Micoorganismos contra los patógenos postcosecha
Ana Rosa Ballester es ingeniera agrónoma en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos (IATA)

Soy Ana Rosa Ballester, y trabajo en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos (IATA) del CSIC. Soy científica titular e ingeniera agrónoma por la Universitat Politècnica de València (UPV) y doctora por la Universitat de València (UV). Actualmente, trabajo en el departamento de Biotecnología de Alimentos y en el grupo de Fisiología, Patología y Biotecnología postcosecha.
Existe una problemática a escala mundial que pide la reducción del uso de fungicidas contra los patógenos postcosecha. Mi trabajo en el laboratorio está basado en esta cuestión, y para tratar de dar con una solución trabajamos en distintos proyectos.
Es cierto que a estas alturas no hay otro producto que sea tan bueno como los fungicidas, porque son los más efectivos, pero también suponen algunos problemas. Nuestro trabajo es tratar de reducir su utilización, mediante diferentes microorganismos y técnicas de biología molecular o diferentes compuestos naturales. Además, el uso de alternativas a los fungicidas químicos puede ayudar a reducir las pérdidas económicas relacionadas con la podredumbre de los frutas, que obliga a tirarlas al no ser aptas para consumo humano, y con la problemática de las microtoxinas. Creo que hacer un consorcio de diferentes microorganismos que puedan competir frente a la presencia de los hongos patógenos será el futuro.
Lo que hacemos en el área de patología postcosecha es estudiar los hongos filamentosos que infectan a los frutos o que producen microtoxinas y por transformación genética eliminamos genes de la ruta de biosíntesis de las micotoxinas o aquellos que parecen implicados en la virulencia o patogénesis de los hongos y comparamos como se desarrollan durante los procesos de infección. Para esto, utilizamos unas cámaras postcosecha, donde infectamos estos frutos y los comparamos para ver si se reduce la infección al eliminar estos genes por biología molecular en comparación con la cepa parental. Otras cosas que estamos haciendo es encontrar diferentes microorganismos para poder emplearlos como agentes de biocontrol. En el proyecto en el cual estamos trabajando vamos al campo y usamos diferentes naranjas, lavadas con agua, y recogemos los microorganismos que están en la superficie. Los aislamos e identificamos por genética molecular, por secuenciación, y después los ponemos a crecer en medios de cultivo junto con los hongos que queremos ensayar, así podemos ver si hay una reducción del crecimiento.
Colaboramos con una empresa en este proyecto, y si los microorganismos funcionan reduciendo el crecimiento del patógeno, el que basura es producirlos a escala industrial y aplicarlos en el campo durante la postcosecha
Realización de la entrevista: Marta Gutiérrez y Anna Mateu. Edición: Marta Gutiérrez.