La lucha contra la desertificación

Una asignatura pendiente

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Al pensar en el desierto, a la mayoría de nosotros le vienen a la cabeza imágenes de grandes extensiones de arena con gigantes dunas, donde la temperatura se eleva hasta límites inaguantables. Pero ya son muchos los científicos especializados en la materia que quieren revertir esta manera de pensar en los desiertos para poder entender la importancia que la lucha contra la desertificación tiene y, en este sentido, el 17 de junio es una fecha señalada. En este día se celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación, una ocasión perfecta para tomar conciencia del hecho de que no nos tenemos que ir muy lejos para encontrar zonas con características desérticas: si queremos encontrar áreas inhóspitas para la vida, las encontraremos en España mismo. De acuerdo con datos del Programa de Acción Nacional contra la Desertificación, el 15,8% del territorio español tiene un alto riesgo de desertificación y un 2% tiene un riesgo muy alto.

Un problema infravalorado

El problema de la desertificación ha estado largamente infravalorado como problemática de importancia internacional durante muchos años, mientras que otros temas como la pérdida de diversidad o el cambio climático gozaban ya de cierta relevancia. Una muestra de esto se encuentra en el aumento de citaciones en las últimas décadas de estos dos conceptos, en comparación con la continuada ausencia de citas que contenían la palabra «desertificación», según datos de la Web of Science.

«El 15,8% del territorio español tiene un alto riesgo de desertificación y un 2% tiene un riesgo muy alto»

Con el ánimo de estimular la participación tanto de gobiernos como de la ciudadanía en esta lucha, desde 1995 Naciones Unidas el 17 de junio se ha convertido en el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación. Cada año se escoge un país para acoger la celebración internacional, que este año ha tenido como anfitrión a Ecuador. El gobierno ecuatoriano se ha destacado tanto por sus políticas a favor del consumo inteligente y saludable, como por la promoción del uso sostenible de los suelos. Se reconoce así la contribución de Ecuador como activo contribuidor en la posibilidad de alcanzar la Neutralidad en la Degradación de las Tierras, marcado por Naciones Unidas como uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2030.

Invertir en la Tierra

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El Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación de 2018 ha querido poner el énfasis en el papel de los consumidores. Foto: Luis Tosta

«La Tierra es valiosa. Invierte en ella». Con este lema, le celebración de este año tenía como objetivo señalar la relevancia del rol que los ciudadanos, como consumidores, tenemos en esta causa. Aunque no se pretende disminuir la responsabilidad que los gobiernos tienen, entender que todos, con los productos que compramos para comer, beber o vestirnos, podemos afectar positiva o negativamente a la manera en que se gestionan los suelos es muy importante a la hora de motivarnos para el cambio. Preguntado por este tema, el profesor Patricio García-Fayos, investigador del CIDE ( el Centro de Investigaciones sobre la Desertificación de la Universitat de València, el CSIC y la Generalitat Valenciana), considera que aún no somos suficientemente conscientes de la importancia que la lucha contra la degradación de nuestros suelos tiene. «Esta lucha no solo es importante desde una perspectiva ecosistémica y de conservación de la biodiversidad, sino directamente desde una perspectiva económica en la que necesitamos unos suelos fértiles y sanos capaces de sostener sectores tan importantes como la agricultura o la ganadería», explica el investigador.

Las consecuencias de una degradación irreversible de nuestros suelos podrían ser catastróficas. De ahí que la tarea de asegurarnos de que a título individual compramos productos que han sido producidos de manera sostenible, con técnicas que contribuyan al correcto mantenimiento y gestión de nuestros suelos, podría suponer una manera muy efectiva de oponer resistencia a la creciente degradación que se viene observando en los últimos años. En la Comunidad Valenciana en particular, el profesor García-Fayos subraya que una de las prioridades sería reducir la cantidad de agua que utilizamos y, en este sentido, la administración pública tendría mucho que hacer. Mejorar los sistemas de distribución del agua o subir los precios una vez superado cierto nivel de consumo son ejemplos de posibles soluciones que propone el investigador del CIDE. Pero que esto no nos despiste. Ya sea respecto a los bienes de consumo o a la redacción del agua, mucha responsabilidad es nuestra: invirtamos en la Tierra.

© Mètode 2018
Graduada en Biología por la Universitat de València y actualmente cursando el máster en Filosofía Analítica de la Universidad de Barcelona.