Órbitas climáticas

El calentamiento global, a la conquista de la narrativa económica

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canvi-climatic-penedesGreenpeace/ Pedro Armestre i Mario Gómez
La ONG Greenpeace presentó en abril de 2014 el informe «España: hacia un clima extremo. Riesgos de no frenar el cambio climático y la destrucción del Ártico«, acompañado de una galería de montajes fotográficos que recrean los posibles efectos del cambio climático en nuestro hogar. En la imagen, simulación de unas viñas del Penedés afectadas por el aumento de la temperatura y el déficit de agua.

Del riesgo de extinción de los osos polares árticos al reto de conseguir economías bajas en carbono. La pérdida de biodiversidad y las previsiones de alteración de los patrones climáticos centraron las primeras advertencias de que el calentamiento global estaba provocado por emisiones antrópicas de los años noventa. Dos décadas después, los tentáculos del cambio climático se extienden en diversas vertientes, como la salud o la seguridad. Sin embargo, destaca la tentativa de conquistar el discurso económico y, con él, la complicidad política y social para integrar este fenómeno como una prioridad incuestionable.

Las debilidades de la narrativa ambiental se han convertido en resquicios los que distraer y arrinconar la relevancia del cambio climático. Sobre todo, porque los mensajes ambientalistas no son especialmente bienvenidos. Ni por un modelo de base capitalista –al poner en jaque el supuesto bienestar alcanzado en una espiral creciente de consumo de recursos y de demanda energética– ni por una sociedad acomodada, con una ética de liberación de responsabilidades con el cuidado del entorno.

El sensacionalismo y la escasa proximidad de un fenómeno ilustrado, sobre todo, por el derribo de catedrales de hielo en los polos, han marcado el mainstream de la información sobre el calentamiento planetario. Por un lado, estas alarmas ambientales llegaban en un momento de crisis de las vocaciones ecologistas, agravada por el ascenso del individualismo en el mundo desarrollado, cada vez más despreocupado por bienes comunes como la naturaleza. Mientras tanto, la sucesión de informes científicos de las Naciones Unidas –el 2014 se publicaba el cuarto– avanzaba paralela a una profunda transformación del paradigma comunicativo en el ámbito global. La era digital no solo hería de muerte el periodismo tradicional, sino que cambiaba radicalmente las reglas del juego de la difusión de información.

El entorno web 2.0 ha aportado grandes ventajas para la circulación de mensajes ambientales. Pero también inconvenientes. Una transmisión marcada por la rapidez y la inmediatez, y también por la pérdida de los roles de los periodistas como intermediarios y gatekeepers, en un entorno en el que la multiplicación de emisores y receptores pone en peligro la calidad comunicativa, incluso dinamita el modelo de negocio de la prensa tradicional. Las redes sociales, a pesar de sus beneficios, priman los mensajes sencillos, llamativos y fugaces, que chocan frontalmente con la divulgación del relato científico de complejidad, como es el caso del cambio climático, y a través de flashes atractivos favorecen el alarmismo o la difusión viral de contenidos sin consenso científico como los de los negacionistas.

Entre la maraña de cumbres mundiales e informes de la comunidad científica, el cambio climático le abre paso al reto económico en un contexto de innovación tecnológica para describir nuevas vías de crecimiento a fin de superar el ciclo de crisis. De fenómeno apocalíptico a oportunidad de negocio. El informe encargado por el gobierno británico al economista Nicholas Stern ya advertía de las enormes dimensiones del trasfondo económico en 2006. E instaba a invertir el 1% del PIB mundial para mitigación a fin de poder evitar una recesión que podría alcanzar el 20%. Así, se suceden las iniciativas empresariales y de ONG para avanzar hacia sociedades bajas en carbono a la vez que se consolidan proyectos como el proyecto de cooperación Climate-KIC, la iniciativa europea público-privada de innovación más grande, promovida por el Instituto Europeo de Innovación y Tecnología.

Las diversas órbitas climáticas –biodiversidad, seguridad, salud, economía, política y comunicación– deberían confluir porque son complementarias y enriquecen el diálogo para favorecer la implicación y las responsabilidades. El cambio climático se quiere interpretar como herramienta de recuperación económica; la cuestión es que esta perspectiva consiga apoyo político y empresarial suficiente de cara a la cumbre climática de las Naciones Unidas en París, prevista para finales de 2015, cuando se han de renovar los compromisos internacionales para frenar con contundencia y compromiso las emisiones de efecto invernadero en todo el planeta.

Maria Josep Picó. Periodista y divulgadora ambiental. Cátedra de Divulgación Científica de la Universitat de València.
© Mètode 2015.

«Los mensajes ambientalistas no son especialmente bienvenidos. Ni por un modelo de base capitalista ni por una sociedad acomodada»

 

«Las diversas órbitas climáticas –biodiversidad, seguridad, salud, economía, política y comunicación– deberían confluir porque son complementarias y enriquecen el diálogo para favorecer la implicación y las responsabilidades»

 

© Mètode 2015

Periodista especializada en medio ambiente y Premio Nacional de Periodismo Ambiental. Cátedra de Divulgación de la Ciencia de la Universitat de València.