La gloria de un heterodoxo de la investigación científica

Francesc Torrent-Guasp, el médico que revolucionó la cardiología clásica

Francesc Torrent-Guasp

La tecnociencia constituye en estos momentos un complejo sistema de producción y transferencia de conocimientos y artefactos que inciden constantemente en las prácticas sociales, es decir, en la vida cotidiana de los ciudadanos. El químico, el médico, el ingeniero, el economista o, incluso, el artista, son un elemento más dentro de una compleja red donde las dinámicas sociales, el conocimiento, la cultura, la tecnología, las costumbres, fluyen de manera cambiante y transformadora. Científicos, emprendedores, editores, administración pública, demandas sociales, marketing… representan, como nunca antes lo han hecho, un papel fundamental y determinan el objeto de la investigación y la definición del producto final. Nada más lejos de la tradicional imagen del investigador, el científico, el artista o el médico como sabio solitario, el cual, aislado del mundo, dotado de una inteligencia genial, de una intuición desbordante o bien obsesionado por la resolución de un problema, acaba aportando luz generosa y desinteresada a la humanidad. La tecnociencia actual representa una estructura o modelo de organización completamente distinta.

Uno de los esquemas que Torrent Guasp realizaba a mano en su estudio

El médico Francesc Torrent-Guasp estudió por su cuenta la morfología y la fisiología del corazón. En 1973, propuso una descripción de la estructura del corazón como una banda muscular única. Arriba, uno de los esquemas que el médico realizaba a mano en su estudio, que la familia conserva en su casa de Denia. / Foto: Ana Ponce & Ivo Rovira

Analizada desde la lógica de la investigación, a la manera de Karl Popper y Bertrand Russell, o desde la sociología del conocimiento –cuyos cimientos construyeron  Max Wéber, Karl Mannheim y Ludwik Fleck– o desde las dinámicas de cambio y transformación del conocimiento, a la manera de Thomas Kuhn, la tecnociencia, en el mundo global del siglo xxi, está integrada por un entramado de instituciones, laboratorios, empresas, conferencias, congresos, publicaciones, instalaciones, técnicas, vías de financiación e industrias que hacen absolutamente impensable la imagen tradicional del científico genial: la ciencia y la tecnología son una tarea plural y colectiva. Los trabajos de Bruno Latour, Steven Woolgar, Steven Shapin, Dominique Pestre, entre otros analistas de la posmodernidad globalizada, demuestran que la tecnociencia representa hoy en día un poderoso aparato, fruto del trabajo colectivo institucionalizado, que implica una pluralidad de agentes, públicos y privados, que interactúan, se legitiman y potencian mutuamente. Por ello, cuando un heterodoxo o un outsider sale inesperadamente a la palestra, su aparición altera el sistema de relaciones e interacciones que legitiman el saber y sus productos. Su mirada sobre la realidad no se encuentra tan condicionada por las convenciones de los científicos bien integrados en el sistema, los cuales forman una comunidad y comparten un estilo de pensamiento y unas ideas. Ante el investigador independiente las reacciones de rechazo por parte del sistema son tan vivas e intensas como las que se dan en los organismos vivos ante las agresiones externas. No hemos de perder de vista que la sociedad es una realidad integrada, un organismo vivo donde los elementos que la componen reaccionan ante la novedad con el reconocimiento o el rechazo, con la integración o la intolerancia.

Francesc Torrent-Guasp

La banda muscular de Torrent-Guasp o banda miocárdica ventricular rompía con el modelo de funcionamiento tradicional. Su concepción del corazón influyó en el desarrollo de nuevas técnicas de cirugía y causó un gran impacto en los ámbitos científicos internacionales. Arriba, material de trabajo de Torrent-Guasp. Toda su investigación la realizó desde su casa en Denia. / Foto: Ana Ponce & Ivo Rovira

La vocación por la anatomía cardíaca de Torrent-Guasp

Los historiadores de la medicina compartimos la idea de que la anatomía macroscópica del cuerpo humano se fue construyendo a partir de la observación del cadáver desde la Antigüedad, con las aportaciones más relevantes de Herófilo de Calcedonia y Erasístrato de Cos, ambos en la Escuela de Alejandría, y de Galeno de Pérgamo, rematada por los anatomistas del Renacimiento, Günter von Andernach, Laguna, Colombo, Valverde y otros con Andrés Vesalio a la cabeza. Una anatomía radicalmente morfofuncional, donde carecía de sentido la distinción entre forma y función, entre estructura y dinamismo, dos facetas de una misma realidad. Los historiadores compartimos también la idea de que la anatomía vesaliana revolucionó la representación del cuerpo y que en el siglo xviii la anatomía topográfica o quirúrgica aportó una nueva mirada a las formas anatómicas humanas. Al fin y al cabo, hemos partido durante generaciones de un razonamiento nunca cuestionado: la anatomía descriptiva representa un primer nivel de conocimiento científico; la topográfica, una reordenación y la filogenética, la definitiva comprensión del origen y configuración de las formas anatómicas. Pero no debemos olvidar el axioma cartesiano de la duda metódica, que hace de la esencia de la investigación la incredulidad y la sospecha.

Diversos esquemas del corazón, que resumen la tesis de Torrent-Guasp

Diversos esquemas del corazón, que resumen la tesis de Torrent-Guasp. Dibujos originales del cardiólogo de Denia, firmados como «Paco». / Foto: Ana Ponce & Ivo Rovira

Francesc Torrent-Guasp (1931-2005) apareció en la palestra científica cuando ya era un hombre experimentado, que había hecho por su cuenta una labor de investigación sobre la morfología y la fisiología del corazón, siempre desde fuera de las instituciones académicas y de investigación. Nacido en Gandía en 1931, había estudiado medicina en Madrid y Salamanca y desde la época de estudiante de medicina, ya en 1954, descubrió una vocación apasionada por la anatomía, por la comprensión de las formas orgánicas y concretamente por comprender aquel órgano que desde la más remota antigüedad ha sido asociado con la expresión de la vida: el corazón, al que Aristóteles hacía sede del espíritu generativo y Galeno del alma sensitiva. Su obsesión era hacer compatible la anatomía con la lógica del funcionamiento cardíaco, como una bomba que atrae la sangre y la bombea. La metáfora de los pistones de los motores estaba siempre presente en su mente.

Torrent-Guasp cuestionaba la posibilidad de que la sangre pudiera acceder hasta el corazón y penetrar dentro del ventrículo izquierdo como un acto pasivo, sin ser succionada activamente. Obsesionado por la explicación del enigma, hizo en su casa una larga revisión filogenética del corazón de los anfibios, de los simios, de los homínidos, y analizó con detalle la evolución de las fibras circulares del corazón en grupos de vertebrados hasta estudiar la embriogénesis del corazón humano. Después de dos décadas de estudios y disecciones, de experiencias con los animales más diversos para resolver un único problema, en 1973 propuso una descripción de la estructura del corazón como una banda muscular única, que empezaría en la inserción de la arteria pulmonar y acabaría por debajo del punto de salida de la arteria aorta, plegándose sobre si misma en forma de doble hélice. Esta arquitectura le permitió en 1997 argumentar una mecánica cardíaca basada en la contracción progresiva de la banda muscular, coherente con los efectos de succión y expulsión de la sangre, como dos movimientos activos de la musculatura cardíaca.

«El trabajo heterodoxo de Francesc Torrent-guasp ha tenido un papel de revulsivo frente a las doctrinas tradicionales durante tanto tiempo aceptadas por la comunidad de cardiólogos»

La banda muscular de Torrent-Guasp, o banda miocárdica ventricular, replegada sobre si misma en forma helicoidal, aportaba una estructura y una imagen diferente del corazón, donde no había una dualidad de ventrículos, sino un repliegue de la banda muscular, que se estrujaría como un paño a lo largo de toda su extensión a causa de la contracción sucesiva. Su representación morfo-funcional del corazón rompía con la idea tradicional de un movimiento sistólico entendido como contracción activa y una diástole como relajación pasiva, un modelo de funcionamiento que nunca había acabado de convencer a su mirada crítica. ¿Cómo es posible que el movimiento de succión de la sangre por parte del corazón pueda explicarse como un simple movimiento de relajación pasiva? Toda su energía estuvo dedicada durante décadas a demostrar la falacia del modelo tradicional. Su casa de Denia era su único laboratorio de investigación.

Aspecto del estudio del doctor Torrent-Guasp

Aspecto del estudio del doctor Torrent-Guasp, en su casa de Denia, donde ocupaba el piso de arriba. Se pueden ver muchos dibujos y otros objetos curiosos que conformaban un ambiente singular. / Foto: Ana Ponce & Ivo Rovira

Reacciones ambivalentes ante su trabajo

A pesar de su condición de investigador solitario guiado por la resolución de un único problema científico, Torrent-Guasp recibió en 1972 el apoyo de la Fundación Juan March para llevar a cabo sus experiencias y, cuando poco después dio a conocer su hipótesis, la comunidad internacional reaccionó con ambivalencia. Algunos lo criticaron por especulador y por falta de rigor científico, pero otros se plegaron a sus ideas y valoraron su atrevimiento como algo propio de un investigador genial. En 1974 le concedieron en Ginebra el premio Miguel Servet y Daniel Streeter incorporó las ideas de Torrent-Guasp a su Handbook of Physiology (1979). La concepción del corazón que Torrent-Guasp proponía pronto influyó en el desarrollo de nuevas técnicas de cirugía. Probablemente fueron los cirujanos cardíacos los que más valoraron su propuesta y las aplicaciones prácticas que permitía. De hecho, el cirujano Buckberg propuso el epónimo pacopexy o pacopexia en honor a Paco Torrent-Guasp, para denominar una técnica quirúrgica de remodelación ventricular que era una aplicación de la propuesta de Torrent-Guasp de una contracción del anillo mitral durante la sístole, lo que llevó a Donald Ross a diseñar válvulas con anillo. En 1996 la Sociedad Española de Cardiología lo distinguió con la medalla de oro y en el 2001 la revista de la American Association of Thoracic Surgeons (AATS) dedicó a sus trabajos un número monográfico titulado Seminars in Thoracic and Cardiovascular Surgery.

«Algunos lo criticaron por especulador y por falta de rigor científico, pero otros valoraron su atrevimiento como algo propio de un investigador genial»

Aunque nuestro médico difundió sus ideas a través de conferencias y raramente mediante las revistas científicas internacionales, su nueva visión de la estructura y funcionamiento del corazón causó un fuerte impacto en los ámbitos científicos de todo el mundo. También empezó a colaborar con Francesc Carreras en la unidad de imagen cardíaca del Hospital de la Santa Pau en Barcelona. En el 2002 el poderosísimo National Institute of Health norteamericano organizó un seminario internacional multidisciplinar con la participación de una treintena de científicos europeos y norteamericanos para debatir las ideas de Torrent-Guasp. Las aportaciones, bajo la forma de imágenes analógicas y digitales, que proporcionaban las nuevas tecnologías de la imagen aplicadas a la investigación médica consolidaron las ideas del médico valenciano. Poco después empezó a organizar en su casa de Denia unos cursos internacionales de estructura y función cardíacas con colaboraciones y participación de especialistas japoneses y norteamericanos.

Paco Torrent-Guasp murió súbitamente después de pronunciar la conferencia de clausura de la reunión de electrofisiología y arritmias celebrada en Madrid en 2005. Impartió la conferencia sentado en una silla de ruedas, afectado de unos dolores de ciática, pero contento de poder explicar ante los electrofisiólogos cómo el mecanismo de contracción del corazón empieza en el miocardio del tracto de salida del ventrículo derecho y acaba en el ápice ventricular izquierdo, provocando una dinámica de acción que el académico de la Real de Medicina, Pedro Zarco, había denominado pistón cardiológico.

El último reconocimiento

Paco Torrent-Guasp murió súbitamente después de pronunciar la conferencia de clausura de la reunión de electrofisiología y arritmias celebrada en Madrid en 2005. Impartió la conferencia sentado en una silla de ruedas, afectado de unos dolores de ciática, pero contento de poder explicar ante los electrofisiólogos cómo el mecanismo de contracción del corazón empieza en el miocardio del tracto de salida del ventrículo derecho y acaba en el ápice ventricular izquierdo, provocando una dinámica de acción que el académico de la Real de Medicina, Pedro Zarco, había denominado pistón cardiológico.

«Toda su energía estuvo dedicada durante décadas a demostrar la falacia del modelo tradicional»

La dinámica del corazón postulada por Torrent-Guasp incluía tres movimientos de las fibras musculares: un acortamiento longitudinal, un estrechamiento circunferencial y un movimiento de torsión espiral, como cuando se escurre un paño, metáfora ya empleada en el siglo xvii por el anatomista británico Richard Lower. En un trabajo publicado en la revista Circulation Research, Brecher marcaba dos hitos en la demostración del llenado activo del corazón: Erasístrato, anatomista alejandrino, en el siglo iii aC, y Torrent-Guasp. Según la opinión de Juan Cosín, del centro de investigación del Hospital La Fe de Valencia, las ideas de Torrent-Guasp tienen el apoyo de experiencias consistentes; sin embargo, al mismo tiempo, ponen en cuestión aspectos fundamentales de la electrocardiografía en relación con los procesos de polarización, acción y relajación que resultan difíciles de admitir.

El trabajo heterodoxo de Francesc Torrent-Guasp ha tenido un papel de revulsivo frente a las doctrinas tradicionales durante tanto tiempo aceptadas por la comunidad de cardiólogos. Un revulsivo que le acarreó soledad y resistencias, pero también el reconocimiento de la importancia del trabajo tozudo y la imaginación como fuente de la investigación científica.

© Mètode 2011 - 70. Cuando se quema el bosque - Número 70. Verano 2011
Catedrático de Historia de la Ciencia de la Universitat de València.
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