Entrevista a Francesc Gascó

«La provincia de València tiene un potencial increíble para la paleontología»

Paleontólogo y divulgador

El paleontólogo Francesc Gascó Lluna

Francesc Gascó, más conocido en su canal de YouTube como El Pakozoico, es un paleontólogo que compagina su trabajo con la escritura y la divulgación científica. Estudió Biología en la Universitat de València y, posteriormente, se doctoró en Paleontología en la Universidad Autónoma en Madrid. En Mètode, hemos hablado con él sobre su último libro, Paleontología Pop, sobre su carrera como paleontólogo y divulgador y sobre diversas curiosidades relacionadas con los dinosaurios que no dejarán indiferente a nadie.

¿Por qué el título Paleontología Pop?

Originalmente, el título era lo que ahora es el subtítulo, Lecciones desde el pasado, pero mi editora y el equipo editorial y de marketing me recomendaron poner uno más corto y que el otro se quedara como subtítulo. Tras darle muchas vueltas, pensando en un nombre atractivo, corto y con gancho, dimos con la opción de Paleontología Pop. Y este me pareció bien, porque el subtítulo representa realmente el significado del libro y lo que se pretende es popularizar la paleontología.

En el capítulo 3 habla sobre cómo fantaseaba sobre pequeños caballos de tres dedos en el Pleistoceno mientras veía el monumento conmemorativo Ventana a Madrid.  ¿A qué especie se refería?

Me refería a Hipparion. Los antepasados más lejanos de los caballos tenían cinco dedos como nosotros, rasgo que ha cambiado a lo largo de su historia evolutiva. Los caballos actuales solo tienen un dedo que soporta el casco. Por mi parte, estoy muy familiarizado con un caballo de tres dedos que se llama Hipparion y que cuyos restos se han encontrado no solo en Madrid, sino también en el yacimiento de Venta del Moro de València. Como estudiante de biología, estuve un tiempo en estas excavaciones y el principal caballo, si no el único, que se encontraba en este yacimiento del Mioceno, era Hipparion. Evidentemente, tenía que mencionarlo porque es muy curioso estudiar la anatomía de los ancestros y los registros fósiles de los caballos.

En el libro también menciona las escalas de tiempo geológico. Las personas no expertas confundimos fácilmente los dinosaurios que vivieron en el Triásico, en el Jurásico o en el Cretácico.

Popularmente, la imagen que se tiene de los dinosaurios es que vivieron todas las especies juntas en una misma época. Pero, en realidad aparecieron a mitad del Triásico, hace unos 200 millones de años, y se desarrollaron y convirtieron en dominantes en el Jurásico. Los saurópodos aparecen al final del Triásico y en el Jurásico se vuelven muy dominantes y también aparecen los estegosaurios. En el paso del Jurásico al Cretácico, cambian unas especies por otras, de hecho, a primeros del Cretácico y a finales de este los grandes grupos que dominaban los ecosistemas eran diferentes. Popularmente, pensamos que todos vivían juntos y que todos se extinguieron al final del Cretácico, pero hay una extinción de fondo durante toda la era mesozoica en que unas especies van desapareciendo y siendo reemplazadas por otras.

Portada de Paleontología Pop de Francesc Gascó

Portada de Paleontología Pop de Francesc Gascó Lluna (Ariel, 2023).

En general, se tiende a ver la evolución como una cosa lineal, pero en el libro explica que se trata de un proceso totalmente aleatorio. ¿En este caso, es posible que el ser humano no esté destinado a evolucionar hacia una especie más inteligente? 

Todos los estudios genéticos, paleontológicos y geológicos en general nos dan a entender que la evolución no tiene nada de lineal, no hay tendencias evolutivas, tan solo puede observarse una supuesta o potencial tendencia cuando hay un cambio en el ambiente. Al final somos un cúmulo de consecuencias y la inteligencia ha sido una acumulación de hechos en la evolución humana. Así pues, lo primero que hicimos fue ponernos de pie, hecho que cambia nuestra perspectiva y nos deja libres las manos para empezar a experimentar y hacer herramientas, a consumir la carroña que dejan los carnívoros y a tener más recursos, lo cual dispara de alguna manera la evolución de nuestro cerebro y nuestra inteligencia. Por lo tanto, la inteligencia, al contrario de lo que se pensaba, no fue lo primero que apareció en la evolución humana sino que el bipedismo fue el motor de nuestra evolución.

Además de divulgador científico, es paleontólogo y, en concreto, se dedica a la paleohistología. ¿En que consiste esta rama y cómo es para usted compaginar su trabajo con la divulgación?

La paleohistología es muy interesante porque, a través del microscopio, con preparaciones muy delgadas de huesos de dinosaurios, podemos llegar a ver qué edad o qué estado de madurez tenía el animal en el momento de morir y se pueden extraer algunos detalles de su metabolismo. A parte, me sirve para reconciliarme con la parte de ciencias biológicas que tiene mi trabajo. En cuanto a compaginarlo todo, es muy difícil: de hecho, yo decidí dedicarme a la divulgación científica porque no podía optar a los siguientes pasos de la carrera investigadora y tampoco tenía tantas publicaciones, así que empecé a dar forma a mi tarea como divulgador científico con los temas que yo trabajo y con la disciplina en la que me he formado.

Formó parte de una excavación en Níger en 2022 junto a su ídolo de la infancia, Paul Sereno. ¿Qué significó esta experiencia?

Participar en la expedición de Níger fue una experiencia en todos los sentidos. Yo he visto los documentales donde salía el equipo de Paul Sereno en África y otros lugares participando en expediciones y excavando dinosaurios desde que soy pequeño y tenía la espinita clavada de participar algún día en ellos. Fue toda una experiencia vital estar allí preparándolo todo para salir al desierto, convivir con los locales, tener que estar en la tienda de campaña, cenar todos juntos y hablar de cómo había ido el día… Además, teníamos la suerte de contar con un equipo de grabación y de prensa que estaba a nuestro lado en todo momento, de forma que en algún momento esto también podréis verlo todos y todas.

En 2022 participó en otra excavación en Cueva de los Toriles, Ciudad Real, y este año ha estado en la del yacimiento de Ruidera – Los Villares. ¿La paleontología puede servir como reclamo turístico en las zonas rurales?

Estoy muy a favor de emplear los recursos de patrimonio, tanto paleontológico como de cualquier otro tipo, como motor de desarrollo rural. Pienso que es muy importante desde muchos puntos de vista, primero porque tradicionalmente parecía que los científicos iban a cualquier lugar de la geografía, estudiaban lo que les interesaba y después se iban a la ciudad. Esto generaba una especie de malestar hacia disciplinas como la paleontología o la arqueología, porque parecía que se llevaban el patrimonio a las ciudades. Ahora se trabaja allí mismo, en colaboración con estas zonas. El caso paradigmático es el de Dinópolis y Teruel: allí, desde que abrió el parque de dinosaurios y el museo paleontológico, se han duplicado los restaurantes y la oferta hotelera, evidentemente también gracias a otros esfuerzos, pero uno de los hechos determinantes ha sido este.

¿Tenemos en la península más restos paleontológicos de lo que se cree?

El potencial que tiene este territorio es enorme, no solo en cuanto dinosaurios sino de restos paleontológicos en general. Por ejemplo, la provincia de València tiene un potencial increíble para la paleontología de dinosaurios. Pero mientras otros países se desarrollaban científicamente hablando, aquí la Guerra Civil y la posterior dictadura dificultaron mucho el proceso. Pero en los ochenta ya se describió el primer dinosaurio propio en España, en Teruel, y poco después se descubrió el primer dinosaurio valenciano. La comarca de la Serranía, en el interior de la provincia de València, está plagada de fósiles. Lo que falta es tener más apoyo a las instituciones y profesionales que nos dedicamos a esto.

En Argentina, especialmente en la Patagonia, hay muchos restos de dinosaurios. ¿Por qué se acumulan más en unos lugares que en otros?

Los dinosaurios vivían por todo el planeta, así que la conservación de restos tiene más que ver con la historia geológica y factores geológicos. Por ejemplo, es muy fácil que los fósiles de los animales marinos se conserven porque en todos los ambientes con agua tiene lugar la sedimentación. Pero si hablamos de animales adaptados al medio terrestre, o bien quedan enterrados o no queda de ellos ni una muela, de forma que es muy complicado que se conserven restos en el registro fósil. Por lo tanto, los que encontramos son aquellos que estaban cerca de ríos largos, playas o mares, porque quedaron enterrados en esos sedimentos, o porque por condiciones climáticas fueron arrastrados hasta estas zonas. Todos estos condicionantes influyen sobre si perduran o no sus restos.

Dinosaurios, tigres dientes de sable, megalodones… Eran animales gigantes y podríamos pensar que el gigantismo era lo normal en la época de los dinosaurios. ¿Este gigantismo tenía algún sentido evolutivo? ¿O, por el contrario, era más bien un hándicap para su supervivencia y por eso los seres de gran tamaño han disminuido a lo largo de la evolución?

Hacerse gigante comporta unos beneficios, pero también problemas: un dinosaurio muy grande no tenía rivales ni depredadores y estas ventajas hicieron que en algunos linajes se llegara a tamaños colosales, pero los animales más grandes son también los más susceptibles a los cambios climáticos y suelen caer ante estas condiciones ,porque necesitan de más fuentes de energía. Pongamos un ejemplo diferente de los dinosaurios: el megalodón. Este tiburón se hizo muy grande, pero cuando empezaron las glaciaciones desapareció lo cual favoreció que algunos cetáceos empezaran a hacerse también colosales, porque ya no había un depredador tan grande que les diera caza. Hoy en día también tenemos gigantes.

Hace poco un grupo de investigadores descubrió en Morella una nueva especie de dinosaurio, Garumbatitan morellensis. ¿Cuántas especies todavía no conocemos?

El hallazgo de Garumbatitan morellensis es muy importante porque es el resultado final visible, el momento de gloria, de muchos años de trabajo. Muchos equipos estamos trabajando con restos de dinosaurios de edades parecidas y mientras trabajas con tu material, puedes contrastar con todo lo que se ha publicado antes, pero no tienes acceso en los resultados de investigación de los otros equipos que están trabajando en el mismo momento. De forma que, cuando finalmente se publica un artículo como este, es como de repente volcar en el conocimiento científico general toda esta información. Esto reformula lo que sabemos y nos da más herramientas al resto de investigadores, de forma que es una cosa a celebrar en todos los niveles. Que finalmente se haya publicado y se pueda conocer esta especie nueva es muy relevante, ya no solo para el equipo por el reconocimiento de la tarea que han desarrollado en la zona, sino para la misma Morella, porque todo esto es un recurso para el desarrollo regional. El dinosaurio como tal aporta mucha información sobre el Cretácico inferior, puesto que es un saurópodo de cuello largo y en esta época no se conocen tantos ni están muy estudiados.

Teniendo en cuenta que existen muchos museos dedicados a los dinosaurios y los avances científicos en materia de ADN y clonación, ¿existe la posibilidad que en un futuro no muy lejano fuera posible un «Jurassic Park»?

Antiguamente, cuando me hacían esta pregunta, yo contestaba que no era posible. Pero hoy en día, con las sorpresas que nos ha dado el registro fósil, cada vez con más biomoléculas conservadas, junto con los estudios que se están haciendo sobre el desarrollo de las aves y qué genes son los responsables de sus características, y teniendo en cuenta, además, que vivimos en un momento en que hay mucho millonario interesado en desarrollar su propia tecnología, no pongo la mano en el  fuego de que no pueda pasar. Si a cualquier de estos magnates millonarios de la tecnología se le pone entre ceja y ceja que quiere montarse su parque de dinosaurios, se lo monta, aunque sean aberrantes. Serían capaces de hacerlo porque a veces la humanidad no conoce sus propios límites y entonces los intenta cruzar.

¿Le gustaría que pasara?

Soy muy consciente de que nunca recuperaremos estas especies del pasado tal como eran, porque no tenemos su genoma ni podremos obtenerlo completo nunca. Lo único que podríamos hacer sería coger pájaros de hoy en día y modificarlos genéticamente para que sean más primitivos en aspecto, para que desarrollen garras, dientes… pero estaríamos creando un monstruo que a nosotros quizás nos parecería un dinosaurio, pero que en realidad sería una forma de vida aberrante. Incluso en el supuesto de que pudiéramos resucitar una especie desde el pasado, el mundo ha cambiado, ya no tienen el alimento que consumían y ya no podrían aprender los comportamientos de sus semejantes, de forma que a nivel de comportamiento también serían aberrantes. Así que, a mi niño interior le haría mucha ilusión ver un dinosaurio vivo, pero con los pies a tierra, creo que sería una barbaridad muy grande.

En el caso hipotético que no se hubieron extinguido los dinosaurios, ¿hay alguna teoría sobre cómo habrían evolucionado? ¿Es posible que hubieran llegado a desarrollar una inteligencia como la nuestra?

Hay una teoría de los años ochenta que dice que los dinosaurios carnívoros, un grupo muy emparentado con trodóntidos, podrían haber llegado a desarrollar una inteligencia como la nuestra. Pero hoy en día ha cambiado mucho la cosa, sabemos que los dinosaurios sobrevivieron y que son aves que no han tenido ningún interés en parecerse a nosotros. Hay aves tan inteligentes como aquellos dinosaurios, pero no son seres bípedos, cabezones y con manos prensiles como nosotros ni se les espera. No hay ninguna razón por la que ningún animal, aunque desarrollara una gran inteligencia, se pareciera en lo más mínimo a nosotros.

© Mètode 2023
Estudiante de Periodismo de la Universitat de València.