Comunicar la naturaleza
Una conversación con periodistas ambientales en el Día Mundial del Medio Ambiente
En el año 1972, las cuestiones ambientales protagonizaron por primera vez la agenda política internacional de la mano de Naciones Unidas durante la que pasaría a la historia como la Conferencia de Estocolmo. Germen de medidas que posteriormente quedaron registradas en acuerdos como el de Kyoto, este encuentro recibe homenaje des de entonces durante el aniversario de su apertura. Así pues, el 5 de junio vuelve a situar la naturaleza en el centro del foco mediático de manera anual al celebrar el Día Mundial del Medio ambiente, este año con India como país anfitrión. Lo hace bajo el lema «Un planeta #SinContaminación por plásticos», en consonancia con la creciente –pero insuficiente– concienciación empresarial y ciudadana respecto a los peligros que comporta el uso abusivo de este material y la huella ecológica que resulta tanto de su producción como de su acumulación en forma de residuo.
Una conmemoración internacional de este tipo puede ser una herramienta interesante para sensibilizar a la población respecto al valor del medio natural y las repercusiones, directas o indirectas, que tienen sus acciones sobre este; los medios de comunicación, por norma, saben como sacar provecho de la cobertura informativa de estas fechas. Los periodistas especializados en materia de medio ambiente, en cambio, tienen claro que estas acciones puntuales son del todo insuficiente, y que la importancia social, económica y política de la información ambiental está todavía bien lejos de verse reflejada en la cabeceras españolas.
En Mètode hemos aprovechado este 5 de junio para analizar la situación del periodismo ambiental junto con un grupo de profesionales especializados en esta área: Maria Josep Picó, periodista en la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación (UCC+i) del Servicio de Comunicación y Publicación de la Universidad Jaume I, y colaboradora en medios como Levante EMV, À Punt y El Temps; José María Montero, director de los programas Espacio Protegido i Tierra y Mar de Canal Sur Televisión; Abel Campos, responsable de contenidos de Samaruc Digital en Castellón y comarcas, y Santiago Sáez, responsable de cambio climático en La Marea.
En el puesto de trabajo y entre los compañeros de profesión, ¿se entiende la importancia de la información ambiental o se encuentra relegada respecto a otras temáticas?
Maria Josep Picó: Considero que sí es percibe la relevancia, pero la presencia continúa siendo baja. Es una información que choca con los intereses económicos, que requiere especialización transversal en distintas materias y, a la vez, compromiso desde las cúpulas de los medios.
José María Montero: En nuestro caso (Canal Sur Televisión) se le viene prestando especial atención desde hace bastantes años. Fuimos la primera televisión que segregó, ya en 1996, el área de Medio Ambiente del cajón de sastre de Sociedad y Cultura y, al mismo tiempo, creó un informativo semanal de 30 minutos (Espacio Protegido) que acaba de cumplir 20 años. Sin embargo, esta no es la situación más común en medios generalistas.
Abel Campos: Para la gran mayoría de compañeras y compañeros de la redacción, este tipo de información es secundaria.
Santiago Sáez: Creo que, poco a poco, se van entendiendo más y mejor las dimensiones políticas, sociales y económicas que conllevan los temas tradicionalmente ambientales, pero todavía queda mucho camino por recorrer.
En el paradigma digital, ¿de qué tendencias se ha podido aprovechar el periodismo ambiental y de cuáles ha sufrido las consecuencias?
M. J. Picó: Las redes sociales han conseguido hacer visibles muchos conflictos ambientales tanto locales como internacionales. También se han podido promover secciones de medio ambiente en las ediciones digitales, aunque no sea una tendencia generalizada. Por otro lado, se ha perjudicado el mantenimiento de las redacciones y se ha prescindido de los periodistas especializados, y las cabeceras españolas han optado por mantener las secciones ambientales patrocinadas y externalizadas.
Abel Campos: Se está aprovechando de dos cosas esenciales, de la información transmedia con un contenido bastante potable y del acercamiento de periodistas especializados a los medios de comunicación, aunque los medios generalistas continúan, por norma general, maltratando este tipo de información.
J. M. Montero: Nos ha permitido ofertar los contenidos fuera del servicio convencional de televisión en directo. En las redes ofrecemos adelantos, vídeos de making-of o información complementaria sobre temas trascendentes, y Youtube nos acerca a un público que no es el consumidor convencional. En cuanto a los efectos indeseables me preocupa el ruido, es fácil caer en la trampa de delegar nuestras responsabilidades como periodistas y dejar que sean las redes las que dicten nuestra agenda de acuerdo a tendencias que no siempre responde al verdadero interés ciudadano.
Santiago Sáez: Está claro que ha ganado inmediatez, acceso y creación de contenidos, aprovechándose también de la aparición de nuevos medios que compiten incluso con los tradicionales, pero a nivel económico y ético atraviesa las mismas dificultades que el resto del sector.
Desde que se especialitzó en esta temática, ¿en qué ha mejorado la información ambiental y qué cuentas pendientes arrastra de cara al futuro?
M. J. Picó: En la década de los noventa, por ejemplo, se hizo un periodismo ambiental de calidad, con un gran número de periodistas muy bien preparados tanto en prensa escrita como en revistas especializadas. Ahora todavía nos queda conseguir más protagonismo y transversalidad en la actualidad diaria, establecer un vínculo firme con la economía y la salud y generar más interés en los responsables de las líneas editoriales.
A. Campos: Afortunadamente algunos medios públicos continúan apostando por la información ambiental de calidad, como es el caso de À punt con Samaruc Digital. Las empresas privadas de comunicación desconocen el periodismo ambiental y mucho menos practican la información ambiental de calidad.
J. M. Montero: Empecé a escribir de medio ambiente en Nueva Andalucía, en 1982, cuando era una absoluta rareza. Desde entonces la calidad ha mejorado de manera notable, su presencia en los medios se ha normalizado y, sobre todo, el abanico temático se ha abierto hasta cubrir todo tipo de cuestiones. Las cuentas pendientes tienen que ver, sobre todo, con la degradación que ha sufrido el periodismo en nuestro país. Las cuestiones ambientales suelen ser muy complejas y exigen reposo, espacio y cualificación, pero las condiciones laborales en este oficio no son las más adecuadas para enfrentarse a un periodismo de calidad.
S. Sáez: Aunque conozco la temática desde hace años, me especialicé en cambio climático hace apenas uno. Con este margen de tiempo no puedo hablar de una gran evolución, aunque es cierto que sí que he visto un interés creciente. No el suficiente, de todas formas.
Recuerde una noticia esperanzadora que haya leído recientemente y que le haya llamado especialmente la atención.
M. J. Picó: Me alegró especialmente la iniciativa The Defenders, promovida por The Guardian en colaboración con Global Witness, para dar visibilidad a las personas que, alrededor del mundo, luchan y han sido asesinadas mientras defendían sus territorios, bosques, ríos o biodiversidad, a menudo en contra de los grandes impactos generados por la industria.
Abel Campos: El retorno del quebrantahuesos en la Tinença de Benifassà.
J. M. Montero: Hace unos días estuve en el Vale do Guadiana (Portugal) junto con compañeros de Life+IBERLINCE visitando los territorios en donde se está llevando a cabo la reintroducción del lince ibérico amenazado con ejemplares procedentes de España. En cuatro años la población de linces portugueses ronda el medio centenar, y en toda la península hemos pasado de 94 ejemplares en 2002 a los cerca de 600 que se anotan este año. Es una muy buena noticia. Las amenazas no se han resuelto del todo pero la cría en cautividad, las reintroducciones en sus territorios históricos y la conexión natural entre las diferentes poblaciones parecen indicar que el riesgo de extinción ha desaparecido.
S. Sáez: El otro día compartí en redes un análisis de Carbon Brief sobre la capacidad de absorción de CO2 de la atmósfera que tienen algunos métodos naturales, que podrían reducir nuestra dependencia de tecnologías como el BECCS (Bioenergy with Carbon Capture and Storage), muy experimentales. Es de lo poco optimista que he leído últimamente, este es un campo en el que cuesta mucho encontrar buenas noticias.