdad, aunque no nos guste, aunque lo que se tenga que explicar sea poco agradable».

De izquierda a derecha, Eugenio Calabuig, Joan Ribó, Ximo Puig, Clara Navío y Noa de la Torre. / Generalitat Valenciana

Periodismo activista

También Noa de la Torre, presidenta de la Unió de Periodistes Valencians, hizo referencia al lema del congreso: «El cambio climático no será posiblemente la noticia más importante, pero sí una de ellas. Y, aún así, este asunto no siempre es una prioridad». Por eso, recordó la necesidad de que «para que un tema entre en la agenda, tiene que ocupar antes un gran espacio mediático». Y, para conseguirlo, «es importante también la tarea del periodista de «batallar» con su medio, con los compañeros, con el jefe, para introducir el tema». «Sois imprescindibles», dijo Eugenio Calabuig refiriéndose a los profesionales del periodismo ambiental. El presidente de la Fundación Aguas de Valencia-Global Omnium subrayó que «el cambio climático es un asunto de extraordinaria importancia y que tiene que condicionar muchas de las decisiones que se toman». También en el mundo de la empresa, de donde él proviene: «Las empresas tienen que implicarse, por el bien de las generaciones futuras».

«La objetividad no nos tiene que llevar a la equidistancia»
(Clara Navío)

«Con el lema de este año queremos invitar a la reflexión», explicaba Clara Navío, presidenta de APIA. Navío afirmó que el cambio climático no es un tema que genere grandes noticias diariamente, pero que no por eso deja de existir. «Por eso nos tenemos que esforzar más: tenemos que buscar más ángulos informativos, más formatos, hacerlo más comprensible para todo el abanico social», remarcó. También quiso aclarar que «los periodistas ambientales no somos activistas ecologistas, pero sí que podemos ayudar a crear conciencia social» y advirtió que «la objetividad no tiene que llevar a la equidistancia».

La cuestión del activismo también apareció en la última intervención de esta mesa inaugural. Para el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, «el cambio climático exige también un activismo por parte del periodismo». Puig destacó la necesidad de «cambiar el monotema» y «destacar el cambio climático como una de las cosas importantes». También afirmó que «no puede haber democracia ambiental sin periodismo» y, además, deseó que el congreso fuese un éxito, «porque vuestro éxito será también el éxito de cambiar la percepción y cambiar la agenda política y mediática de esta noticia tan urgente que es el cambio climático». De nuevo salía el lema de las jornadas.

Una medida para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es consumir menos carne. / Agencia SINC

La importancia del contexto

La conferencia inaugural corría a cargo de Gary T. Gardner, investigador principal y director de publicaciones en el Instituto Worldwatch, una entidad que se dedica a estudiar la sostenibilidad desde un punto de vista mundial. Gardner destacó que él no es especialista en cambio climático, pero que sí que trabaja en varios temas relacionados con el clima. «Por eso creo que les puedo ofrecer una buena perspectiva, porque soy más pareciendo a sus lectores del que lo podría ser un científico», aseguró. Para él, hace falta una perspectiva grande, un contexto, que incluya todos los problemas vinculados con el cambio climático. En esta línea, señaló «el problema de los artículos descontextualizados, los que no cuentan el problema en su totalidad». Así pues, alertó que «cuando se habla de desastres naturales, es una oportunidad malgastada no hacer referencia también al cambio climático».

Gardner también advirtió que construir una sociedad sostenible no se consigue de hoy para mañana, sino que es un trabajo a largo plazo. Sin embargo, no deja de ser «un asunto urgente» y, como dijo Gardner, «cuanto más nos demoremos, más esfuerzo se necesitará y más elevados serán los costes». El representante del Instituto Worldwatch tituló su conferencia con el nombre «¿Vamos bien o vamos mal?». Después de dar algunas pinceladas sobre qué es el cambio climático, Gardner recurrió al libro Drawdown (Penguin Books, 2017), de Paul Hawken, «una obra optimista que propone cien soluciones al desafío del cambio climático», según explicó el ponente. Concretamente, añadió, «la meta es demostrar que se pueden reducir suficientemente las emisiones como para reducir las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera». Reducir el consumo de carne, regenerar el suelo o recurrir a la economía circular son sólo algunas de las opciones.

Ilustrar las noticias sobre cambio climático con fotografías de osos polares contribuye a la poca concienciación sobre el problema, ya que se pierde el valor de la proximidad. / Agencia SINC

Los osos polares no ayudan

La última mesa de la mañana estaba integrada por cinco periodistas especializados y cinco representantes de la sociedad: un espacio con múltiples voces y perspectivas. Algunas de ellas, como Javier Rico, hablaron de sus experiencias en la profesión. Rico es freelance, lleva alrededor de treinta años dedicándose al periodismo ambiental y ha visto «cómo muchas revistas y suplementos dedicados al tema han ido desapareciendo, mientras sobreviven las publicaciones dedicadas a las infraestructuras o el motor». A continuación intervino Eva González, encargada de la información ambiental en Europa Press. Ella considera que el espacio dedicado al cambio climático en las agencias de noticias sí que ha incrementado, lo que pasa es que «el problema no es de espacio, sino de tiempo». Otro de los problemas que señaló González son los conflictos que hay cuando una noticia «verde» choca con los intereses de otra sección, como por ejemplo la de economía, la de política o la de motor. Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF, también habló de estos conflictos de intereses y del reto de mantener la independencia del periodismo: «los medios hablan del cambio climático, pero no de quien es el responsable, porque están vinculados, bien a través de publicidad, bien porque son los propietarios del medio».

Francisco Aguilar, que fue becario gracias a APIA y SIGRE y ahora trabaja en la agencia EFE, añadió un problema más: la comunicación con distancia temporal y espacial. La primera hace referencia a los datos o previsiones a demasiado largo plazo; la segunda, a las informaciones lejanas, sobre otros continentes. «Así cuesta empatizar», dijo. Además, considera que hay que aportar un valor añadido a las noticias ambientales: «Hay abundancia de información, así que hay que proponer temas a largo plazo, que se puedan trabajar bien, con cariño. Si trabajamos rápido, con inmediatez, nos quedamos en la superficie».

El interés que provocan los huracanes y otros desastres naturales es una buena oportunidad para hablar del cambio climático. / Agencia SINC

«No tenemos que desaprovechar la oportunidad: después de un huracán, tenemos que hablar del cambio climático, tenemos que aprovechar este interés», indicó Antonio Cerrillo, de La Vanguardia, que añadió que «cada vez que hay un informe del IPCC, hay puntas de comunicación: el 2007, el 2013… Cada punta es un momento que tenemos que aprovechar, nadando a favor de la corriente». El periodista también habló del problema de la distancia: «La manera más drástica de alejar el tema de los lectores es ilustrarlo con fotografías de osos polares». El ambientólogo Andreu Escrivà, autor del libro Encara no és tard y uno de los participantes de la mesa redonda, recurre a menudo a referentes cercanos: la gamba roja, los mejillones, el tomate de Mutxamel, el turrón de Jijona o las mínimas de más de 30 grados en las playas de Alicante.

Micronegacionismos

Por su parte, Cerrillo explicó que una consigna que él sigue a la hora de comunicar sobre cambio climático es dar buenas noticias. Esto mismo repitió Clara Navío cuando pidió «huir del catastrofismo y del estilo amarillista y buscar noticias positivas». Navío también dio un consejo para tratar los temas ambientales: «a la gente no le importa el clima, le interesan las cosas. Entonces, hay que buscar historias que atrapan por este vía». En esta línea, Juan Carlos del Olmo lanzó algunos retos para los periodistas ambientales. Uno de él es el de comunicar para movilizar, tratar de encontrar el equilibrio entre la catástrofe y la esperanza. En la misma línea se expresaba Escrivà cuando reconocía que «es difícil comunicar la urgencia sin parecer desesperado». «Porque, si pareces desesperado –añadía–, la gente cree que ya está todo perdido».

«El negacionismo es un movimiento muy bien armado y financiado»
(Juan Carlos del Olmo)

Del Olmo considera que «se está librando una batalla en el mundo, y nosotros queremos que pierdan las empresas y los gobiernos que financian los combustibles fósiles y que ganen la naturaleza y las personas que se dedican a las energías verdes». El representante de WWF también mencionó el negacionismo, «un movimiento muy bien armado y financiado, que pagó para hacer pseudociencia y pseudoinformación». Cerrillo ya se había referido antes al negacionismo español como «negacionismo light», «un negacionismo más práctico, más rutinario, con sordina, que anestesia la información ambiental», «un negacionismo sutil que impide que se combata el cambio climático» y ponía un ejemplo: «En Cataluña se acaba de producir una noticia lamentable. Había una ley contra el cambio climático y el gobierno central la ha tumbado, sin motivo». Rafa Ruiz, el miembro de APIA encargado de presentar y moderar esta mesa, lo bautizó como «micronegacionismos».

Para el meteorólogo José Miguel Viñas, una manera de desmontar a los negacionistas es «comunicar las incertidumbres». / Olmo Calvo / Agencia SINC

La mayoría de los ponentes se mostraron contrarios a dar voz a los negacionistas. Maite Mercado, profesora de periodismo en la Universidad CEU Cardenal Herrera, citó a Max Boykoff para hablar del equilibrio o la equidistancia y subrayó que no se tiene que dar voz a los negacionistas, porque esto da pie a pensar que realmente hay un debate, que hay dos bandos. «El cambio climático no es incierto, es inequívoco», aseveraba Cerrillo, como respuesta a la intervención de José Miguel Viñas. Viñas es meteorólgo, vicepresidente de ACOMET y especialista en divulgación sobre cambio climático. Para él, es importante «comunicar las incertidumbres: si hay un 90% de probabilidades de que llueva, hay que explicar que hay un 10% de que no». ¿Por qué? «Porque los negacionistas se aprovechan de estas incertidumbres para manipular a la sociedad; la gente tiene que entender que hay varios escenarios». Viñas también confesó que «los hombres y mujeres del tiempo tienen un privilegio, el de disfrutar cada día de un espacio de buenas audiencias». Un espacio que hasta ahora sólo era de información meteorológica, pero que también puede ser de divulgación sobre el cambio climático.

Una preocupación fuera de mapa

Mercado recurrió a los datos del CIS. Según las últimas encuestas, cuando se pregunta de manera abierta a los españoles y españolas sobre qué temas les preocupan, el cambio climático nunca aparece. Ahora bien, cuando la pregunta es cerrada, con unas opciones delimitadas, sí que preocupa a todos. También citó el Eurobarómetro, según el cual no sólo lo encontramos preocupante, sino que lo hacemos por encima de la media europea. Concretamente, el cambio climático preocuparía a un 86% de la sociedad española.

«El cambio climático es un problema actual, no solo de las próximas generaciones»
(Santiago Álvarez Cantalapiedra)

«La gente reconoce que el cambio climático es un fenómeno real, y que es de carácter antrópico. Incluso reconocen su peligrosidad y reaccionan ante la inacción», afirmó Santiago Álvarez Cantalapiedra, director de FUHEM Ecosocial. La paradoja, sin embargo, es que las personas no cambian el comportamiento. Es decir, sabemos que existe el fenómeno pero no le damos relevancia, no lo incluimos en la agenda. «¿Cuando lo haremos?», planteaba Álvarez. Él mismo respondía que «cuando seamos conscientes de la necesaria urgencia, conscientes de que hay que actuar ya, porque es un problema actual, no sólo de las próximas generaciones». O, recurriendo a Naomi Klein, «cuando seamos conscientes que esto lo cambia todo».

Sobre el debate entre catastrofismo y esperanza abierto anteriormente, Álvarez dijo que «no podemos hacer catastrofismo del malo, pero tampoco ocultar la realidad. Hay que comunicar lo que es, y el cambio climático es una catástrofe». Aún así, advirtió del peligro de pasarse y «comunicar el miedo». Su propuesta para encontrar el equilibrio es acompañar toda información mala con una propuesta, una idea, una posible solución. «Como los viejos profetas –dijo–, no sólo tenemos que denunciar, sino anunciar una nueva salida». Para él, pues, hay que «construir discursos que, partiendo de la realidad, ofrezcan esperanzas. No podemos caer en un optimismo que, en el fondo, sea una banalización de la realidad».

Esta mesa redonda servía de conclusión de la sesión de la mañana. Por delante quedaba un día y medio para reflexionar sobre el cambio climático y la biodiversidad, el agua, las ciudades, las migraciones humanas, la alimentación, las políticas, la economía circular y la mirada de los documentalistas de naturaleza. Pero, sobre todo, un día y medio para reflexionar sobre cómo informar del cambio climático y sus efectos: la noticia más urgente.

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