Entrevista a José Miguel Mulet
«Los transgénicos son simplemente una opción alimentaria más»
Bioquímico, divulgador y autor del libro ¿Qué es la vida saludable?
«Todos los libros de Mulet son libros de guerra». Es la afirmación de quien acompañó al bioquímico José Miguel Mulet (Dénia, 1966) en su formación en la Universitat de València (UV). Martí Domínguez, profesor de Periodismo en el mismo centro, aseguraba en la Facultad de Filología, Traducción y Comunicación de la UV que su exalumno «tiene muchas heridas por las batallas libradas», un asentimiento al que el entrevistado respondía con una sonrisa picaresca. Desde 2010, es Mulet quien imparte clases; en este caso, de biotecnología y en la Universitat Politècnica de València. Combina la tarea docente con la investigación en bioquímica y biotecnología de las plantas y la divulgación científica, y es por esta última faceta que su voz se conoce y se respeta más allá del mundo académico.
En 2011 publicó Los productos naturales ¡vaya timo! (Laetoli, 2011), la primera de las varias obras que escribiría para combatir dogmas y prejuicios alimentarios. En 2019 sacó su séptimo volumen, bajo el título ¿Qué es la vida saludable? (Destino, 2019). Devolverle la pregunta parece obligatorio, y la respuesta, como todas sus afirmaciones, es contundente: «Cuidar la dieta, no llevar una vida sedentaria, ignorar la información médica que nos llega por WhatsApp y leer mi libro».
Mulet: «Hablar de comida que crea equipos de buenos y malos fomenta la anorexia y el bullying alimentario»
El mensaje es fácil de entender, pero no tanto de aplicar en un contexto en el que los influencers alimentarios se mueven en las redes sociales. «El problema del realfooding y movimientos similares es que han inventado la pólvora», sentenció Mulet cuando se le preguntó por el trasfondo de una de las tendencias más populares actualmente. «Conviene evitar los ultraprocesados porque tienen un perfil nutricional muy bajo», explicaba el bioquímico. Aun así, «Comer sin miedo [el libro con el que ganó el Premio Prismas 2014 al mejor libro de ciencia editado en castellano] viene a decir lo mismo». Para Mulet, el punto débil de esta moda nutricionista no es el discurso, sino la forma de difundirlo. «Hablar de comida que crea equipos de buenos y malos fomenta la anorexia y el bullying alimentario», advertía el científico.
Mulet, que ha centrado su campo de estudio en los organismos modificados genéticamente, tiene clara la opinión sobre estos: «Los transgénicos son simplemente una opción alimentaria más». De acuerdo con él, las asociaciones ecologistas y algunos partidos políticos han hecho de Monsanto –una multinacional productora de agroquímicos– el «Darth Vader» de la historia de los transgénicos. En su opinión, se buscaba «un mal necesario», y ser la primera empresa en comercializarlos la llevó a erigirse como la antagonista de la película. Ahora, aquellas críticas han sido desmentidas, en palabras del bioquímico, por «una tecnología que durante veinte años ha funcionado muy bien».
De la misma manera, el divulgador subrayaba con sarcasmo las contradicciones legales de Europa en la prohibición del algodón transgénico: «Esta genial ley europea, aparentemente antitransgénicos, lo único que ha prohibido ha sido la siembra de estos». Esto no ha impedido, sin embargo, que se importen de India, Pakistán, Bangladés, Australia o los Estados Unidos. «Por cierto, alguien ha tenido algún problema para vestirse con algodón transgénico?», preguntaba y desafiaba. Con este material –añadía el bioquímico–, se han fabricado también «los tampones y los billetes de euro», y «prácticamente, toda la carne que ingerimos» ha sido alimentada con maíz y soja modificadas.
A pesar de todo, Mulet aseguraba que hoy la dieta es «más variada, segura y barata» que antaño. Hace medio siglo, «de la necesidad hacían virtud»: se consumían menos calorías porque apenas tenían opciones entre las que escoger, y cuando los cultivos no producían, «se pasaba hambre». La situación derivaba a menudo en la proliferación de «dolencias carenciales». En palabras del científico, cincuenta años atrás, «1.000 millones de personas de las 4.000» que habitaban el mundo sufrían hambre. Ahora, la sufren «800 millones de un total de 7.000». Porcentualmente, la población famélica ha disminuido, pues, de un 25 % a poco más del 10 %.
Mulet: «Cuando un deportista de élite dice que es vegano y que no se suplementa, o no es vegano o se suplementa»
De esta manera, el entrevistado garantizaba que en ningún caso el avance tecnológico ha supuesto un retroceso en la calidad de los alimentos. Llevar una alimentación poco saludable «no es un problema de ciencia, sino de actitud», concluía Mulet. En ese sentido y ante la popularización de movimientos como el veganismo, el divulgador advertía: «Se puede seguir una dieta equilibrada sin productos de origen animal siempre que se cuide la vitamina B12». Aun así, «no es recomendable porque exige el suplemento y la supervisión médica». Y preguntado entonces por la viabilidad de los deportistas de élite veganos, el bioquímico respondía provocador: «Cuando uno de estos dice que es vegano y que no se suplementa, una de dos: o no es vegano, o se suplementa; esto es termodinámica pura».
Didáctico, esclarecedor y, sobre todo, seguro de sí mismo y de la ciencia, José Miguel Mulet es a estas alturas un divulgador combativo con las corrientes y las modas. Receloso de algunos discursos ecologistas, animalistas e, incluso, nutricionales, ha sido un crítico constante de sus argumentarios. La publicación de su séptimo libro lo consagra, pues, como un enemigo manifiesto de la pseudociencia y un reconocido desmitificador científico dentro de un ecosistema gravemente contaminado por la desinformación digital y mediática.